De manual para la destrucción de la convivencia, la sociedad y la nación, podemos calificar la actuación de nuestro detestado gobierno. No nos extrañaría que realmente existiese ese manual y que sea uno de los secretos de estado, ahora que cada vez abundan más. Lo que no dudamos es que escrito o solo en el pensamiento, lo siguen a rajatabla. Los hechos lo confirman.
Liándose, cada día más, el problema del jefe Polisario acogido, porque somos buenos, una ministra nos aclara que “no entró con una identidad falsa, entró con una identidad diferente”.
Si, como lo leen. Hemos pensado mucho en esa aclaración y no acabamos de entenderla, quizás sea porque nuestro cerebro está a años luz del de la autora. Una persona es la que es, tiene una única identidad, si se muestra con otra no es que sea diferente, es que es falsa, diga la ministra lo que diga. ¡Señora!, los españoles ya tenemos bastante con aguantarlos, pero no nos quiera convertir en tontos.
El panorama se ha complicado con el tema del indulto a los golpistas catalanes. Aunque hace un par de años “cum fraude” negaba públicamente la posibilidad de tal medida, ahora el desgobierno nos advierte, por medio de varios ministros, que los informes de la Fiscalía y del Tribunal Supremo, aunque preceptivos, no son vinculantes.
En otras palabras, que puede hacer lo que le de la gana. Inmediatamente varios medios de comunicación, tanto escritos como audiovisuales, de esos que viven a costa de subvenciones, se han cansado de relatarnos todos los indultos habidos en la democracia. Indudablemente los ha habido injustos y arbitrarios, a nuestro modo de ver, pero eso no justifica en ningún momento concedérselo a los golpistas catalanes.
Sería lo mismo que justificar una barbaridad en que otros han cometido otras.
Sin embargo, y aunque deseamos equivocarnos, mucho nos tememos que el no gobierno acabará dejando libres a los delincuentes catalanes. Utilizará una fórmula u otra, pero acabarán campando libremente a sus anchas. ¿La razón de la sospecha? Muy sencilla, los independentistas catalanes saben que tienen cogido por los cataplines a “cum fraude”, y que son imprescindibles para que éste siga siendo el excelentísimo señor Presidente del Desastre, que es lo que más desea en la vida, por lo que de una manera u otra acabará agachando la cabeza.
Por cierto, hablando del citado, le recomendamos que tenga cuidado, quizás alguien de su entorno le esté haciendo la cama. Nos referimos en concreto a su bienamado asesor personal. Se está evidenciando que es quien a la sombra toma muchas decisiones ¿Y si se cansa de hacerlo a escondidas?
Otro frente que tiene reabierto es el de su famosa tesis. Recientemente ha sido denunciada ante la autoridad académica, exponiendo una serie de razones de peso y solicitando le retiren el título. ¿Soportará su ego que eso ocurra?
Mientras tanto nos da ejemplos de comportamiento. Después de anunciar su intención de prohibir vuelos entre localidades comunicadas por tren en dos horas y media, tranquilamente coge el helicóptero para desplazarse, entre ida y vuelta, ciento cuarenta y ocho kilómetros. Él tranquilo y tonto el último.
Una última idea es obligar a que los pagos de mil o más euros no puedan hacerse en efectivo, sino forzosamente a través de una tarjeta. Otra vuelta de tuerca más para controlar al personal. Así, si una persona resulta molesta para los mandamases, podrán saber cuánto gasta, en que lo gasta, donde lo gasta, etc. En otras palabras, lo podrán controlar en todo lo .que hace.
En definitiva, el desgobierno está aplicando su manual para dejar a los ciudadanos solos y desamparados ante él. Él decide, en todos los aspectos, lo que se hace y como se hace, teniendo como único objetivo el mantenerse en el poder.