Raúl del Pozo

Podemos, desinformación y grafiteros

Podemos, desinformación y grafiteros
Raúl del Pozo. PD

Además de exigir que no se les corte el rabo a los perros, si Podemos aspira a una mayoría de Gobierno tendría que revisar algunas de sus certidumbres y teologías

Podemos habla de la era de la desinformación. Pablo Iglesias, que nació y creció en un plató, desconfía de los medios. Han vuelto a mentar la Brunete mediática y en eso se han quedado, en el 96 sin Bowie ni T. Rex.

Ellos dicen que no están contra los periodistas, sino contra la trama mediático-política, después de haber sido los niños guaperas y molones de los periódicos y las teles (a favor o en contra).

Precisamente estos días Pablo Iglesias ha arramblado las televisiones con el vídeo parodia de la entrevista de la BBC en la que aparecía una niña de cuatro años y su hermanito de ocho meses interrumpiendo a su padre, un profesor experto en Relaciones Internacionales.

Aquel vídeo fue presenciado por 100 millones de personas. Ahora ha llegado a España en forma de meme o videoficción. Esa entrevista de la BBC ha sido reinventada y recreada por Late Motiv, que ha convertido a la familia del profesor en la familia de Podemos, con las cabezas de Pablo Iglesias, Pablo Echenique, Irene Montero e Íñigo Errejón.

Ha sido un nuevo pelotazo de audiencia, lo que llaman un fake humorístico viral.

Los dirigentes e intelectuales orgánicos de Podemos insisten en la falta de pluralidad de los medios. Les acusan de informar con escasa veracidad y de ser armas de persuasión y propaganda.

Lo hacen cuando la verdad ha dejado de ser importante, excepto para la prensa, que aún sigue siendo la síntesis de la nueva Ilustración electrónica.

Además de exigir que no se les corte el rabo a los perros, si Podemos aspira a una mayoría de Gobierno tendría que revisar algunas de sus certidumbres y teologías, como lo de la España plurinacional y su eurofobia.

Y, sobre todo, tienen que suprimir esa desconfianza de izquierda castiza a los medios que, aunque no lo crean, siguen siendo el eje de la democracia. Claro que Podemos ha tenido que soportar campañas tan feroces como las soportan los periódicos, los periodistas y los demás políticos; en este diluvio de infamias se cala todo el mundo.

Los nuevos grafiteros de la Red, muchos de ellos inspirados por los partidos, dan caña a los periodistas, especialmente si critican a Podemos. Quizás a ellos les ocurre lo que a todos los rebeldes que aspiran a tomar el poder. Dice Sartre que los jóvenes, sumergidos en su venganza, como todos los soñadores, confunden el capitalismo con las personas mayores y la decepción, con la verdad; esperan grandes metamorfosis y se enfurecen contra enemigos equivocados.

En cuanto a la desinformación que denuncian, no hubo que esperar a las redes sociales para descubrir las intoxicaciones y las mentiras. Plauto, el de las comedias de burla y enredo, ya amenazaba a los que divulgan la calumnia y los que las escuchan.

«Si valiera mi opinión, deberían ser colgados; los divulgadores, por la lengua y los oyentes, por las orejas», escribió.

Hace mucho tiempo que se sabe que la desinformación manipulada por un hábil enemigo es tan peligrosa como la mordedura de un reptil de sangre fría.

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