«¡Españoles, defendamos la Nación y la Constitución de 1978!»

"¡Españoles, defendamos la Nación y la Constitución de 1978!"

Los dos símbolos vivos de la admirable y admirada Transición española: el Rey Juan Carlos y Felipe González Márquez, son objeto de sendas e implacables persecuciones por quienes quieren destruir España y la Constitución de 1978: la de la concordia, el consenso unánime y la libertad en democracia. ¡No lo permitamos!

Fue la España que años antes de la muerte de Francisco Franco Bahamonde, con una clase media fuerte y creciente, optó por perdonar, olvidar y caminar juntos la izquierda, con comunistas y socialistas, y la derecha, con democratacristianos, liberales, monárquicos, regionalistas y socialdemócratas. La que facilitó la Transición, evitó la balcanización y se ancló a la Unión Europea (UE) para no volver a las andadas y asegurar el futuro en democracia y prosperidad. Esa España es la que está siendo atacada en tres de sus pilares: la monarquía parlamentaria, la socialdemocracia y la clase media, cada vez más empobrecida.

El ataque a la monarquía parlamentaria se centra en el Rey Juan Carlos, por el que este periodista siente, por encima de todo, gratitud. Quienes le agreden con saña quieren que olvidemos su protagonismo en la Transición, su renuncia a poderes y privilegios en beneficio de una monarquía parlamentaria plena en donde el Rey reina pero no gobierna; su acción para parar el golpe de Estado de Tejero; su gestión en la crisis mundial del petróleo de 1979, gracias a sus relaciones con las monarquías alauita, saudí, hachemita y de los países del golfo, que nos permitió sortearla sin consecuencias graves; su política exterior abriendo mercados para España en países donde no vendíamos ni un tornillo; su mediación para lograr el AVE del Desierto (La Meca-Medina), el contrato internacional del Siglo (7.100 millones de euros) contra todo pronóstico y frente a la oferta y presión de la grandeur francesa para que optasen por su TGV, que motivo una dura reacción de Francia hacia Arabia Saudita, descomponiendo las relaciones entre ambos países, cuando conocieron la adjudicación a España del proyecto de superestructura (balastro, vía en placa, raíles, catenaria y sistemas de seguridad), material rodante (Talgo) y explotación (Adif-Renfe). Gracias a su histórica figura y a las virtudes de una monarquía al servicio del Estado, S.M. Juan Carlos I consiguió que un consorcio de empresas españolas, privadas y públicas (Talgo, ACS, Copasa, OHL, Abengoa, Indra, Adif, Renfe, Cobra, Inceco, Dimetronic, Consultrans, Imathia y Siemens), hicieran posible el milagro de viajar por el desierto a 350 kilómetros por hora con confort y seguridad.

Además de conocer y enredarse con Corinna Larsen Sauerland, el error de Don Juan Carlos no fue recibir en el año 2008 una donación del Rey Abdalá bin Abdulaziz al-Saud de 100 millones de dólares, como reconocimiento a la fructífera gestión de S.M. Juan Carlos I para que, a petición del monarca saudí, se organizara en Madrid, en el Palacio de El Pardo, en julio de 2008, una Conferencia Mundial para el Diálogo a la que asistieron 250 líderes de los principales credos y filosofías del mundo, sino registrarla en una cuenta en Suiza en lugar de ingresarla en España y tributar por ella. Al Rey Juan Carlos le traicionó el subconsciente, ese que desde niño recuerda con nitidez y pavor la malísima situación económica que tuvieron en el exilio sus padres, D. Juan de Borbón y Doña María de las Mercedes de Borbón, y sus abuelos Victoria Eugenia de Battenberg y Alfonso XIII, cuando fueron expulsados de España con una mano delante y otra detrás y tuvieron que vivir el resto de sus días de las aportaciones económicas que les hacían periódicamente prohombres monárquicos por muchos conocidos. De adolescente Don Juan Carlos constató esa penuria y en su fuero interno se dijo que nunca más esta circunstancia si se volvía producir un hecho como el del 13 de abril de 1931. Don Juan Carlos actuó equivocadamente con esa donación, pero ello no empaña ni su inmensa obra política ni la institución que encarna, tan fundamental y necesaria para España, y que ahora representa con lucidez y ejemplaridad Felipe VI. Quienes le acusan vilmente de haber cobrado una comisión mienten, callan y ocultan que la adjudicación del AVE del Desierto fue en 2011 (¡tres años después!) y que, además, en la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso de los Diputados el general Félix Sanz Roldán, en calidad de director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), declaró sobre las supuestas comisiones del AVE y quedó claro que no hubo ninguna al Rey Juan Carlos.

La embestida contra Felipe González Márquez la encabeza una nueva izquierda que está fagocitando a la de la Transición, que se entrenó con la destrucción del partido comunista de Carrillo, el que aceptó bandera y monarquía en aras de esa reconciliación y que ahora quiere la liquidación de la socialdemocracia con la que gobernó González años fructíferos y enriquecedores para España, metiéndonos en la Unión Europea (UE), devolviéndonos al concierto internacional tras convertir a España en actora de peso -después de anclarla en la OTAN Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo-, el hombre que implantó en el Reino de España el Estado de bienestar moderno, que redujo la jornada laboral de 60 a 40 horas semanales, que extendió la sanidad hasta hacerla universal y gratuita para todos, que creó la educación concertada, que gobernó consecutivamente cuatro Legislaturas, dos de ellas por mayoría absoluta, que propuso y consiguió en un Congreso extraordinario del PSOE (septiembre de 1979) que se eliminasen los postulados marxistas y se aceptara el socialismo democrático como ideología oficial y que aún hoy cuando habla lo hace para todos los españoles. Un Felipe González que echa en falta una gobernanza comprometida con el sentido de Estado, para todos y no de parte, y que, precisamente por ello, es objeto de persecución por unos sucesores que han renunciado a ser integradores de mayorías sociales para acercarse a un modelo frentista, grerracivilista y generador de odios y banderías.

Quienes vivimos profesionalmente la Transición, quienes queremos la reconciliación, el perdón, la concordia, la libertad y el progreso en paz y armonía, quienes formamos parte de esa mayoría de españoles que defiende la unidad de España, la democracia parlamentaria, el Estado de derecho y la Constitución de 1978, debemos ser activos y no pasivos para oponernos con firmeza al cainismo, a los neocomunistas y a los independentistas que quieren derribar los pilares de nuestros sistema democrático y de convivencia. ¡Ni un paso atrás y todos con el Manifiesto “Por un acuerdo de convivencia y relanzamiento económico y social”, suscrito por más de sesenta asociaciones de todo ámbito político y geográfico!

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Jorge del Corral

Hijo, hermano y padre de periodistas, estudió periodismo en la Escuela Oficial de Madrid. Ha trabajado en cabeceras destacadas como ABC y Ya. Fue uno de los fundadores de Antena 3 TV. Miembro fundador de la Asociación de Periodistas Europeos (APE) y del Grupo Crónica, creador de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión (ATV) y fundador de la Unión de Televisiones Comerciales (UTECA). Un histórico de la agencia EFE, donde fue subdirector y corresponsal en Roma.

Lo más leído