La Marea de Pérez Henares

¡Pobre Rey!

Dicho a la castellana, con un deje de admiración pero también de compasión, que me van a entender todos. Aunque hoy no es tiempo de vasallos ni ganas de que tales formas revivan, el sentido de aquella frase del Cantar de Mio Cid, del buen vasallo si tuviera buen señor, sería hoy cosa de ponerla en solfa y al revés. Y no lo digo por las gentes de a pie, sino por los nobles e infanzones que habrían de flanquearle y lo que le hacen y nos hacen a todos es un roto y un desgarrón cada día.

El rey don Felipe como Jefe del Estado, un rey constitucional, una monarquía refrendada en urna y referéndum en el 78, habló en nombre de España, de nuestra Nación ante el mundo económico en el foro de Davos. Una vez más no solo estuvo a la altura sino que ofreció lo mejor de si mismo para defender lo nuestro, para poner en valor nuestra patria, nuestras leyes, nuestro presente y nuestro futuro. Se le entendió perfectamente. Con toda claridad y sencillez expuso las verdades del barquero y se las canto a los delirantes separatistas catalanes. Con toda firmeza y convicción apostó al futuro. Lo entendieron en Davos y lo entendimos los españoles. Mejor que a cualquiera de nuestros políticos. Y esa es la pena y por ello es el ¡pobre rey! del titulo.

Porque mientras el Rey se batía el cobre por España, aquí en ese mismo momento seguíamos en el chapoteo enfangado y dando el más penoso de los espectáculos. Mientras el hablaba las cadenas del agitprop y ya todos en tropel seguían poniéndoles micrófonos, cuando no alfombras, a otra pirueta de Puigdemont. Que si viene, que si por plasma, que si se inviste a el o a un elefante, como ha clavado el expresidente González, ante el absoluto esperpento que mañana nos parecerá cosa normal porque detrás suyo llegaran otros aún más delirantes. Mientras don Felipe se fajaba en Davos, en Valencia la fosa séptica de la corrupción reventaba una vez más y con más fetidez aún y seguía rebozando en mierda al partido que gobierna. Mientras el Jefe del Estado ofrecía seguridades a los inversores mundiales el Presidente del Gobierno sin pulso ni convicción balbuceaba penosamente ante un micrófono de radio. Mientras el Rey intentaba sumar y aportar a un interés general y miraba hacia el futuro de todos, los lideres opositores Rivera y Sánchez, estaban a ver como sacaban rédito para ellos y lo “suyo”, a mirar como me hago con la silla y cuanto antes y para ello cuanto peor se ponga pues mejor para lo mío. El poder es lo único que importa. Lo otro son señuelos para cazar votos. Y eso los dos lideres que aún, el uno, Albert, más que el otro, Pedro, (que un día se la piensa y el otro la hace cuartea) se suponen que están en la idea de España porque los otros, los secesionistas y sus palanganeros podemitas están simplemente por el despiece y desguace. ¡Pobre Rey!, que es quien no debe meterse en política y es el único que parece entender la que debe hacerse con P mayúscula y al servicio de España.

Estamos asistiendo a ello y me preocupa que de manera recurrente en los últimos tiempos. Tras aquel 1Oct desdichado, con un gobierno sumido en ridículo, hay que reconocer de una vez por todas el fiasco de información, anticipación y comunicación cometidos que debían haber supuesto la dimisión inmediata, y sin que se la pidiera nadie, de la vicepresidenta, del ministro del Interior y del director de CNI, hubo de ser don Felipe quien llevara respuesta, aliento y esperanza a los españoles. Teniendo, en suma, que ocupar el lugar y llenar el vacío que debían ocupar los dirigentes políticos.

Sabe el rey que en estos envites se juega la Corona pero y porque sabe que lo que se está jugando es España. Y lo que da verdadera lástima, pero esta con cabreo aborrecimiento crecientes, es que quienes se juegan el poder y parecen solo jugar a ello con lo que están jugando es con España y a su costa.

Cumple ahora don Felipe los cincuenta. Lo he visto preparase para rey desde que lo conocí de joven como Príncipe. Más fuera de España, en sus continuos viajes a Iberoamérica que en casa, pues a mi me llevaban la Ruta Quetzal y Miguel de la Quadra también por aquello pagos donde el ya nos representaba. Se ha preparado muy bien, desde luego. Lo está demostrando. Y falta que le va a hacer al hombre. Son tiempos procelosos por los que atravesamos y que lo que la marinería ve en el puente de mando capitán, timonel, oficiales y aspirantes le inspiran cada vez menos confianza.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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