Análisis

Pobre España tan lejos de Dios y tan cerca de políticos mediocres, embusteros y codiciosos

«…cómo se yerran las cosas porque no se camina derechamente al buen fin de ellas, antes al provecho particular que a cada uno le sigue. Y porque aquel sabe que el otro, aunque con buen celo, gobierna y guía, lo tuerce y desbarata, metiendo de traviesa sus enredos, por alcanzar a ser el solo dueño; y por el mismo caso buscará mil rodeos y arcaduces y, aliándose con sus enemigos, lo es de sus amigos, porque venga a parar a su puerta la danza, puestos los ojos a su mejor fortuna…Que aquel mal ha de ser su bien, y si sucediera bien resultara mal para ellos. Así va todo y así se pone de lodo.»

Esto lo escribía Mateo Alemán en 1599 en su Guzmán de Alfarache. El texto viene que ni pintado a lo que quieren hacer los señores Sánchez, Iglesias y Rivera aprovechando la sentencia de Gurtel, con el solo interés de alcanzar el poder sin importarle el mal que puedan causarle a España y a los españoles.
En Méjico tienen acuñada una frase atribuida a Porfirio Díaz que dice así: «Pobre Méjico tan lejos de Dios y Tan cerca de Estados Unidos». Desconozco el origen de la frase, aunque me lo imagino. Imitando esa frase he dado título a este artículo.

España comenzó su andadura por la democracia llena de esperanza. Acabada la dictadura se abría ante los españoles un horizonte ilusionante. Los nuevos políticos salidos de las urnas democráticas nos prometieron una nueva era que nos llevaría a la prosperidad, al progreso y a la riqueza negados – según ellos – durante la dictadura. Pero ¡amigo mío! lo primero que hicieron los nuevos políticos impecablemente democráticos fue rodearse de privilegios y sinecuras ajenos al español del común y abrir la veda para esquilmar al Estado, al país y a todas las instituciones para que lo de ellas robado engordara sus ya gordas cuentas corrientes. Estamos en el año 40 de nuestra era democrática y España está ahora mucho más lejos de Dios y – no ya cerca – sino rodeada de políticos mediocres, codiciosos, fulleros, malandrines, mohatreros, chirleros, caninos, chanflones, hipócritas y trileros que, marginando al país en el que ni siquiera piensan, utilizan todas su marrullerías, sus mamandurrias, sus patios de Monipodio, su compraventa de privilegios, su «yo te doy a cambio de…» para enriquecerse y alcanzar poder aunque para ello hundan España y a los españoles. Tras cuarenta años de ¿democracia? España y los españoles nos encontramos con el precipicio en frente y los lobos a la espalda. Estos políticos, nacidos y educados en la ¿democracia? son (todos ellos sin distinción de partido) archihipócritas y proto codiciosos cuya única finalidad es mantener a los ciudadanos en la ignorancia a través de la manipulación obscena e indecente, para ellos mangonear miserablemente el cortijo a explotar en el que han convertido a España para hacer que sus cimientos queden más roídos que ellos tienen roída su alma por la polilla del poder sin importarle el cómo alcanzarlo. Y en esa manipulación, y como siempre, han contado y cuentan con esos medios de comunicación que pasaron ya hace muchos años de ser el cuarto poder para servir genuflexos y como esbirros al poder.
España, inmersa en una vorágine de corrupción pestilente y fétida, muñida y aventada por estos políticos que con la democracia se nos presentaban como los puros e inmaculados, mientras escondian en sus pechos las cloacas, letrinas, muladares y pocilgas de su ambición bárbara de poder; ejemplos paradigmáticos de lo que Jesús llamó sepulcros blanqueados; está cada día que pasa más lejos de Dios y más intoxicada por una política de mangoneo y de agarro. Son chupópteros que vienen sangrando a España desde el inicio de la ¿democracia? Ahora, aprovechando miserablemente la sentencia de Gürtel, Sánchez, Iglesias y Rivera, que saben que nunca llegarían a gobernar por los votos de los ciudadanos, socavan al gobierno alegando que quieren lo mejor para España mientras en sus pechos esconden el ansia bárbara, desaforada e incontenible de poder por el poder en sí mismo sin importarle ni España ni los españoles. Todos los políticos nacidos en la ¿democracia? sean del partido que sean han llegado a la política con el único objetivo de – como dijo el inefable Zaplana – «forrarse». Y sin embargo algunos, sin abandonar su codicia y sus privilegios, muestran el lado miserable de su ambición de poder a cualquier precio y aliándose incluso con los enemigos de España, con quienes quieren romperla; aprovechan la herida que ha abierto Gürtel para presentarse ante los ciudadanos como los salva patrias. Estos políticos de la ¿democracia? desde el concejal del más pequeño pueblo hasta la Moncloa, han convertido la política española en una enorme marrana que echada sobre el légamo hediondo de la pocilga amamanta con su leche negra y pútrida a estos políticos carroñeros que ávidos chupan hasta hacerle sangrar por sus ubres.

No se merece España tamaña corrupción y tamaños políticos, pero sí nos la merecemos los españoles por haber votado y votar sin un mínimo de raciocinio, al tiempo que nos hemos dejado y nos dejamos manipular obscenamente por el primer político que nos ofrece la tómbola del siempre toca, cuando no es un pito una pelota. Y en estos momentos, si alguien cree en los oportunistas Sánchez, Iglesias y Rivera que se postulan como la solución a los problemas de España, es que está a caer de un guindo.

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