Bochorno absoluto en el Congreso de los Diputados.
El 13 de febrero de 2025 será una fecha que pase a los anales de la historia parlamentaria. Pero no para bien, sino más bien por todo lo contrario, por lo humillante que supuso la escena de ver sentado como compareciente en una comisión a un terrorista.
Se trató de Mohamed Houli Chemlal, único superviviente de la explosión de la casa de Alcanar donde la célula terrorista en torno al imán de Ripoll preparaba el material explosivo para atentar el 17 de agosto de 2017 contra la Sagrada Familia y el Camp Nou. El grupo cambió de planes e improvisó los atropellos mientras Mohamed Houli se recuperaba de sus heridas en el hospital.
Su presencia fue una petición expresa de la formación de Carles Puigdemont, Juntos por Cataluña, que pretendían demostrar que los atentados fueron organizados y permitidos por el CNI para destrozar el proceso independentista.
El criminal no defraudó a quienes consiguieron que fuera llevado a la Cámara Baja, con el visto bueno además del PSOE de Pedro Sánchez, y soltó su afirmación que no se sostuvo sobre más base que sus propias palabras, pero sin aportar prueba alguna:
El CNI tenía conocimiento de las intenciones que tenía el imán y permitieron que viniera y nos comiera la cabeza. Lo digo ahora y no lo dije antes por temor a represalias o a que me pudiera perjudicar, pero ya estoy condenado y no tengo nada que perder. Las pruebas, eso sí, no las tengo que buscar yo, las tienen que buscar los investigadores, se supone.
Puigdemont celebró las palabras que, a su juicio, reforzaban su falaz tesis.
Més clar no ho pot dir, i probablement poques persones com ell poden estar en condicions de formular aquesta acusació. Han dedicat tants anys i diners públics a fabricar la delirant trama russa que no han tingut recursos per investigar la trama jihadista que tenien dins de casa. https://t.co/PgW6H25dHf
— krls.eth / Carles Puigdemont (@KRLS) February 13, 2025
El Partido Popular se marchó del paripé y fue luego la propia Cayetana Álvarez de Toledo quien ofreció una rueda de prensa para denunciar que el Congreso de los Diputados se haya prestado a este numerito:
Bueno, decía que en este Congreso hemos visto muchas cosas en los últimos años. En este Congreso hay partidos políticos que el 1 de octubre de 2017 participaron en un golpe de Estado para convertir a vecinos en extranjeros. Es verdad que en este Congreso hay un grupo parlamentario que justifica el coche bomba y el tiro en la nuca. En este Congreso también hay diputados que han ejercido, y no sé si siguen ejerciendo, como abogados de grupos terroristas. Estoy pensando en este caso en las FARC. En este Congreso ha comparecido, y recientemente, un individuo condenado por secuestro terrorista. Y lo hizo, agárrense en calidad, de experto en la lucha contra los delitos del odio, el señor Boye, condenado por colaborar con ETA en el secuestro de Emiliano Revilla, al que, por cierto, le sigue debiendo la indemnización, este mercenario del odio.
A este Congreso han venido también, y no lo olvidaré yo porque estaba ahí, a tomar posesión de sus escaños presos en furgones policiales. Luego el señor Sánchez los indultó porque necesitaba sus votos para gobernar. Pero lo que no había sucedido nunca antes, lo que no tiene precedentes, es que al Congreso de los Diputados viniera a declarar esposado, desde la cárcel, un terrorista yihadista condenado a 43 años de prisión.
Tildó lo sucedido de degradante para la institución:
Lo que estamos viendo y viviendo hoy aquí supera todo lo que hemos visto y vivido. Y esto no es un circo, es algo infinitamente peor. Es, por supuesto, un espectáculo degradante para el Congreso, degradante para la democracia y, por tanto, para el conjunto de los españoles. Pero, sobre todo, es la viva imagen del colapso moral e institucional que Pedro Sánchez está provocando en España, con el único objetivo de perpetuarse en el poder. Y, por cierto, con la complicidad sumisa de la presidencia de esta Cámara. Es, como digo, la viva imagen de la catadura moral e institucional de esta legislatura aciaga para España y para la democracia. Porque, además, ese terrorista ha venido hoy aquí para dar pábulo a la desquiciada teoría de que el Estado deliberadamente no impidió o incluso permitió una masacre terrorista para perjudicar a la causa separatista. Es decir, han traído a un terrorista al Congreso para llamar terrorista al Estado, para llamar asesino al CNI y prevaricador al Tribunal Supremo.
Y todo esto para dar satisfacción a Junts, para mantener contento al prófugo Puigdemont, para que Sánchez pueda seguir en el poder. Esto es, por tanto, el último hito en la escalada de Sánchez contra la democracia y las instituciones, que un terrorista llame terrorista al Estado en el corazón del Congreso de los Diputados, insisto, en la sede de la soberanía nacional. Iba a decir que no se puede caer más bajo, pero conociendo al señor Sánchez no hay fondo.
La parlamentaria popular puso el acento de la responsabilidad de este despropósito en Pedro Sánchez y en la presidenta del hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo, Francina Armengol:
Fue el señor Sánchez el que, a cambio de los votos para su investidura, acordó, aceptó estas comisiones de investigación que asumen la mentira del lawfare y que criminalizan al Estado y a los jueces españoles. Fue el Partido Socialista el que luego votó a favor de la comparecencia de este terrorista islamista, condenado a 43 años, lo repito, para dar satisfacción a los socios necesarios para la investidura del señor Sánchez. Nosotros votamos enfáticamente en contra. Y ha sido la señora Armengol la que ha organizado esta comparecencia presencial del terrorista a espaldas del Partido Popular, con total nocturnidad y alevosía. Se nos dijo a nosotros que esa comparecencia iba a ser de forma telemática, por videoconferencia, lo que ya de por sí suponía un radical despropósito, dijimos que no queríamos que comparecieran. Pero lo que no se nos dijo es que iba a acudir de forma presencial. Lo que multiplica exponencialmente es agresión a la dignidad del Congreso.