Alfonso Rojo

El eufemismo violador

El eufemismo violador
Alfonso Rojo. PD

Si la horda de ‘salidos’ hubiera estado integrada por rusos, noruegos o italianos, los medios de comunicación hubieran titulado con grandes caracteres de forma unánime:
«Un millar de rusos/noruegos/italianos se lanza a manosear y violar alemanas durante la Nochevieja».

Pero en esta ocasión, la panda de facinerosos no eran europeos, sino norteafricanos y árabes.

Y en lugar de santiguarse, si rezan, lo hacen mirando a La Meca e invocando a Alá y eso son arenas movedizas para los periodistas occidentales. También para los políticos y por lo visto para los policías.

Tuvieron que pasar cuatro días y que hubiera más de 150 denuncias en el despacho de su director, para que los timoratos agentes germanos se atrevieran a hablar de «una oleada de ataques de dimensión desconocida».

Y cinco días para el canal público ZDF diera una somera información. Lo que tardaron periódicos y periodistas germanos en tocar de refilón el asunto, evitando identificar a la chusma o utilizar palabras como ‘árabe’ o ‘musulmán’.

Lo mismo sucedió fuera de Alemania y un ejemplo son los diarios, emisoras de radio y cadenas de televisión españolas, donde hasta el 6 de enero de 2016, no se abordó el tema y cuando se ha hecho ha sido envuelto en una nube de eufemismos para eludir lo obvio: los que metieron mano o violaron en Colonia, Hamburgo y una decena de ciudades son musulmanes y entre ellos hay refugiados llegados recientemente a Europa.

¿Cómo es posible que la policía permitiera más de un centenar de agresiones a pocos metros de la Catedral, uno de los lugares más visitados del mundo?

¿No dar munición a los movimientos xenófobos justifica el silencio de la prensa y los melindres de la policía?
A trancas y barrancas, las autoridades han terminado confirmando que hay «algunos» solicitantes de asilo entre los rufianes de Nochevieja.

Ese ‘algunos’ es más de la mitad: de los 40 maleantes identificados, 22 están en proceso de recibir asilo en Alemania.

Sería un espanto que esto se tradujera en un rechazo a los que huyen de la guerra y vienen buscando una vida mejor, pero sería un paso hacia el abismo asumir las tesis de los alcaldes de Colonia y Viena y concluir que algo de culpa tienen las chicas, por empeñarse en salir a la calle, tomar copas, bailar y festejar el Fin de Año en su propio país.

A algún cenutrio le costará entenderlo, pero no debe ser sencillo ir a comisaria a denunciar que te ha violado un eufemismo.

ALFONSO ROJO

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído