Gaspar Albertos

“Octubre Rojo”: Sorayos y Montescos

“Octubre Rojo”: Sorayos y Montescos
Gaspar Albertos. PD

Una vez acabada la travesía del Atlántico por el «Octubre Rojo» desde el día 1 del mes de su nombre a finales del mismo, y ya navegando en superficie y al ralentí por las aguas de una ensenada del litoral atlántico estadounidense, ensenada en forma de «gestora», ha llegado la hora de que la crisis de gobernabilidad de paso a la formación de un nuevo gobierno.

Tiempo habrá para, con el «Octubre Rojo» en dique seco, investigar toda la alta tecnología que lo hacía tan peligroso.

A partir de ahí, y ya sin ningún símil (no confundir con misil por lo del «Octubre Rojo») Mariano Rajoy ha sido investido presidente y ha configurado un gobierno de catorce miembros, incluido él mismo, que con el mismo número de signos que una quiniela todo el mundo se apresuraba a acertar pero que nadie ha acertado. Quien se precie de conocer a Rajoy es que creo que no se conoce ni a sí mismo.

Al margen de María Dolores de Cospedal, ¿en qué quinielas figuraban los nombres de los otros cinco ministros entrantes? Se hablaba mucho de las posibilidades de la nueva generación de subsecretarios, de Jorge Moragas e incluso de independientes y ninguna de ellas se ha cumplido.

Obviamente se ha acertado con los descartes (García Margallo, Fernández Díaz y Pedro Morenés), todos ellos mayores de 65 años y al frente de ministerios que tienen que ver con las fuerzas armadas y de orden público ahora ocupados por Cospedal y sus «montescos». Si a ello unimos que Rafael Catalá al frente de Justicia e Isabel García Tejerina al frente de Agricultura también son de la cuerda de María Dolores, amén de seguir manteniendo ésta la secretaría general del partido, no es baladí el poder de esta manchega en el nuevo gobierno.

Por otro lado se habla del grupo liderado por la castellana del norte, de la de Valladolid, de Soraya Sáenz de Santamaría, de los «sorayos».

Ella, que mantiene en su poder la única vicepresidencia, junto a sus ministros afines Álvaro Nadal, Cristóbal Montoro y Fátima Báñez forman otro buen grupo de poder al que para «compensar» el que se le haya retirado la portavocía del gobierno se le ha asignado la cartera de Administraciones Territoriales adjunta a la propia vicepresidenta, principalmente para controlar muy de cerca el asunto de la deriva independentista catalana.

Por lo demás, aquella `portavocía ha sido asignada al ministro más «independiente», el de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo. También se habla de los «híbridos» que estos para mí son los que manejan la economía y forman el grupo Luis de Guindos y Álvaro Nadal, antiguo jefe de la oficina económica de la Moncloa.

Y por último, dos nuevos ministros con «muy buena cara» que nadie se atreve a enmarcar y que lo son por méritos propios: Íñigo de la Serna, alcalde de Santander, una de las pocas capitales que han quedado con alcalde de centro-derecha como ministro de Fomento y Dolors Montserrat, catalana que se ha batido el cobre como nadie ante sus paisanos independentistas, como ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

En definitiva, que se hace un batiburrillo de tendencias, grupos, afinidades o versos sueltos dentro del equipo de gobierno, que estoy seguro de que Mariano Rajoy, sin pretender conocerlo, cuando lea estas opiniones, no dejará de sujetarse el vientre con la palma de la mano «derecha» (en la izquierda se le ha quedado el acto reflejo de sostener el puro habano de cuando fumaba) para amortiguar las contracciones que la risa produce en los músculos abdominales.

Gaspar Albertos.

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