CARTA AL DIRECTOR

¿PUCHEROS?

¿PUCHEROS?
Urna, voto, encuesta, elección, política y referéndum. PD

La realidad del momento actual, nos ha traído un aire presencial, puede que político, que ubicado desde nuestro derredor, tras varias y sesudas consideraciones, parece estar ligado, visto lo visto y leído lo leído, a los aspectos culinarios instrumentales más básicos.

Hoy día, sea por abajo o por arriba, estamos inmersos en una vorágine de imágenes/noticias /posturéos que tratan de la cosa pública y/o electoral, así como del mundillo que en su alrededor/entorno/círculo pulula, e igualmente de la forma y medida en que todos los ciudadanos recalamos en él, desde los aspectos más varios, con pulsos cuantificados, interaccionando de forma directa o indirecta. Y siempre en la observancia de los derechos (humanos) constitucionales.

Algunos pensábamos que, con esto de la europeidad (o sea la construcción de la Unión Europea), se iría hacia una democracia avanzada (recordemos que es mandato constituyente por la CE’1978), donde esa obligada ciudadanía europea se establecería desde los términos más estrictos de igualdad política (individual/grupal/ territorial) y claro está, por ende, de convergencia electoral en todos sus niveles (municipal, regional, estatal y continental), pero estamos ahora, justo y oportuno es decirlo, a dos velas de ello y vemos, parece ser, que a tal bocata pocos o nadie le quiere hincar el diente. Nos movemos con los derechos (humanos) constitucionales.

Esto de la democracia avanzada tiene que ver, ¡y mucho!, con el voto democrático que, frente a otras cuestiones tanto o más enjundiosas (no es discutido ni discutible, puede que solo matizable), se asienta aún sobre los tres pilares: 1°) tiene que ser libre; 2°) ejercido individualmente; y 3°) debe ser oficiado en secreto. Ello precisa obligadamente de situaciones técnicas instrumentales, ¡y garantistas!, para poder ser llevado a efecto, que no tienen por qué ser costosas y que, en todo caso, formalicen y escenifican la bondad del desarrollo procedimental de las emisiones del voto. Caminamos con los derechos (humanos) constitucionales.

En modo alguno, y desde nuestro particular entender cívico y político, una cabina electoral debe contener en su interior a más de un ciudadano (salvo casos de alguna situación personal carencial), como tampoco debe albergar situaciones atípicas de discusiones y/o debates en su seno; las papeletas deben estar todas, sin excepción, en su interior y en todo caso, en el supuesto de varias convocatorias concomitantes, dispuestas en la cercanía de la cabina electoral y en alejamiento de cualquier tipo de zoco/aglomeración/reunión a su lado. Seguimos con los derechos (humanos) constitucionales.

La situación procedimental de la emisión del voto democrático no puede albergar ningún tipo de dudas ni tampoco asomo de las mismas. Los derechos (humanos) constitucionales son los que son y no, ¡y nunca!, otros supuestos.

Sabido es que, en España, muchos ciudadanos, en un porcentaje entre el 60 y 70 %, van a votar, trayendo ya la papeleta electoral desde su propio domicilio, donde ya algunos grupos, que no todos, le han remitido la suya respectiva. Es obvio, además de público, que los mailing no los hacen todas las formaciones políticas y/o agrupaciones de electores. Ello provoca en la práctica electoral una amplia diferencia, en los resultados electorales, de unas partidos/agrupaciones frente a otros. Proseguimos con los derechos (humanos) constitucionales.

Ahora, y pudiera ser que viniera de atrás ( será cuestión de repasar las hemerotecas), nos estamos desayunando con otro fenómeno electoral, cual es TGE (Trasvase del Guarismo Electoral), consistente en que, de forma insospechada, así acontece, aparecen unos guarismos del recuento electoral final de urna, atribuidos a grupos que no eran los auténticos y verídicos adjudicatarios y que, descubiertas de forma sagaz y celérica tales anomalías, vuelven a ser reasignados a sus iniciales cauces y proveen, así se estima, al cómputo final de consistencia y fiabilidad. Estamos con los derechos (humanos) constitucionales.

Los TGE hasta ahora, parece ser, no han sido hallados/detectados/ visualizados en otras formaciones que, con salvedad de su incidencia determinista finalizadora electoral, también tuvieran de tal asunto, y por diversas contingencias y/o casualidades, se vieran en esa condición de ir, en forma análoga, hacia su resultado electoral fidedigno. Sea por los derechos (humanos) constitucionales.

Ahora con los TGE, viene a resultar de la alta y crucial importancia que tiene el cierre final de cada colegio electoral donde, visto lo visto, los WhatsApp, cual palomas mensajeras, van a echar humo. Y es que los tiempos corren que es una barbaridad { ¿se imaginan si, con esto de la democracia avanzada, se votase electrónicamente?, ¿ se imaginan si en las entrevistas de opinión electoral los entrevistados vieran las caratulas con todas las preguntas?, ¿ se imaginan unas elecciones donde todos los candidatos, y sin excepciones, fueran tratados con igualdad y que, hasta incluso, eso lo pusiera la ley electoral?,¿se imaginan una ley electoral donde ningún candidato tenga que ser avalado por otros para ser y ejercer como tal?, ¿ se imaginan unas listas electorales abiertas?, ¿se imaginan…?}. Todo por los derechos (humanos) constitucionales.

De antiguo se hablaba, pensemos en la época de la restauración (entre conservadores y liberales), de «los pucherazos electorales» que eran oficiantes instrumentales del birrepartidismo de aquella época -.- el turnísmo táctico -.-. Las urnas se asemejaban a los pucheros, los familiares pucheros, donde, de forma caciquil, se cocían los resultados amañados de forma continua, en ausencia de los ciudadanos, y se establecía de forma oficiante una parodia política teatralizada. Los pucherazos no son, ¡nunca lo han sido!, expresión de los derechos (humanos) constitucionales.

Los derechos (humas) constitucionales deben ser, en una sociedad democrática y con un Estado de Derecho, ejercidos a plenitud por todos y cada uno de los ciudadanos. En nuestro caso como ciudadanos españoles y, por ende, ciudadanos europeos.

Los pucheros deben ser solo para las cuestiones culinarias.

Francisco Iglesias Carreño Del Instituto de Estudios Zamoranos FLORIÁ D ́OCAMPO

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