La caballería hintelektual de ZParo honra a un asesino con tres muertes probadas: Marcos Ana. ¡Viva la reconciliación! ¿Cómo puede odiar tanto la izquierda?
La Izmierda ha encontrado otro abuelito con el que crecer oyendo sus batallitas. Y este abuelito, aparte de ser un siervo de Stalin, estuvo en la cárcel por matar a al menos tres personas que no habían hecho nada. Si se hubiese tratado de progres o sindicalistas, Garzón le habría procesado por genocidio, pero, como dice Gómez-Dávila, «los asesinatos políticos son lícitos hoy, siempre que el asesino sea de izquierda».
El semanario Alba , en un acto de memoria histórica, le ha dedicado su portada para contar sus crímenes.
Marcos Ana es un rapsoda marxista de posguerra que, sin aparecer en ninguna antología poética de la época, hoy en día, a sus 90 años, goza de fama por haber pasado de forma ininterrumpida veintidós años dentro de las cárceles franquistas, desde los 19 años a los 41, de 1939 a 1961.
Tras su puesta en libertad, la falta de reconocimiento literario de Marcos Ana no impidió que se entregase al activismo político: conferencias y viajes por Europa e Hispanoamérica, actos de protesta en Francia, campañas mediáticas contra la dictadura… Marcos Ana, desde 1961, se presenta como ex presidiario por motivos de conciencia.
En dicho dossier se pueden leer los motivos de su condena: como secretario de las Juventudes Socialistas Unificadas en Alcalá de Henares y jefe de un grupo de milicianos dentro del Batallón Libertad, «tomó parte directa» en el asesinato de Marcial Plaza Delgado el 23 de julio de 1936 y en el asesinato, el 3 de septiembre del mismo año, de Amadeo Martín Acuña y de Agustín Rosado.
Donde hay comunistas, los mayores asesinos de la humanidad, sólo superados por los gérmenes, hay mentira y sangre. Incluso se devoran entre ellos.
Las figuras de la Izmierda o son asesinos o son terroristas o son golpistas. El PSOE tuvo como presidente a un golpista: Ramón Rubial, que tomó con su pistolita el Ayuntamiento de Erandio (Vizcaya) en 1934. Fue condenado y luego indultado por el Gobiero terrorista del Frente Popular.
Santiago Carrillo no sólo mató enemigos de clase, sino a sus propios camaradas. En el nº 159 de la revista Razón Española aparecen pruebas de su autoinculpación en el asesinato de correligionarios.
¿Y recordáis a Enric Marco, víctima de Hitler, de Franco y de no sé cuántos más?
Curioso. Los socialistas competían con los comunistas en obtener el favor de Stalin, hasta que un sector, encabezado por Julián Besteiro y Wenceslao Carrillo, se alió con anarquistas (Cipriano Mera) y republicanos burgueses (el coronel Segismundo Casado) para dar un golpe de Estado contra el ladrón Negrín y acabar con la guerra, que este malnacido reivindicado ahora por los socialistas quería prolongar hasta enlazar con la guerra europea. En los años siguientes, los restos del PSOE fueron anticomunistas (léase a Indalecio Prieto), pero el PSOE de ZParo ha hecho propio el discurso guerracivilista de la extrema izquierda.
CODA: Cuando la izquierda española pedía la amnistía y decía que en 1977 comenzaba la paz. ¡Cómo nos mintieron!
