ANÁLISIS DEL IMPACTO MEDIÁTICO DE EDWIN ARRIETA

Daniel Sancho, Tailandia y la exótica atracción por el crimen

El pasado 2 de agosto se supo que el hijo del actor Rodolfo Sancho se encontraba detenido en Tailandia y se había confesado autor del asesinato del médico colombiano

Daniel Sancho y Edwin Arrieta ante un un paisaje tailandés.
Daniel Sancho y Edwin Arrieta ante un un paisaje tailandés.

Desde que a principios del mes de agosto se supo que el hijo del actor Rodolfo Sancho, y nieto de Sancho Gracia, era detenido en Tailandia como asesino confeso de Edwin Arrieta, todos los medios de comunicación convirtieron el asunto en uno de sus temas favoritos.

La historia parece tenerlo todo: un país exótico (al que muchos españoles viajan constantemente), un chico joven y guapo perteneciente a una saga importante del espectáculo, un crimen brutal al que es difícil busca explicación (otra cosa es el móvil) y una relación entre víctima y criminal confeso que parece generar muchas dudas (aunque en realidad todos tengamos bastante claro de que tipo de unión se trataba).

Desde el primer momento se quiso saber todo sobre el joven. A pesar de tener un apellido sonoro no era especialmente conocido. Se dedicaba a trabajar como chef y presuntamente tenía un par de negocios en Madrid. Lo de presuntamente hay que decirlo porque las empresas con las que ¿trabajaba? ¿colaboraba? se apresuraron unos días después de conocerse el crimen a desmentir que tuvieran relación con él. Tenía también un canal de YouTube no especialmente exitoso pero que tras el crimen ha aumentado sus visualizaciones.

El último capítulo del asunto es una exclusiva periodística a cargo de Y ahora Sonsoles en Antena 3. En su arranque de temporada el programa de Ónega ofrecía las imágenes de la reconstrucción del crimen. Un vídeo impactante en el que llama tanto la atención la actitud de Daniel Sancho como la de la policía tailandesa. Frío, con relato somero y sin titubeos de lo que hizo con Edwin Arrieta. Así se muestra Daniel Sancho en la reconstrucción de un crimen. En ella detalla cómo discutió con Edwin (él quería tener sexo y Daniel no) y también la forma en la que, una vez muerto, troceó su cadáver y hasta da el detalle (casi un tip) de limpiar la sangre estando caliente para evitar la coagulación de la misma que hace que luego no se pueda limpiar tan fácilmente.

No es la primera vez que vemos la reconstrucción de un crimen. Estamos acostumbrados a ver como la Policía Nacional o la Guardia Civil acompaña a personas acusadas de un homicidio o un asesinato. Sin embargo, hay algo en la información que nos llega desde Tailandia que no nos acaba de cuadrar.

Imágenes de la reconstrucción de Daniel Sancho.

Imágenes de la reconstrucción de Daniel Sancho.

En pleno apogeo del tema una tertuliana llegó a expresar la suerte de que la policía tailandesa ofreciese tantas facilidades a los medios de comunicación. El detalle de que se haga desde un país que sólo es un democracia en forma, dominado por una monarquía autoritaria y donde las garantías procesales son poco menos que ciencia ficción parecía no importarle a la colaboradora en cuestión. Y la verdad es que por facilidades no habrá sido. Hemos visto desde el primer momento el escenario del crimen, sin acordonar, por supuesto, y hasta el kayak que presuntamente iba a utilizar Sancho para deshacerse de parte del cuerpo.

Desde una perspectiva occidental es llamativo y escandaloso que no se guarde la cadena de custodia de las pruebas principales, que el acusado después de confesar siguiera con su teléfono móvil (e incluso se comunicó con periodistas y amigos desde él) y que una confesión (cuyos flecos hemos conocido entremezcladas con una entrevista que concedió Sancho en dependencias policiales a la Agencia EFE) sea la principal prueba para armar una causa. En nuestro derecho no basta con querer ser culpable. Tiene que haber, además, pruebas de ello.

Las veces que hemos oído la voz de Sancho ha sido siempre para destacar lo bien que lo están tratando las autoridades tailandesas. Declaraciones que también ha hecho su madre, Silvia Bronchalo, cada vez que ha salido de visitar a su hijo en prisión. Tailandia sabe del eco mediático del caso en España y parece que a todos les conviene llegar a una serie de acuerdos mínimos.

Se ha acusado a los medios de blanquear a Daniel Sancho y es verdad que algo de lo que los psicólogos llaman efecto halo, ha habido en el tratamiento mediático. Nos cuesta creer que alguien con una vida sin problemas aparentes pueda tomar la decisión de cometer un acto así. Vemos a un chico de buena familia cuyas pocas imágenes son las de un hombre guapo y nos cuesta creer lo que ha pasado. Pero luego está el escenario del crimen. Tailandia. Un lugar que nos genera, o debería, todas las prevenciones del mundo.

Tal vez, las claves de todo las ha dado Carmen Balfagón, criminóloga fichada por la familia Sancho:

«He tenido que hacer un esfuerzo y no pensar con los parámetros de aquí. No deja de sorprenderme, un poco caótica la reconstrucción sí es, hay gente que no pinta ahí, que no sabemos lo que son y que hay muchas partes que en lugar de dejar a Daniel que hable y dé más datos, le van cortando con preguntas, me ha parecido caótico».

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Autor

David G. Álvarez

Redactor de política, sucesos y corazón

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