Es el fascismo de izquierdas lo que amenaza gravemente nuestra convivencia

Podemos: Los camisas moradas

Podemos: Los camisas moradas
Pablo Iglesias y Podemos están ahora en la ocultación de las banderas y referentes políticos. PD

La caverna antisistema ha crispado la vida nacional llenándola de insultos, amenazas, y un espíritu revanchista que les lleva al odio contra todo lo que se oponga a su ideología radical. Es el fascismo de izquierdas, que amenaza gravemente nuestra convivencia.

¿Existe el fascismo de izquierdas? Realmente, el fascismo, más que una ideología o una doctrina, es un método, una modalidad de ejercicio político que puede adaptarse a distintas cosmovisiones de la vida pública (Ciudadanos adelanta a Podemos… en una encuesta).

Su alma mater es la eliminación de las disidencias, el considerar al adversario como un enemigo al que hay que destruir, y por ese motivo puede ser tanto de derechas como de izquierdas (Ciudadanos y Podemos exigen a Cifuentes que Telemadrid tenga un ‘soviet’ en Informativos).

En su obra Liberal Fascism, Jonah Goldberg expone la creencia de que el fascismo siempre ha sido una ideología de la izquierda, «aunque los mismos izquierdistas no se hayan enterado».

La historia guarda muchos acontecimientos de las hecatombes, holocaustos y genocidios perpetrados por las ideologías revolucionarias de izquierdas.

Algo que parece lógico, si tenemos en cuenta que el modelo de sociedad que quieren implantar es tan contrario al ser humano, que solo puede hacerse por la fuerza, aplastando sin piedad toda oposición (La vieja guardia de Telemadrid ‘despolitiza’ la cadena a un mes de las elecciones catalanas y a cuatro de las generales).

Entre los años 1937-1938 se contabilizan entre seis y ocho millones de presos políticos en la URSS, creadora de los gulags y de las checas, siniestras instituciones que exterminaban a los disidentes sin contemplaciones, al más puro estilo fascista o nazi.

En la China de Mao el horror fascista adquirió tintes apocalípticos, ya que produjo unos 60 millones de muertos, en especial durante la «gran revolución cultural proletaria» puesta en acción por Mao en 1966.

Tampoco le anduvo a la zaga el horrible genocidio camboyano, ya que en el breve espacio de tiempo de 2 años (1975-1979), el régimen comunista de los Jemeres rojos exterminó a entre dos y tres millones de personas.

Y de fascista hay que calificar la tramontana de odio y agresividad revanchista de la izquierda radical que azota hoy nuestra patria, dirigida contra todo lo que vinculen a la derecha o al tradicionalismo, contra la que arremeten ya sin pudor con sus tarascadas de insultos, amenazas y escraches.

Con el grito de guerra «¡A por ellos!», la caverna antisistema se conjura para asaltar las instituciones, utilizando las redes sociales como barricadas callejeras. Desde sus tuits-molotov, amenazan a los taurinos, a los banqueros a los antiabortistas -Gallardón les da «asco»-, a las fuerzas de seguridad -«ratas de mierda», en palabras de una militante de Ahora Madrid-…

En la escuela tuitera del ínclito Zapata ocupa un lugar de honor Marisol «La Roja» Moreno, concejala por Guanyar Alacant, quien, guiada por su celo antitaurino hablaba sobre tirar una bomba en el tendido de la plaza de toros de Pamplona, e invertir las subvenciones destinadas a los toros en campañas para «matar políticos»:

«¡¡No me da la gana que mis impuestos subvencionen asesinatos!! A no ser que sean los de los políticos…».

Se supone que preferentemente de derechas, es decir, «fachas».

Pero no todo son amenazas, ya que también pasan a la acción: lo mismo asaltan una capilla, que apalean a una joven dirigente de Vox solo por ser de derechas y estar a favor de los toros y en contra del aborto… O que hacen un escrache, como el que protagonizaron Pablemos y su fiel monaguillo Errejón en 2010 en la Complutense, boicoteando una conferencia de Rosa Díez al grito de «¡Fuera fascistas de la Universidad!». Puro fascismo.

En una editorial de su programa televisivo La Tuerka, Pablemos defendió el derecho de los ciudadanos a llevar armas, aunque no para defenderse de los delincuentes, sino de un Estado opresor y violento, como lo son la mayoría de los Estados capitalistas (sic):

«Voy a reivindicar el derecho de todos los ciudadanos americanos a llevar armas […] un derecho, el de portar armas, que es una de las bases de la democracia […] La democracia es tal si el poder está repartido, y si la base del poder es la violencia, el pueblo no puede delegar el fundamento de la soberanía».

Y este matonismo bananero se ejerce a la vez que se califica de fascistas a sus víctimas. Desde su perturbada mentalidad, todo lo que pertenezca al espectro de la derecha y la tradición pertenece al fascismo, pero ya se sabe que proyectamos lo que no queremos reconocer en nuestro interior.

Como al fascismo le pone la parafernalia militar, ya que tuvimos las camisas pardas nazis, las negras del fascismo mussoliniano, las azules falangistas, y los guardias rojos maoístas, el fascismo español de nuevo cuño también debería tener su camisa, cuyo color sería el morado, color feminazi, pero con reminiscencias castellanas -comuneras, por supuesto- e incluso religiosas, por aquello del Jesús del Gran Poder: en el fondo, ¿qué otra cosa quiere el sr. Turrión, sino eso?

Desde luego, saludo e himno ya lo tienen: en vez de hacer el saludo fascista con el brazo extendido al estilo nazi, levantarán el brazo, con el puño cerrado, mientras cantan «La Internacional». Puro fascismo.

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