Dicen que a Pablo Iglesias no le interesan los presos políticos. Bueno, aquellos reos que están entre barrotes por disentir de regímenes tan ‘democráticos’ como el chavista, que tiene pudriéndose en Ramo Verde a Leopoldo López.
Sin embargo, cuando son de su cuerda, al líder de Podemos le entran las prisas por pedir la libertad de los mismos y si hace falta, visita a la prisión de turno para apoyar al preso y presionar para conseguir su excarcelación –Así babeaba Bódalo con los torturadores cuando los chavistas invitaban al macarra de Podemos-.
Por esta razón, el 4 de marzo de 2017, Iglesias, en compañía de los palmeros Rafa Mayoral y del ‘asalta fincas’, Diego Cañamero, viajarán hasta la prisión de Jaén para solidarizarse con Andrés Bodalo –El ‘show mediático’ de Podemos: guillotina para Urdangarin y libertad para Bódalo y Alfon-.
Lo que parecen olvidar los podemitas es que, al contrario que lo que le sucede a López en Venezuela, encerrado por unas ideas, a Bódalo se le tuvo que meter en la cárcel por un largo historial de agresiones –Andrés Bódalo: «Yo no soy una persona violenta»-.
El delito que le llevó a estar entre rejas fue la paliza propinada en 2012 al concejal del PSOE en Jódar, Juan Ibarra.
Asimismo, también participó en un piquete violento el 20 de junio de 2002 en una heladería en Úbeda donde sacó por la fuerza del local a la dueña del establecimiento, embarazada de seis meses. Tanto a ella como al marido los agredieron en presencia de su hijo de dos años, aparte de destrozarle el comercio.
En 2005 participó en el asalto de la consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía donde dejó heridos a cuatro policías
En agosto de 2012 asaltó con el alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo,un Mercadona en Écija y en abril de 2014 organizó en Jaén la presentación de un libro del diputado de Amaiur, Sabino Cuadra. Un grupo de ultras se presentó en el lugar y se produjo una pelea. Bódalo fue condenado a pagar una multa.