OPINIÓN

Francisco Iglesias Carreño: «Ruido y Nación»

Francisco Iglesias Carreño: "Ruido y Nación"

Estamos tan imbuidos, en circulantes que deambulan a nuestro alrededor, de ciertos clichés y estereotipos, que apenas los damos por sentados y por ello existentes, desde una observancia no implicativa, pero aún más casi pareciera que podemos sobrepasarlos, menos aún, ¡no hay tiempo!, incluso contrastarlos y hasta imposible, ¡ e inverosímilmente!, en apoyatura de varias motivaciones, ora tanto por fallidos y ora tanto por obsoletos, suavemente aparcarlos. Nos quedan ahí, en su cuasi eternización.

Ahora acontece que tenemos, desde la actualidad convivencial más mediata que, de la circunstancialidad del momento podríamos asignar, en cierta generalización, como hasta pro-científica y/o incluso para-tecnológica -.- a ciertos niveles de uso cotidiano y en términos de normalidad, casi todos manejamos el teléfono móvil, mandamos mensajes por WhatsApp, Instagram,Twitter, usamos internet,…, recuérdese el `efecto dinámico´ que marcó, en su momento, la paloma mensajera, frente al esforzado ejemplo del corredor de la maratón, no digamos la máquina de Gutenberg o el muy posterior bit -.-, se viene hablando, por lo que oteamos y colegimos, un tanto, y más que vagamente, sobre: el ruido.

Se atribuye al aristócrata inglés Dr. Russell Stanley (D. Bertrand), lo siguiente: «En todas las actividades es saludable, de vez en cuando, poner un signo de interrogación sobre aquellas cosas que por mucho tiempo se han dado por seguras». Desde tal base iniciática, es claro que tal propuesta suena, por todos los lados, a debate, algo tan propio para quien fue miembro del club de libre opinión de «Los Apóstoles» y posterior co-firmante (en la comunicación difundida a la prensa en Caxton Hall, Londres, 9 de julio de 1955) del Manifiesto por el Desarme Nuclear ( signada conjuntamente por: Max Born, Percy W. Bridgman, Albert Einstein, Leopold Infeld, Jean Frédéric Joliot-Curie, Hermann Joseph Muller, Linus Pauling, Cecil Frank Powell, Józef Rotblat, Beltrán Russell y Hideki Yukawa).

El ruido parece, es una suposición, en principio teorética, que va ligado a la ponderación/calibrado/valoración estocástica que se puede asignar a la determinista completitud alcanzable de una posible, cierta y/o imaginaria, predicción analítica estimativa que es objeto de la actividad/acción/encomienda, y/o pudiera ser elaboración de item´s, objetivada por diferentes emprendedores hacía varios observables y/o de los mismos emprendedores en otra temporalidad, que han partido, y en principio, desde una misma posicionante umbralidad referencial, pero que, y en el manejo resultante, presentan disparidad criterial, en diferentes gradaciones, en sus respectivas conclusiones.

El ruido puede dar, en lo que columbramos, unas distinciones y/o variaciones, que pudieran ser interesantes, ¡ incluso muy interesantes!, ya que se hace, en lo que queremos asumir como ya más que posible y entrar en concreciones, sensible al cotejo y a la medición y por ende, a la valoración y evaluación subsiguiente, por las articulaciones que se formalicen, de aquellos procesos/situaciones/ propuestas en donde se ha incidido, que sean incentivos determinativos al momento y ocasión de las estimaciones en la deshomologación sobre los observables.

La situación que parece, es otra suposición, venir con el ruido (y en su consideración), es la de sujetar, soslayando la amplia dificultad de no acotarlo, su manejo a solo temáticas más o menos clásicas y/o intendentes, y dejar con ello, desde nuestra estimación, en el aire y en supuesto sin atender, hasta otros momentos más lisonjeros, la ampliación a otros varios campos de la imaginaria actividad y/o actuación singular y grupal.

En diversas lecturas, podemos asentar la expresión España Nación a lo que podría ser tildado del incipiente inicio de la Edad Contemporánea, cuasi uncidas a los acontecimientos que tienen lugar en la acotación temporal entre el quinto mes del año 1808 y el cuarto mes del año 1814, estribadas en variadas situaciones, en un parecer, con soslayos de emergentes encuadramiento/ propietarismo/exclusivismo, siempre ligadas al arranque en la península Ibérica de un incipiente posicionamiento que caminaba entre lo profesional y/o lo ideológico y muy ligadas, es un parecer, a lo que se pudiera considerar como una cierta posible alienación y/o escudriñable bosquejo de posiciones de dirigismo y/o posibilista gobernanza de la centralidad.

La conceptualización de la `España Nación´ y/o del `nacionalismo español´, y en asumiendo preventivamente que lo uno pudiera tratarse de que fuera, cuasi impositivamente, aplicativamente biyectivo con lo otro, tal vez debiera sopesarse más ampliamente, para diversificarla tanto desde la estimación obligada de `la centralidad´, más o menos imperativa y hasta persistentemente dirigente (tal vez pudiera estar en la esfera intencional de la cosmogonía de la Escuela Universalista Hispánica -.- de un cierto renacimiento asido al indagador conocimiento proyectivo -.-), como en ausencia de la misma, que adujera, y en nuestro parecer, aumentar las significaciones de las raíces primigenias, y hasta posiblemente profundas, de tales adscripciones.

Los hechos neovisigóticos también nos arrullan la previa situación de la `Hispania Nación´ y /o `nacionalismo hispánico´ de aquellos momentos, donde ya, y entre otros asuntos y cosas, el `sentido de la propiedad´ podía ser, y en siguiendo el previo criterio romano, tanto singular como grupal y, por ende, constituirse como aditamento significante de los individuos en su añadido descriptivo de su impronta social y caracterización grupal.

Si lo anterior presuntamente fuera así, que posibilisticamente pudiera acontecer tal albur, estaríamos en un margen amplio que caminaría desde la `Hispania Nación´ hasta la `España Nación´ y por ello, ¡y a la vez!, desde el `nacionalismo hispánico´ al `nacionalismo español´, navegando en la temporalidad de casi doce siglos.

Tal causa precedente podría obligar a reconsideraciones sobre:

1°) las realidades políticas
2°) las interacciones sociales
3°) las circunstancias económicas
4°) las implicaciones religiosas
5°) los efectos bélicos
6°) los sistemas comunicacionales.
7°) los hechos antropológicos

Los cuales pudieran haber tenido ocasión , ¡y hasta efecto real y tangible!, en tal y tan concreto dilatado y más que amplio periodo del proceso histórico que estimamos como más afín.

Posiblemente pudiera haber acontecido que, y por encima del rumor que sobre `la Hispania invadida´ (del año 711, tras las batallas de Guadalete, Sorihuela, … y otras escenas entre ciertas, plausibles e imaginarias) y su escénico troceamiento -.- asemejado por algunos a preludios balkanizantes -.-, los siete puntos previos considerados hubieran tenido convivencialidad y , por ello, activa presencia dentro del general `magma hispánico´ regado por las peregrinantes latinidades intercomunicativas.

Es obvio que, en nuestra particular interpretación, el posibilismo de los siete puntos conformaría un `producto histórico´ semoviente que, y en principio, no tendría que estar, necesaria y obligadamente, uncido a una establecida centralidad y/o a una patrimonialización exclusivista (de saga, grupo o status y hasta añadida ubicación) y lo hiciera aun en la presunta o cierta presencia existente de la misma.

La propia invasión agarena de Hispania, en lo que es su especificidad, da lugar y provoca, en actitud de respuesta sobre la misma, a que esta se articule pluralmente y lo haga con alternativas significaciones diferenciadas [son varias las referencias territoriales organizadas que luchan contra la ocupación mahometana y la involución agarena] que cobijaban un ilusionante colectivo convergente, pero que ya, en sí mismas, postulaban un marchamo de referenciabilidad integral (territorial, social y antropológica) que, sin diluirse en modo alguno, transita hacia el comienzo de la Edad Contemporánea, conformándose un `básico corpus´ mayestático actuante de:

(1°) Intencionalidad social
(2°) Operatividad procedimental
(3°) Significación instrumental

Si a mayores de lo indicado persisten, durante toda la Edad Media, las presumibles trayectorias unitaristas, tales como:

1°) unidad territorial (Hispania total y completa)
2°) unidad administrativa (Pro seguimiento toledano)
3°) unidad política (neovisigoticismo godo)
4°) unidad religiosa (el Patriarcado de Toledo)
5°) unidad comunicativa (latín romanceado).
6°) unidad jerarquizada (Imperio Leonés).
7°) unidad identitaria (convergencia hispánica)

Si estamos, desde nuestra consideración, en la `Nación Hispánica´, lo cual situaría su existencia, así como su utilidad instrumental, se tuviera o no una más que asumible posición sobre el `Estado Hispánico´, aunque lo podamos asemejar, al `Estado Medieval de la Corona Leonesa´, parece más que seguido ( y en saltándose la cota de 1143 y el Tratado de Zamora, así como `la unión ibérica´ de Felipe II y otras consideraciones), que nos podemos plantar, no profundizando aún en la Edad Moderna, en los comienzos de una Edad Contemporánea que ya sabe, y con antelación , de la existente presencia de la `Nación [Hispánica]´ y que además, en nuestra presunción, y tras las Leyes de Toro (de 1505), tiene una más que cierta idea de lo que implica el `Estado´ [que pudiera ya ir transitando, en aquellos siglos modernos, de `Hispánico´ hacía `Español´].

A veces, tal vez por aquello de las propagandas y/o oscurantismos, se nos pasa lo de `la invasión francesa´ del año 1521 (serán pocos los libros escolares que la citan y menos aún la aventurada complicidad comunera en la misma, que parece que le constaba a Carlos I de León y a sus seguidores) y el cómo todos los hispánicos/españoles debemos tanto, y que presumible es en alto grado, a la castellanavieja ciudad de Logroño (ante su negación a entregar la ciudad a los invasores -.- no arredrándose ante lo que pudieran haber sido `postuladas directivas´ de la Santa Junta Comunera -.-), item sobre las tropas vizcaínas, guipuzcoanas, leonesas, castellanoviejas aragonesas, castellanonuevas,…, que batallaron en Noáin ( y en el respeto de otras interpretaciones). En pleno Siglo XVI, con una situación interior altamente difícil y muy comprometida, hubo una posible `respuesta conjunta´ de `identificación análoga ́ (entre homogénea y común), de origen plural, ante una invasión extranjera. Todo ello amalgamado, y sujeto con pinzas, en la llamada Guerra Italiana de 1521 a 1526.

Lo mismo, es un parecer, también los periodos medieval y moderno tienen cosas/hechos/situaciones que aportar al concepto de `Nación´ y/o del `nacionalismo´, asi como a la subsiguiente conformación del `Estado´ (más o menos en operatividad y completitud conformada, aunque todo, tal vez, se podría caminar).

El comienzo de la Edad Contemporánea, que se hace ligado, tras el 5-5-1789, a la Revolución Francesa , que se pudiera atribuir, en un cultivo del basculamiento de `los centros de opinión´ hacia París en lugar de Versalles -.- conformándose un marco director intelectual -.- fuera de control de los organismo de la Corona Francesa, con el afloramiento de las `cooperantes ideas participativas´, ampliamente difundidas: igualdad, libertad y fraternidad (sostenidas en el ejemplo de Estados Unidos), en un ambiente de: desigualdad social (desempleo), desigualdad económica (carestía alimentaria), crecimiento de la población, impago de la deuda pública, sistema fiscal regresivo, enrocamiento de la clase dirigente, malas cosechas,…, es obvio que donde primero se posicionó fue en la propia Francia, viviendo toda la secuela revolucionaria, ¡y muy sangrienta!, que afectó de lleno a todos sus habitantes. Tal situación ha sido ampliamente descrita por varios prestigiosos y afamados autores y/o investigadores históricos, a la vez que por multitud de eruditos.

Una situación que se produce durante la Revolución Francesa y que no hemos situado como generalmente explicitada, en lo que asimilamos sea considerada en su drástica dimensión y hasta en su completitud escénica -.- en lo que, en sí misma, supuso la `plasmación sectaria´ de la eliminación física de los oponentes ciertos y/o presuntos (familiares y allegados incluidos; se citan 40.000) -.-, son las consecuencias del impactante `clima ambiental de terror provocado´, en aquel entonces, entre toda la población francesa.

Estamos viendo ahora, en estos momentos, lo que está sucediendo en: Afganistán, Siria, Venezuela, Nicaragua, Sudán, Centroafrica, etc. en sus respectivas poblaciones ante las tensiones que genera el guerracivilismo y/o el decaimiento de los Estados de Derecho. Ante la palpable y evidente situación de inseguridad, sus ciudadanos, arrostrando las mil y una penalidades, huyen en desbandada por todos los resquicios que le presentan una mínima u ocasional oportunidad de supervivencia. Tal hecho lo vemos como algo lógico, natural y, sobre todo, humano. Igual pasó, aunque no se cuente mucho, durante la Revolución Francesa, que muchos ciudadanos franceses huyeron de Francia (parecen constatados cerca de 140.000 exiliados, que abandonan Francia entre los años 1789 y 1800).

En territorio peninsular iberico, en concreto los reinos hispánicos (que están documentados: 11 reinos y 2 principados, que previamente bascularon, entre 1500 y 1623, en las representaciones de Cortes de las ciudades signadas), acogieron, entre otras metas de salvaguarda y abrigo, a tal avalancha de refugiados franceses que se esparcieron por `todas las diócesis hispánicas´ (¿acaso ya un tanto españolas?).

Con tal y tan amplia distribución de los refugiados franceses {en plena escenificación, con la RC 20-7-1791, del `pánico de Floridablanca´ (con intento de asesinato el 18-6-1790)}, estos hicieron de directos obligados informantes a los `ciudadanos hispánicos´ (¿acaso ya un tanto `ciudadanos españoles´?), de lo que era la Revolución Francesa y cómo incidía, con sus dramáticos efectos sobre las personas, en el desarrollo de la vida cotidiana. Tal situación convivia con la de aquellos otros, generalmente de más alta instrucción educativa, que miraban lo que acontecía en Francia como un ejemplo a imitar.

Hemos leído que, en el año 1792, en Guipúzcoa se contaba con 626 extranjeros avecindados, de los cuales 602 era franceses y 150 transeúntes, de los cuales 148 eran franceses, aunque 102 permanecían en calidad de refugiados {descrito por Aragón Ruano (D. Álvaro)}. En Barcelona tenemos (el 28-2-1789) los «Rembois del pa», con (¡más que!) ciertos visos de amplio enfrentamiento público. Vizcaya se halla en las cercanías de «la Zamacolada» (de 1804) -.- con las restricciones forales -.- después de aquel proyecto de puerto de Mundaka (de 1792),… Todas parecen «matxinadas», que seguramente sí que lo son, pero pudiera suceder que también fueran, sin pérdida de su primera opción, otra u otras cosas.

De hecho, tales «matxinadas», esbozan un discursivo mapa/dibujo/escenario tal que: (1ª) ocurren pluralmente, (2ª) están asociadas a la territorialización circundante, (3ª) reflejan una concienciación cuasi plural,(4ª) salpican el territorio hispánico, (5ª) aducen interpretaciones no centralistas, (6ª) instan al protagonismo ciudadano directo, (7ª) desdicen los cauces del antiguo régimen.

De la convulsa situación política francesa y hasta europea, tendríamos que ubicarnos en el `territorio hispánico ́ , en lo referente a lo que pudiera asemejarse, ¡en los aún nomenclaturados reinos hispánicos!, al concepto de `Nación´ { con todo lo que llega desde Francia y en su doble versión: tanto en contra como favor} y al (¿aún hispánico?) concepto de `nacionalismo´ {también con todo lo que llega de Francia, e igualmente en sus doble versión: tanto a favor como en contra, y en el adherente añadido del comportamiento dual de los miembros de la `Iglesia Católica Hispánica ́(¿?), aún primada en Toledo}, tras el final del reinado de Carlos III, que seguía ubicado en la `centralidad dirigente ́ desarrollada a ultranza por su progenitor Felipe V, se pasa al más que caótico dirigismo de Carlos IV(& MªLuisa de Parma), ausente de nervio y flaco de gestión, en las que asemejan sucesivas salidas de pista, en la gobernanza, de su designado valido Godoy y Álvarez de Faria (D. Manuel)-.- instador ya de `la ilustración -.-, que se atribuyen por casi todos los investigadores de la época tanto a su bisoñez como a su, parece ser, ostensible inexperiencia política.

Del pasteleamiento godoysiano, y la aquiescencia al mismo de Casa Real, con la revolución francesa y el pronunciamiento napoleónico, se derivó aquello del «acuerdo del paso rapido» {Tratado de Fontainebleau de 27-10-1807, signado por Godoy y Álvarez de Faria (D. Manuel), asistido por Izquierdo de Rivera y Lazaún (D. Eugenio), y por De Michel du Roc de Brion (Duroc) (D. Gerard Hubett Cristophe), así como de la suspicacia de la posible existencia de un “Tratado Oculto” del que se presumían más favores para `el valido´}, de atravesar la península de los ejércitos franceses, en un amago más que envolvente de invasión implícita, asentando 65.000 hombres en los reinos hispánicos, que originó, sabido es, ya reacciones populares descentralizadas.

El dispar variante geográfico de tales reacciones populares descentralizadas, ¡ya en 1807!, ante la orquestada entrega -.- rubricada por la irresponsabilidad dirigente centralizada -.-, del previo territorio hispánico que comenzó el día 18-10-1807, da información de una vivencial asunción por sus habitantes de unos mínimos condicionantes de interiorización, y supuesta asumida responsabilidad, en lo que atendemos como los vocablos de “Nación Española” y/o “nacionalismos español”.

Algunos nombres, como el de Peñaparda (en la provincia leonesa de Salamanca) con los hechos del año 1807, nos han llegado, pero es tal vez posible que existan más poblaciones, que no han tenido aún la oportunidad de salir hacia el conocimiento amplio al que han llegado otras ubicaciones. Tenemos igualmente los hechos acontecidos en Sargadelos, entre 1795 y 1798, con cuatro motines, que parecen que están ligados, de manera tangible que está más que demostrada, al uso del derecho comunal de los montes, pero que en el fondo subyacía el parón de fábrica de municiones del ejército que es intentado por los amotinados (entre 4.000 a 6.000), que parece habían sido aleccionados por las élites (civiles y religiosas) del lugar {se debe tener en cuenta la relación amistosa entre Raimundo Ibañez (D. Antonio) y Godoy y Álvarez de Faria (D. Manuel)}. Está el pronunciamiento de León el 24-4-1808 y pudiera ser que abunden más, que nos hablan de escenificaciones foráneas a la centralidad madrileña y que están insertadas en el segmento temporal entre el 5-5-1788 {el inicio de la Revolución francesa} y el 1-5-1808 {vísperas del `manifiesto mostoliano´ del reformista ilustrado asturiano, del concejo de Navia, Pérez de Villamil y Paredes (D. Juan Gregorio Felipe Ramón)}.

En tal sentido, de la búsqueda de casos/hechos/acontecimientos diversificados territorialmente, son muy importantes los Centros de Estudios Locales por sus continuas aportaciones sobre acontecimientos que podríamos situar en la regionalidad más cercana de los entornos convivenciales de proximidad.

Tales descentralizados acontecimientos nos´pudieran tal vez dar una visión más amplia y panorámica de la que, hasta ahora, se propaga desde la gobernanza en la `interpretación centralizada´, con una visión más que cortesana, no sólo del levantamiento contra la invasión francesa, sino de un concepto de la `España Nación´ ligado, en exclusividad, a la `unicidad amadrileñada´, y de un concepto de `nacionalismo español´ asido, ¡más que imperativamente!, al dirigismo político gobernante que, en la urbe Madrid, instalaba su bastión y/o feudo.

Pudiera ser que, y sería otra cuestión más diferente, que fuera de los enfoques posteriores, de los preludios y hechos, acontecidos en la Isla de León, tanto de las postulaciones torenistas como de otras, así como, y transcurriendo el tiempo, ubicando aquello del discurso canovista del 6-11-1882, ya hubiéramos tenido antes el `nacionalismo español´ y/o incluso la `España Nación´.

Podría ser cuestión de analizar el ruido.

 

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