Declararse político “progresista, feminista y ecologista” es ser y hacer lo contrario de lo que se pregona para alcanzar el poder y mantenerse en él. Una vez más el sabio refranero tiene razón: “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”.
Los políticos denunciados por acoso a mujeres son miembros de partidos de extrema izquierda, ahora llamados “progresistas”. Y no, no es tener una doble moral. Es tener solo una: la mala
La mayoría de los hombres públicos implicados en escándalos de corrupción y que pertenecen a partidos “progresistas” se gastan parte de sus mordidas o reciben alguna de ellas en putas y prostíbulos.
La mayoría de las mujeres y hombres públicos que se declaran “progresista y feminista” practican el feminismo tribalista y de cancelación social, consistente en denigrar a las mujeres de derecha, borrarlas socialmente y defender a ultranza a las de su tribu.
La mayoría de los hombres y mujeres públicos que se declaran “progresista, feminista y ecologista” defienden la “okupación” de viviendas, no hacen nada para construir hogar social, viven en buenas casas, tienen más de una propiedad y gozan de estancia pública y seguridad gratuita y de sus bienes inmuebles mientras dura el cargo.
La mayoría de las mujeres y hombres públicos que se declaran “progresista, feminista y ecologista” son consumistas patológicos con dinero del contribuyente.
La mayoría de los hombres y mujeres públicos que se declaran “progresista, feminista y ecologista” apoyan regímenes dictatoriales que someten y torturan a las mujeres.
La mayoría de las mujeres y hombres públicos que se declaran “progresista, feminista y ecologista” acaparan riqueza, hacen negocios turbios y pretenden perpetuarse en cargos públicos nombrados a dedo y bien remunerados, en donde la aptitud, esfuerzo y valía no se tienen en cuenta. Y otros, después de su gobierno, se enmascaran en cargos privados “negociados” durante el mandato público.
La mayoría de los hombres y mujeres públicos que se declaran “progresista, feminista e independentista” sacan la “manteca” a sus engañados seguidores para vivir como pachás y aumentar la clientela que les enriquezca de por vida.
La mayoría de las mujeres y hombres públicos que se declaran “progresista, feminista y ecologista” dicen que hay que proteger la vida de los animales, pero están a favor del aborto y de la eutanasia. Como declaró la bióloga Marjane Satrapi, al recibir el último Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades: “Entre lo que los biólogos denominan animales auténticos, es decir los mamíferos, el hombre es el único que mata a su hembra. Y calificamos ese acto como bestial, siendo así que ninguna otra bestia, fuera de nosotros, lo comete”.
La progresista, feminista y ecologista María Jesús Montero Cuadrado, vicesecretaria general del PSOE, vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, compra alcaldías con el dinero del contribuyente para quitárselas al PP, entregárselas al PSOE (Jaén, 600 millones) y autonombrarse secretaria general del PSOE de Andalucía. ¡Y olé!
La mayoría de los hombres y mujeres públicos que se declaran “progresista, feminista y ecologista” propugnan leyes para regularnos hasta como tenemos que respirar, mientras ellos, ellas y elles respiran como les da la gana.