Andalucía decide el domingo entre Moreno Bonilla y Macarena Olona, o cuanto quieren que protesten los demás.
Al terminar el debate, los políticos volvieron ayer a hacer la pelota a las televisiones, que son las que gobiernan, con la ayuda de Tezanos, politólogos y demoscópicos que tratan de dirigirnos.
El Sr. Espadas, por empezar, es tan delegado de Sanchez que tiene a su mujer también enchufada. Otra declaración de amor, como aquella de la que habla entre Vox y el Pp. Pero cuando uno es pan de circo, carne de mitin y más que de pescado, de mariscada, es dificil ya creerse nada. Y menos cuando ya están «cocidos» y pretendes freirles a impuestos para pagarlas.
Los de ciudadanos, entre los que destaca Ines Arrimadas que no está, piden el voto «útil» lastrados, no por haber girado en función del interés general, sino más bien en el propio. Y con corbata mandada, Marín hace una cita boomerang: ¿Te acuerdas de lo que hiciste el último verano?
Teresa Rodriguez, cambia el look, quita los tirantes por la chaqueta con Lorca en camiseta. Y dice eso que dicen ellos, de la regeneración y la gobernanza, para seguir haciendo enmiendas en el parlamento mientras se hacen la piscina. Por último dice que «sobra el turismo» y ya despues de eso, por muchos matices que se le pongan, aunque uno le ponga empeño, es dificil escuchar más.
Luego Nieto, versión menos arrabalera de la disgregación de la formación que precede a la disolución del invento. Invento del que se han ido yendo Errejón, la Teresa, la Yoli y el ex de la Irene soplando desde una esquina, donde quedan ella y una amiga escondidas en dos ministerios Para todos ellos la mentira es un arma revolucionaria así que poco puede uno fiarse de lo que dicen mientras repitien lo del andalucismo. Sí, y qué pasa!.
Pues pasa que la autonomía es un principio según el cual el poder tiene que estar cerca de aquellos sobre quienes se ejerce. Hasta ahí todos de acuerdo. Y que otra cosa bien distinta es el continuo desbordamiento del titulo VIII de la Constitución, de nuestra Organización territorial, en una multiplicación sin fin de sus chantajes, de sus demanes y sus excesos.
¿Andalucismo, galleguismo, catalanismo? En qué consisten esos «ismos» si querer y proteger a la propia tierra se convierte en mera exclusión para hacerse un chalet o una importante hacienda?
Las ultraizquierdistas se envuelven en las banderas para conservar el cortijo de las nuevas señoritas, que miran por encima de las causas que han abrazado para vivir a costa de los demás con servicios públicos que cada vez aumentan más.
Pero lo de que viene la ultraderecha ya no funciona. Una cosa es gobernar y otra darle a la lengua. Ahora Moreno Bonilla y Macarena Olona tendrán que «acordarse» y sin duda, además, «aggiornarse». Y los andaluces decidir si, a la espera del trasvase, deciden caminar hacia adelante o progresar hacia detrás.
Víctor Entrialgo
