FEIJÓO Y AYUSO CUMPLIRÁN CON EL PROGRAMA DE LAS ÉLITES GLOBALISTAS PARA ESPAÑA

Si la hoja de ruta de Feijóo y Ayuso es la Agenda 2030, ¿dónde está la diferencia con Sánchez?

Si la hoja de ruta de Feijóo y Ayuso es la Agenda 2030, ¿dónde está la diferencia con Sánchez?

Hay que ser muy ciegos o estar muy deformados para no reconocer el perjuicio irreparable causado en los últimos años a esta nación poderosa, que arrastra los tópicos de una injusta leyenda negra, creada por los enemigos externos y fomentada por compatriotas traidores arropados en una casta intelectual con más vicios que virtudes y políticos avergonzados de nuestra historia y raíces. No voy a negar, por tanto, mi alegría por el batacazo del sanchismo y el hundimiento de los podemitas. Los nuevos Tercios de Flandes españoles, sustanciados en una sociedad civil harta de saqueos estatales, ruina de empresas, autónomos, agricultores y ganaderos, despilfarro, trampas, mentiras, despotismo, decretos a medida, leyes distópicas, pactos con terroristas, corrupción al por mayor, abuso de menores tutelados, políticos de puticlub, y podríamos seguir, ha dicho basta. Aun así, la esperanza de que algo cambie es más bien raquítica, y he de decir que siento nostalgia de mi pasado inocente, cuando creía, como tanta gente bienintencionada, que el destino estaba condicionado por nuestro voto en las urnas. Y, en cierta manera, así era en lo cotidiano, en lo más cercano, si bien los grandes temas siempre se decidieron desde otros centros de poder ajenos a nuestros intereses. Hoy, la pérdida de soberanía condiciona más que nunca nuestro futuro en cualquier ámbito de la existencia, y este se escribe desde escritorios lejanos, para ser ejecutados por los políticos del momento, auténticas marionetas de los directores de este fenomenal teatro. Las elecciones no son sino una mera puesta en escena, un divertimento más del juego de la democracia. Eso sí, no son inocentes. Obedecen por pura ambición, aun a sabiendas de que tendrán que ejercer la tiranía contra sus pueblos.

Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso, son las dos glorias nacionales de la derecha y esperanza de muchos ingenuos desconocedores de las directrices del Foro de Davos, de Bilderberg, del Club de Roma, todo ello condensado y articulado en la Agenda 2030, auténtico tutorial para el descalabro de la humanidad.

De momento no los hemos visto aparecer fotografiados con el maléfico presidente del Foro de Davos, Klaus Schwab, una de las cabezas visibles de un presente convulso y un incierto futuro, como sí lo hizo en su día el extinto Pablo Casado, que de poco le sirvió. Aunque aún no se hablaba abiertamente de las élites globalistas ni de la Agenda 2030 y sus aviesos apuntes, la instantánea fue muy criticada y decepcionó a quienes aún creían que el Partido Popular era depositario de los valores del humanismo cristiano, como establecen sus estatutos, que tanto rechinan a los peperos progres, cada vez más abundantes.

Díaz Ayuso y Núñez Feijóo no solo no reniegan de los siniestros objetivos de la coloreada Agenda 2030 –cuyo pin lucen los caballeros en sus solapas, incluido el rey Felipe VI—, sino que han mostrado con sus dichos y hechos su total rendición y obediencia a las élites globalistas manipuladoras y dominantes. ¡Por sus frutos los conoceréis! Y los frutos, a pesar de su apariencia, tienen el gusano dentro.

Si a Sánchez lo hemos visto actuar en todo este tiempo de manera extrema y distópica, durante la pandemia fue el número uno de la irregularidad y el despotismo, con sus decretos, su parte de guerra, confinamientos ilegales, censura, desinformación de Estado y demás “iniciativas” impuestas, que tuvieron como consecuencia una pérdida absoluta de libertades, Feijóo seguirá en la misma línea y no se arrugará a la hora de aplicar mano dura contra los ciudadanos. Ya lo hizo en Galicia, donde reformó algunas leyes, entre ellas, la de salud pública –la famosa ley Auschwitz que se hizo viral en las redes— para cuando la OMS –portavoz de los amos del mundo— decida declarar otra falsa pandemia, con el fin de dar la siguiente vuelta de tuerca, y así hasta el ahogo y la consiguiente rendición total. Por cierto, la OMS ya conectó el altavoz y anuncia una pandemia mucho más virulenta, de lo que ya se han hecho eco algunos de sus tentáculos. Esto nos ayuda a entender que, en estos momentos de acoso globalista, el sistema necesite líderes sin empatía, dispuestos a todo.

Y de Ayuso se puede decir lo mismo, aunque nos inclinamos a pensar que es por desconocimiento total del mundo de las élites y sus cloacas, aunque hay que achacarle la ausencia de debate público durante la pandemia y el desprecio por toda opinión que se saliese de los raíles del pensamiento único oficialista. No sé si, a estas alturas, se habrá enterado de que la OMS ordenó protocolos inadecuados –a sabiendas—con el fin de, por un lado, sedar a los ancianos legalmente, y por otro, “vestir” la pandemia con los muertos, el relato, el miedo y las lágrimas de las familias. Reconozco que esto cuesta trabajo decirlo, pero así fue, y así lo cuento. Esperamos que algún día sean juzgados todos los culpables.

En plena pandemia, publiqué un artículo muy crítico sobre Díaz Ayuso y su nueva normativa de la Comunidad de Madrid, del que extracto estas palabras:

“Algunas de las normas no solo causan escalofríos, sino vergüenza, hablando de Madrid, un lugar de alegría, libertad y derechos. […] Dentro del nuevo panfleto dictatorial, lo que realmente debe quitarnos el sueño no es el virus, sino la ignorancia o el mal hacer. El grado de monitorización al que se pretende someter a los madrileños es demencial. Tomo de la web de la Comunidad uno de los epígrafes titulado ‘Proyecto experimental de cartilla covid-19’. De entrada, sin leer más, nos ponemos en guardia y con motivo. Según Ayuso, están trabajando en un proyecto piloto para activar una especie de cartilla covid-19 –oigan bien—, similar a la de vacunación internacional e incorporada a la tarjeta virtual, con el fin de que queden reflejadas las pruebas PCR o si la persona ha generado anticuerpos para limitar los movimientos de los infectados, […] a sabiendas de que ningún organismo internacional lo apoya, ni está justificado científica ni sanitariamente. Falta que incluya el número de veces que respiramos por minuto y qué tipo de pensamientos nos asaltan. ¡Cómo nos vamos acercando a la profecía! Las medidas de la presidenta madrileña no pueden ser más sorosianas y orwellianas. […] Pero, además, Ayuso anunció la reapertura de dos pabellones de Ifema “hasta que esté listo el hospital dedicado exclusivamente a epidemias”. Por lo visto, de ahora en adelante estaremos obligados a pensar, no en vivir, sino en morir. No es de extrañar que muchas personas mayores digan que para vivir así, prefieren morir. Dice Ayuso que “el objetivo es empezar a derivar a pacientes con coronavirus a estos dos pabellones”, y esto me espanta. ¿Debemos entender que van a confinar ahí a los asintomáticos que dan positivo? ¿Estamos hablando de una especie de campo de concentración? Perdonen, pero esto no es previsión, sino amenaza, tortura continua al ciudadano. Entre la gravedad de estas nuevas normas hay que citar el apartado “Campaña para jóvenes y refuerzo vacunación gripe”. Poco hay que explicar. Como está habiendo contagios entre los jóvenes –que siempre los hubo—, quieren vacunarlos contra la gripe y harán rastreos en institutos para hacer pruebas PCR masivas. De esas cuyo resultado no es fiable. A ver si se enteran de una vez, a ver si a fuerza de repetir… Pero también hay premio para los adultos mayores de sesenta, doble premio, pues además de la vacuna de la gripe estacional de todos los años, que no sirve para nada salvo para dar positivo en las PCR –así como suena—, se reforzará con la del neumococo. En lugar de una, dos”.

Nuestra intención no es desesperanzar a los ciudadanos, sino despertarlos de su letargo. Necesitamos políticos sabios, honestos  y capaces. Pero estos salen de la sociedad y no dejan de ser un espejo de lo que somos. Los políticos corrompen jueces, médicos y periodistas porque hay jueces, médicos y periodistas dispuestos a venderse, y así hasta el último eslabón de la sociedad.

Despertar no solo radica en saber que existen unos suprapoderes que nos engañan para hacernos esclavos, y luchar contra ellos. Es imprescindible pero no suficiente. Hoy más que nunca, en este caos de fin de ciclo, de reinicio del mundo hacia una era inestable y desconocida necesitamos políticos de ética intachable y de amplias perspectivas, capaces de “ver” y afrontar el ataque al que está siendo sometida la sociedad. Esto solo se puede combatir restableciendo el registro espiritual, congelado en las cámaras del laicismo radical. En contra de lo aparente en la superficie, los problemas cruciales en estos momentos no son las eléctricas, la vivienda, el paro, ni siquiera la deuda, sino la crisis moral de la sociedad, de la que los políticos son una excrecencia, una especie de cáncer en un cuerpo enfermo. Para que el mundo cambie, cada ser humano debe cambiar. El verdadero despertar consiste en erradicar de nosotros la mezquindad, la envidia, la intolerancia y la falta de amor: todo eso que nos impide ser buenas personas de verdad. Si fuéramos capaces de hacerlo, cambiaríamos el mundo. Merece la pena reflexionar sobre ello y ponernos manos a la obra. Es hora de legar todo el poder a la conciencia y dejar que nuestra parte divina aflore en forma de lámpara e ilumine nuestro sendero hacia la gran luz cubierta por el velo.

Magdalena del Amo
Psicóloga, periodista y escritora

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Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

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