El ministerio Igualdad de Irene Montero pide a las empresas que castiguen las miradas lascivas para frenar el acoso sexual en el trabajo.
Entre las «conductas no verbales» que se consideran acoso sexual, están las «miradas impúdicas».
Lo que no se especifica es qué tipo de castigo debe de recibir el ´libidinoso mirón´, si la realización de trabajos comunitarios vestidos con un mono naranja; recibir tratamiento psicológico; o la castración química…
A la marcha que vamos, como la química no es ecológica, pues nada, tijeras de podar.
El problema vendrá a la hora de demostrar el ´acoso por mirada´; aunque tampoco creo que haga mucha falta, dado que últimamente, en el género masculino, la ´presunción de inocencia´ y nada, es lo mismo; nada.
Personalmente siempre me han repugnado esos ´tipos´ que, tal vez por creerse guapos e irresistibles, ´desnudan con la mirada´. Lascivia pura y dura en vena; bien como impulso compulsivo de ´choto salido´, bien como táctica de ´galanteo de ´andamio y zanja´. En cualquier caso, ´postureo´ repugnante y zafio, donde la palabra ´machista´ plasma a la perfección a aquellos homínidos con corbata, que con sus lujuriosas miradas, ellos solos se retratan.