José Luis Suárez Rodríguez: «Zarpazo supremo al golpe independentista»

José Luis Suárez Rodríguez: "Zarpazo supremo al golpe independentista"

El pasado martes (4 que no 13) me dispuse a presenciar, como si de circo se tratara, la intervención definitiva en el Juicio del Procés de los representantes del Ministerio Fiscal en la acusación de la causa: firmes, eficaces, muy profesionales, luciendo puñetas y fuste oratorio, pronunciaron magistralmente las conclusiones contundentes del caso, tipificando los delitos de los líderes independentistas como rebelión emprendida por organización criminal y malversación de caudales públicos.

Me alegré, con muchos demócratas, de que los defensores del Estado de Derecho, y también los iniciadores de la acción popular ciudadana, coincidieran en la calificación técnica de la actividad política de los golpistas. Pero quedé resabiado por el desmarque de la Abogacía del Estado, a remolque de la orden gubernamental, por mor del Presidente de turno, Pedro Sanchez, que prefiere y recomienda el tipo de sedición, por desórdenes públicos, interesadamente.

Las pruebas aportadas por la acusación y la argumentación jurídica consiguiente son pilares ineludibles para la aquiescencia de la Sala:

Está probado que la banda de forajidos (“fuera de la ley”) que planeó el `procés´ y organizó el 1-0 se rebeló contra la Ley que es la Constitución Española, que es pacto de convivencia, aprobado por todos, incluidos los catalanes, que exhiben pasaporte español y muchos de sus líderes son, hipócritamente, representantes, mediante jura de la Constitución, del Parlamento Catalán y del Parlamento Español.

Está probado que los lideres presos, y los fugados, idearon y pusieron en práctica leyes unilaterales de desconexión y ruptura con la legalidad democrática vigente, valiéndose de procedimientos democráticos asumidos, como son las elecciones autonómicas y el autogobierno, y una vez conseguido el poder se instalaron en la “tienda de Puigdemont” y putearon a la mayoría de los habitantes de Cataluña no adictos al independentismo, sin pedir permiso para elaborar leyes injustas, contrarias a la voluntad de todo el pueblo torticeramente gobernado, adueñándose de la soberanía popular con subterfugios de derechos inexistentes para privilegiar al catalanismo imperante.

Está probado que el catalanismo fascista ha educado ideológicamente a la población infantil, propiciando el particularismo idiomático, adoctrinando con gatuperios y falacias nacionalistas, y ha preparado para la sedición a una juventud soñadora de molinos de viento fresco, y cuando organizaron el referéndum ilegal del 1-0 los utilizaron alevosamente, junto a las abuelitas, como murallas humanas “pacíficas” contra la Policía Nacional, la Guardia Civil y los funcionarios judiciales, incluido el Juez Llarena, atrozmente perseguido.

Está comprobado que los líderes de asociaciones ciudadanas (ANC y Ómnium) han convocado permanentemente a la movilización para la subversión, mediante revueltas callejeras, huelgas, escraches, parones circulatorios, tumultos, altercados, agitaciones, enfrentamientos…, todo un repertorio de coacciones que culminaron el 20 de Septiembre de 2017 con los grandes incidentes de la Consejería de Hacienda, encabezados por los líderes de estas asociaciones.

Está comprobado, mediante pruebas testificales y documentales, que el día 1 de Octubre de 2017 hubo en los miles de colegios abiertos ilegalmente, con la colaboración de las autoridades autonómicas y la anuencia solapada de los Mossos d`Esquadra, un número incontable de actos de violencia física, verbal, intimidatoria, coactiva…, violencia real y manifiesta, apoyada en el odio a “lo español”, por grupos independentistas, que “votaron” en número de 2 millones, según recuento de los organizadores, frente a una población de 7 millones… y esos participantes se reclaman ilusamente de “libre ejercicio del derecho a decidir”, “participación festiva de gente pacífica”, “miles de heridos”, “obstaculización del voto”…, como oposición al necesario imperio de la ley.

Si todo eso, junto y por separado, no es violencia pura y dura…, que venga el Dios de la ira y justiciero, y vea: el ansia desaforada de soberanismo, el odio a lo extraño no empático con las aspiraciones del ultra nacionalismo, la mala entraña de un catalanismo insufrible, insultón y desvergonzado…; que lo examine magnánimamente y lo valore ecuánimemente. Seguro que ha de condenar severa y ajustadamente ese movimiento populista y fascista, lacra y hez de una Europa liberal y progresista.
Si acaso ese Dios no existiera, sí sabemos que existen, y están juzgando, jueces eficaces que creen en la Unidad de España, y la defienden en el Tribunal Supremo.

*José Luis Suárez Rodríguez es Doctor en Ciencias de la Educación. Analista Político. Asesor. Autor de “Filosofía y Humor”. Director de www.masespaña.es

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