Rivera mostró que llevaba en su mochila un discurso ya no de emergente sino de emergencia por si vienen mal dadas
En menos de dos semanas Albert Rivera ha dado más volantazos que un coche sin frenos. Primero fue el no rotundo a Rajoy y Sánchez que le acompañó casi toda la campaña: «A Rajoy y a Sánchez ni investidura, ni pacto, ni Gobierno, ni ministros».
Ese fue la consigna mientras las encuestas aupaban a C’s al segundo puesto de la batalla electoral. La formación naranja arrinconaba al PSOE superando a los socialistas en seis comunidades autónomas y el PP no llegaba a la mayoría absoluta. «No voy a apoyar a Mariano Rajoy. Si no gano, estaré en la oposición», repetía Rivera.
Pero llegaron los debates electorales y el brillo de los platós destiñó al líder de Ciudadanos.. Su discurso sobre la necesidad de una regeneración que no incluyera a Mariano Rajoy ni a Pedro Sánchez fue entendido como señal de indefinición y de acercamiento a Podemos. Como dijo Rajoy con su letal retranca: «Si no apoya mi investidura, apoyará a Iglesias». Zasca.
Rivera propone a Rajoy y Sánchez «un Pacto por España» https://t.co/Jt47IWUDVR pic.twitter.com/jvDm6U48my
— Antena3Noticias (@A3Noticias) December 23, 2015
El último sprint de campaña se le hizo eterno a un Rivera desfondado y sin aliento. A la desesperada, dio otro volantazo a metros de la meta prometiendo que si él no ganaba las elecciones se abstendría en la investidura del próximo presidente del Ejecutivo y facilitaría que gobierne la lista más votada.
Todo lo contrario a lo dicho en campaña apenas tres días antes: «No nos hemos planteado ni nos estamos planteando la abstención. No tenemos eso en la cabeza».
Adiós al «Yo quiero ganarle a Rajoy. No voy a votar a Rajoy». Rivera mostró que llevaba en su mochila un discurso ya no de emergente sino de emergencia por si vienen mal dadas. El bandazo no le sirvió de mucho. El partido destinado a ser bisagra electoral del 20-D se quedó en tierra de nadie con 40 meritorios diputados.
Descolgado, el trapecista Rivera ahora vuelve a dar otra pirueta proponiendo consensuar un pacto entre las fuerzas constitucionalistas para hacer de dique de contención al apocalipsis podemita.
En rueda de prensa en la sede de C’s en Madrid, Rivera ha apostado por que PP, PSOE y C’s, que defienden «el marco constitucional», exploren la posibilidad de pactar una «hoja de ruta para reformar España» y hacer posible que la legislatura comience para que el nuevo Ejecutivo y el nuevo Parlamento empiecen a funcionar.
Obligado a mover ficha y retratarse, Rivera ha comprendido al fin que la centralidad exquisita no despierta pasiones y que a veces toca arriesgarse si no quieres morir de éxito.
@lbalcarce