POLÉMICA DECLARACIÓN DEL PORTAVOZ SOCIALISTA EN EL CLUB SIGLO XXI

El victimismo cutre de Patxi López: cuando Madrid no es el País Vasco de los años de plomo

El dirigente del PSOE ha comparado el clima político madrileño actual con la época del terrorismo en el País Vasco, generando un aluvión de críticas

Las palabras tienen peso, especialmente cuando provienen de figuras políticas con responsabilidad institucional. El portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Patxi López, ha vuelto a situarse en el centro de la controversia política tras unas declaraciones en las que equipara la situación actual en Madrid con la vivida durante los «años de plomo» en el País Vasco, cuando ETA sembraba el terror y la muerte.

La comparación que indigna

En una conferencia celebrada en el Club Siglo XXI, López denunció lo que considera un «clima de hostilidad» contra los representantes socialistas en la capital. «Lo que estamos viviendo en Madrid recuerda a aquellos tiempos oscuros en Euskadi, donde salir a la calle significaba exponerse a insultos, amenazas y agresiones», afirmó el político vasco, quien fue lehendakari entre 2009 y 2012, precisamente en una etapa final de la actividad terrorista.

La comparación no ha tardado en provocar reacciones airadas desde diversos sectores políticos y sociales. Asociaciones de víctimas del terrorismo han mostrado su indignación ante lo que consideran una banalización del sufrimiento padecido durante décadas. El Memorial de Víctimas del Terrorismo, institución que precisamente celebra anualmente el Día de la Memoria en Euskadi cada 10 de noviembre desde 2010 —coincidiendo con el mandato de López como lehendakari—, ha emitido un comunicado recordando que «la violencia terrorista causó más de 850 víctimas mortales y miles de heridos y amenazados».

Un historial de polémicas declaraciones

No es la primera vez que el portavoz socialista protagoniza controversias por sus declaraciones. En febrero de 2025, Patxi López ya generó polémica al acusar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante una entrevista concedida por esta a Ana Rosa Quintana. En aquella ocasión, López calificó la entrevista como «delirante» e insinuó conexiones irregulares entre la productora de la periodista y Telemadrid.

Estas constantes salidas de tono del dirigente socialista parecen formar parte de una estrategia más amplia. Álvaro Bernad, analista político entrevistado recientemente por The Objective, señalaba que «hay un uso político del victimismo» en determinadas formaciones. «¿Realmente les importan las víctimas? Quizás si eres una víctima que encaja en su narrativa política, te prestan atención. Pero si no pueden sacar rédito electoral, quizás la dejan en la estacada».

La memoria histórica instrumentalizada

La referencia a los «años de plomo» no es casual. Entre 1968 y 2010, ETA asesinó a 829 personas, hirió a miles y obligó a muchos otros a vivir bajo escolta o exiliarse. Florencio Domínguez, director del Memorial de las Víctimas del Terrorismo, ha insistido en numerosas ocasiones en la importancia de «extender los programas educativos que permitan a los jóvenes conocer la parte más oscura de nuestra historia».

El propio Patxi López, como lehendakari vasco, impulsó en 2010 la creación del Día de la Memoria, una conmemoración que buscaba el reconocimiento a todas las víctimas del terrorismo. Paradójicamente, ahora utiliza ese mismo recuerdo doloroso como arma política, comparándolo con situaciones de tensión política que, por muy desagradables que puedan resultar, distan enormemente de aquella realidad.

La polarización del debate político

El clima político español atraviesa, efectivamente, momentos de alta tensión. Los insultos y descalificaciones se han normalizado en el debate público. Como señala Pablo López-Rabadán, director del Grado de Periodismo de la Jaume I de Castellón, «la intensidad de la polarización aterriza en un discurso cada vez más duro, donde el insulto se ha normalizado».

Sin embargo, existe una diferencia sustancial entre la crispación verbal —reprochable en cualquier caso— y la amenaza física real que sufrieron miles de ciudadanos vascos durante décadas. Equiparar ambas realidades no solo es inexacto desde el punto de vista histórico, sino que resulta ofensivo para quienes padecieron directamente la violencia terrorista.

Las consecuencias políticas

Las declaraciones de López llegan en un momento particularmente delicado para el PSOE. El partido atraviesa una crisis de credibilidad agravada por diversos casos judiciales que afectan a exdirigentes como José Luis Ábalos. En este contexto, la estrategia de victimización puede interpretarse como un intento de desviar la atención o generar una narrativa alternativa que movilice a sus bases.

El problema es que esta táctica tiene un coste elevado: la banalización del sufrimiento real de miles de personas. Como recordaba Ramón Tamames en una reciente entrevista, «en la vida política española actual falta altura de miras y sobra oportunismo». El veterano economista, que protagonizó la fallida moción de censura contra Pedro Sánchez hace dos años, lamentaba precisamente la degradación del debate público.

El verdadero clima de los «años de plomo»

Para entender la magnitud del error comparativo de Patxi López, basta recordar algunos datos sobre aquella época. Durante los años más duros del terrorismo en el País Vasco, miles de ciudadanos vivían con escolta, muchos comercios pagaban el llamado «impuesto revolucionario», y existía un clima de miedo que condicionaba desde las decisiones cotidianas hasta las urnas.

El Día de la Memoria en Euskadi, que este año 2024 celebró su decimoquinta edición, fue precisamente una iniciativa del Gobierno vasco presidido por López para «recordar a todas las víctimas sin excepción». En aquel momento, el entonces lehendakari defendía la necesidad de un relato veraz sobre lo ocurrido, sin manipulaciones ni instrumentalizaciones políticas.

La memoria de aquellos años oscuros quedó reflejada en numerosas obras literarias, como la célebre novela «Nada» de Carmen Laforet, que aunque ambientada en la posguerra civil, retrata magistralmente las «cicatrices de la guerra» y se convierte en «la obra que representa a una generación». Un recordatorio de que la literatura, a menudo, capta mejor que la política la dimensión real del sufrimiento humano.

El contraste con la realidad

¿Existe realmente un clima de hostigamiento sistemático en Madrid comparable al terror etarra? Los datos objetivos desmienten categóricamente esta comparación. Mientras en el País Vasco de los «años de plomo» se contaban las víctimas mortales por decenas cada año, en el Madrid actual las diferencias políticas, por agrias que sean, se dirimen en el terreno dialéctico y electoral.

La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, ha respondido a las declaraciones de López calificándolas de «irresponsables y ofensivas». «Comparar los insultos en Twitter con los asesinatos de ETA es un ejercicio de cinismo político que demuestra hasta qué punto algunos están dispuestos a retorcer la realidad para fabricar un relato victimista», ha declarado.

Lo cierto es que el PSOE gobierna en España, mientras que en Madrid es el principal partido de la oposición. Esta posición institucional dista mucho de la situación de acoso y persecución que López pretende dibujar. Los socialistas participan con normalidad en todos los foros democráticos, sus dirigentes expresan libremente sus opiniones y ejercen sus derechos políticos sin limitaciones.

Como curiosidad final, cabe recordar que el propio Patxi López, durante su etapa como lehendakari, tuvo que vivir con escolta policial permanente debido a la amenaza terrorista. Un detalle que hace aún más sorprendente su actual comparación y que, quizás, debería hacerle reflexionar sobre el verdadero significado de aquellos «años de plomo» que ahora invoca con tanta ligereza.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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