El acusado tiene derecho a mentir en su defensa y el Mayor Trapero está dando un curso en la Audiencia Nacional, Nivel Superior, homologado por la Generalitat.
Pero la sociedad tambien tiene derecho, a su vez, a averiguar la verdad. La verdad que le esconde incluso el Tribunal Supremo y Marchena que hizo el paripé como que reñía a los acusados y sus testigos cuando ya sabía el final.
Que en realidad los golpistas no quisieron proclamar la República que proclamaron. Que todo fue una ensoñación. Estaban emporrados.
El Mayor Trapero, bonito nombre para su desempeño, estaba, nos enteramos ahora, en contra de todo, de las leyes de desconexión y de las de transitoriedad, pero siendo la más alta autoridad, policial se entiende, y habiendo sido advertido una y mil veces por los comisionados del Estado, no hizo nada por evitar lo que pasó. Lo que todos vimos y lo que el Supremo dijo que pasó.
Seguro que ha consultado su estrategia de defensa con Puigdemont, que en realidad es más bien bajito, porque estos ladinos no dan puntada sin hilo y porque estos cobardes niegan como putas ante los jueces lo que no se cansan de proclamar antes y despues ante los medios.
Trapero ya se veia Ministro de defensa o de circulación con los insurrectos pero ahora estudia qué rotonda coger para negar la mayor traicionar el procés en otra ficción acordada más de estos falsarios y así evitar entrar en el talego.
El más alto cargo policial en la Cataluña del golpe, entonces astifino y ahora cobardeando en tablas, no se enteraba de nada y estaba en contra de todo.
O sea, yo no estuve pero me acuerdo. El Mayor Trapero, como todos los separatistas cuando se tienen que enfrentar en el Areópago a las consecuencias de sus desafíos, resultan cobardes y patéticos.
