Victor Entrialgo de Castro

Compañeros de celda

Compañeros de celda
Víctor Entrialgo de Castro, abogado y escritor. PD

Por fin un Pujol en la cárcel y una gran parte de españoles respira aliviado, no porque desee el mal a nadie sino porque con un retraso de al menos cinco años de instrucciones varias, al español no le gusta que le tomen el pelo.

El español celebra con moderada satisfacción, porque tiene experiencia de cómo va ésto de lo político-judicial,-lo que desearía fuese el fin de la impunidad de un régimen familiar y clientelar lleno de hipocresía, cinismo, intereses familiares y complicidad, que no ha dejado de blanquear hasta hoy desafiando a la justicia evadiendo al menos 30 millones de euros y repitiendo mentiras y burlas tan grandes como España nos roba.

Cataluña, patria querida, no era una nación independiente. Era un paraíso fiscal con ruedas. Estaba lo mismo en las Bermudas que en Suiza, en Jersey o Cochabamba mientras aquí dejaban los altavoces enchufados repitiendo consignas pretendidamente separatistas y tan españolas como mi carro me lo robaron.

Pero lo importante no es la cárcel decretada tardiamente para Jordi Pujol o Ignacio Gonzalez, que un latrocinio semejante acreditado también merece, ni decretar prisión sin fianza sino justamente garantizar a través de la fianza, como en EEUU, la devolución del dinero cuanto antes y no procedimientos que se dilaten con entradas y salidas de prisión retransmitidas por los telediarios.

La cárcel une mucho. Por experiencia, por preparación, por grupo social, y sobre todo por la afición de quedarse con el dinero público. En eso da igual ser del Madrid que del Barca, nacionalista español o separatista catalán.

En el patio de Soto del Real, Ignacio Gonzalez y Jordi Pujol van a tener ocasión de estudiarse, conversar primero distantes y luego ya con más complicidad, compartir pequeñas confesiones o urdir eventuales alianzas.

Ignacio Gonzalez, el otro chulapo de la política madrileña, coincide con Pujol en haber construido una trama familiar en pequeña escala y una actitud desafiante de amenazas con tiro de manta, que recuerda a la conmoción que provocó lo de Bárcenas en la lógica desesperación del momento llegado que están atravesando y no se le desea a nadie. El problema común es que se sentían intocables.

Pero las cosas han cambiado. La fuga de Soto del Real ya no es a traves de un túnel en la pared sino que se hace en vuelos internacionales y no se planea después de entrar en la cárcel sino que se lleva a cabo antes de entrar en ella. ¿De verdad el Juez de la Mata pretende encontrar algo después de 5 años en el registro de la casa de los Pujol?

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