El mejor Verdi, por J.C.Deus

Algunos hablan de crisis, otros de etapa de transición en el Teatro Real, pero la inauguración de la temporada operística ayer con el estreno de Un ballo in maschera, fue todo un acontecimiento por cuanto al hecho en sí se unió su transmisión en directo y alta definición a 40 cines españoles y 47 cines europeos de Alemania, Austria, Holanda, Noruega y Reino Unido. El sueño de la accesibilidad popular a la elitista ópera se hace realidad. La nota lamentable la puso la laringitis que impidió al barítono español Carlos Álvarez interpretar el papel de Renato.

Este baile de disfraces en el que el secretario del gobernador lo asesina por creerlo amante de su esposa, comienza en un primer acto pasable, prosigue con un corto segundo acto sublime y termina en un tercer acto espectacular, que hacen de esta ópera de Verdi uno de los logros que le mantendrán en el centro del podio operístico pase lo que pase en el mundo.

Se ha especulado demasiado sobre los contenidos y objetivos políticos de este drama, que en realidad está inspirado en el asesinato de un rey sueco en un tiempo en el que todavía el regicidio estaba prohibido en los escenarios. En realidad, es el más clásico de los triángulos, con una esposa dividiendo a dos hombres unidos, a lo que se une el inevitable malentendido sin el que el género no existiría. El gobernador y la esposa de su secretario se aman, pero no pasan de lo platónico, cosa que el marido sabrá demasiado tarde, cuando después de perdonar la vida a la esposa supuestamente infiel, mate a su señor en el baile de disfraces que éste ha convocado.

Con estos eternos mimbres, el genio italiano construye una obra musical enorme, y en ciertos momentos de su último acto anticipa con metales retumbantes lo que Richard Wagner consagrará, obligando al mismo Verdi en sus últimos años a seguir la senda del alemán que a la vez siguió la suya. Por supuesto, estamos todavía muy lejanos de Wagner, pero se puede comprender la alarma de los críticos más conservadores de la época.

Dice la presentación oficial que ´fidelidad, traición y pasión son tres elementos fundamentales de Un ballo in maschera (1859). Cada uno de ellos tiene su propio tema que escuchamos en el preludio de la ópera, aunque será la pasión el elemento que determine el dramático desenlace final’. El preludio presenta las tres ideas musicodramáticas de la escena inicial: el esperanzador tema del himno coral que cantan los siervos leales, el lúgubre tema punteado del coro que cantan los conjurados y el apasionado tema de amor del aria inicial de Riccardo.

La acción se sitúa en el Boston colonial de finales del siglo XVII y representa la trama amorosa y política que conduce al asesinato de Riccardo, conde de Warwick y gobernador de Boston, durante un baile de máscaras, a manos de Renato, su fiel secretario. En medio de ambos se encuentra Amelia, mujer de Renato y enamorada correspondida por Riccardo. No falta algo de misterio mágico, representado por la maga Ulrica en el primer acto; un toque perfumado de ‘la opéra comique’ francesa en el personaje del paje Oscar, ni tampoco ecos corales y orquestales de ‘la grand opéra’, que Verdi combina magistralmente con la tradición operística italiana.

Los años centrales del siglo XIX fueron los de la alternancia entre progreso social y represión autoritaria. Los escombros de 1848 aún cubrían Italia cuando Verdi llegó a Nápoles con su ópera acerca del asesinato de un rey ilustrado y atractivo. También en Nápoles había un rey, que era cualquier cosa menos ilustrado: sin dudarlo, nuestros contemporáneos le hubieran descrito como fascista. Por dirigir el bombardeo contra sus propios súbditos y continuarlo mucho después de que cesase toda resistencia, el mundo civilizado le había apodado El rey Bomba, remoquete del que se mostraba satisfecho. Solamente un año antes de la llegada de Verdi, había escapado milagrosamente de un atentado durante una revista militar: ¿qué futuro podía aguardar a la sinopsis presentada por el compositor a los censores?

Algunos juzgan que Un ballo in maschera es la única obra políticamente reaccionaria de Verdi. Para hacer de este baile una obra disidente, habría debido modificar la perspectiva política, lo que no estaba a su alcance a causa de la censura ni, probablemente, tampoco en sus intenciones. De hecho, en su correspondencia no habla jamás de semejante aspecto del drama: sí lamenta tener que renunciar a Gustavo III de Suecia es por razones de color, a causa de los fastos y la pompa de las fiestas de su corte, así como de la fisonomía amable y brillante del soberano.

Jesús López Cobos volvió a estar bien al frente de la orquesta. Director Musical del Real desde 2003, ya sabemos que dejará el Teatro Real en 2010. Mario Martone, uno de los muchos hombres del cine y del teatro que están emigrando a la ópera en busca del espectáculo total, de la excelencia en su profesión, hace una dirección escénica desigual, con un primer acto, modesto; un segundo, francamente desenfocado, en medio de escombros; y un tercero con un magnífico juego de espejos que duplica el salón de baile y permite una hermosa duplicidad entre el drama y su contexto. Es del 2005 este montaje para el Covent Garden de Londres: quizás ahora pudiera mejorarlo.

El tenor argentino Marcelo Álvarez hizo de Riccardo, el honesto enamorado asesinado a pesar de todo, y la soprano lituana Violeta Urmana interpretó a Amelia, la dama del triángulo. En el puesto de Carlos Álvarez, cantó
el barítono argentino Marco Vratogna, incorporado al primer reparto además de figurar en el segundo. Los tres ocupan puestos altos en el podio mundial, de ahí las expectativas generadas por el evento en Europa.

El éxito de este estreno en el escenario, se vio contrastado de forma agridulce con la confirmada ruptura del equipo dirigente del Teatro Real, que ha pasado de la luna de miel al divorcio sin que apenas trascendiera. Jesús López Cobos, director musical, y Antonio del Moral, director artístico, no verán renovados sus contratos cuando venzan en septiembre de 2010; Miguel Muñiz, el director general, deberá buscar con el Código de Buenas Prácticas en la mano y la aquiescencia de Gregorio Marañón y Bertrán de Lis, presidente del Patronato de la Fundación del Teatro Real, unos relevos que aseguren la marcha ascendente. Entre apocalípticos e integrados, -para usar la vieja terminología de Umberto Eco-, nos colocamos en un justo medio, que algunos verán acomodaticio. Pero creemos -porque lo vemos- que el Teatro Real avanza y avanzará por encima de las contingencias personales, aunque sintamos sinceramente la pérdida de López Cobos y Del Moral.

ARGUMENTO
Acto I
Cuadro I

Estamos en un lujoso hall de la residencia de Riccardo, conde de Warwick y gobernador de Boston. Se escucha al comienzo la yuxtaposición musical de los dos primeros temas del preludio, entre los oficiales y gentilhombres, fieles al gobernador, y los conjurados, comandados por Samuel y Tom, que planean matarlo. Aparece Riccardo en público, revisa con su paje Oscar la lista de invitados del próximo baile y se conmueve al ver el nombre de Amelia, a quien ama en secreto a pesar de ser la esposa de Renato, su fiel secretario. Canta aparte sus apasionados sentimientos en la breve cavatina “La rivedrà nell’estasi”, de aire cromático e inspirada en una melodía de Meyerbeer. Todos los cortesanos y el paje se alejan y entra Renato para advertir a Riccardo de un complot contra su vida, cantando la cavatina “Alla vita che t’arride”. A continuación entra un juez pidiendo el exilio de Ulrica, una adivina negra que es sospechosa de dar consejos inmorales. Oscar defiende a Ulrica en la encantadora balada “Volta la terrea”. Tras ello, Riccardo decide que él y sus seguidores se disfrazarán y harán una visita a Ulrica, terminando el cuadro con la stretta “Ogni cura si doni al diletto”, donde se combina la diversión vital con los murmullos de los conjurados.

Cuadro II

La acción se sitúa ahora en la morada de la adivina Ulrica. Tras una intensa introducción orquestal, escuchamos su misteriosa invocación satánica “Re dell’abisso”. Entra el marinero Silvano para conocer su futuro y Ulrica le predice riqueza y un ascenso; Riccardo se divierte haciéndolo realidad, colocando oro y un nombramiento en el bolsillo del marinero. Tras el regocijo popular, llega un sirviente de Amelia pidiendo una consulta para su señora. En un apasionado arioso, Amelia confiesa a Ulrica que ansía liberarse de un amor ilícito. Con tono sinuoso, la adivina le indica una solución: debe arrancar a medianoche una planta que crece en un horrible paraje para hacer una poción. La escena culmina en un breve trío al que se une Riccardo, que ha escuchado oculto la conversación. Sale Amelia y entra de nuevo la comitiva de Riccardo disfrazada. Haciéndose pasar por marinero, el conde pide a Ulrica que prediga su futuro, cantando la canción estrófica “Di’ tu se fedele”. La adivina se muestra esquiva aunque predice que Riccardo morirá pronto a manos de un amigo. La profecía hace mucha gracia al conde que inicia un paradójico quinteto, “È scherzo od è follia”, ante el enfado de Ulrica, la sorpresa de Oscar y el coro o el siniestro parloteo de los conjurados Samuel y Tom. Pero Riccardo quiere saber la identidad de ese traidor y Ulrica dice que será la primera persona que estreche su mano. La profecía es considerada falsa al ser Renato, su fiel secretario, quien llega en ese momento y da la mano a su señor. Al final, Silvano reconoce que ese marinero es el conde disfrazado y el acto se cierra con un marcial himno de alabanza, “O figlio d’Inghilterra”, que se combina con reiteradas voces discordantes de los conjurados y de Ulrica.

Acto II
Estamos en la noche del mismo día, pero ahora en el horrible paraje cercano a Boston en donde Amelia busca la planta que le permita olvidar su amor ilícito por Riccardo. Tras el recitativo inicial, Amelia canta sobreponiéndose al miedo la romanza “Ma dall’arido stelo divulsa”. Llega Riccardo y tiene lugar una intensa escena a dúo crucial para la trama amorosa de la ópera; la escena culmina con la brillante cabaletta “Oh qual soave brivido”, donde escuchamos una bellísima declaración de amor mutuo. Los amantes se sobresaltan al notar que alguien llega; es Renato que advierte a Riccardo de la proximidad de los conjurados. Amelia se cubre con un velo para no ser reconocida por su esposo y el conde, antes de huir, se encarga de que Renato le preste su capa y acompañe a su misteriosa acompañante hasta las puertas de la ciudad, culminando la escena con un inquietante trío, “Odi tu come fremono cupi”. Aparecen los conjurados cantado su lúgubre melodía y, al ver que se trata de Renato, optan por distraerse descubriendo la cara de la misteriosa acompañante femenina del conde. Amelia se quita el velo ante la confusión de su marido. Se inicia en ese momento un coro muy particular que combina las burlas de los conjurados, las acusaciones de Renato y las peticiones de clemencia de Amelia. Renato, furioso con el conde, opta por fijar un encuentro a la mañana siguiente en su casa con los cabecillas conjurados Samuel y Tom; el acto termina con el eco de las burlas de los conjurados.

Acto III
Cuadro I

Tras una tormentosa introducción de la orquesta, nos encontramos a la mañana siguiente en el despacho de la casa de Renato. El secretario del conde se dispone a matar a su esposa, a pesar de que ella insiste en que no lo ha traicionado. Introducida por el lamento del violonchelo, Amelia le suplica poder ver a su hijo por última vez en el aria “Morrò ma prima in grazia”. Renato se apiada de ella y a solas arremete con furia contra el retrato de Riccardo, cantando la tremenda romanza “Eri tu”, donde también lamenta haber perdido el amor de su esposa. Suena el tema lúgubre de los conjurados y aparecen Samuel y Tom. Renato, tras destruir todas sus pruebas contra ellos, se une a su complot contra Riccardo iniciando el trío marcial “Dunque l’onta di tutti sol una”. Echan a suertes quién debe matar al conde y la mano inocente de Amelia saca el nombre de Renato de una urna, algo que le permite descubrir el siniestro complot al que se ha unido su marido. La música cambia de repente con la llegada de Oscar para invitarles al baile de máscaras de esa noche y el cuadro culmina con una stretta, “Di che fulgor”, que combina el desenfado de Oscar con el terror de Amelia y el ansia de venganza de Renato y los dos conjurados.

Cuadro II
Suena el tema del amor de Riccardo, mientras lo vemos en su lujoso gabinete firmando una orden para enviar a Renato y Amelia de vuelta a Inglaterra. En la romanza “Ma se m’è forza perderti” reflexiona sobre el sacrificio de su amor, presagia su fatal destino y ansía volver a ver a Amelia. Suena música de fiesta entre bastidores y Oscar entrega a Riccardo una nota donde se le avisa del riesgo de ser asesinado durante el baile. El conde hace caso omiso a la amenaza y termina el cuadro con una nueva declaración de amor por Amelia.

Cuadro III
Pasamos ahora al salón donde se celebra el baile de máscaras. Sigue la música de fiesta antes escuchada, ahora convertida en el coro “Fervono amori e danze”. Aparecen Renato, Samuel y Tom junto a los conjurados en busca del conde. Renato reconoce a Oscar y le pregunta por la indumentaria de Riccardo, y el paje responde con la chispeante canción con couplets “Saper vorreste”. Resuena el coro inicial y Renato consigue finalmente de Oscar la información que buscaba. Suena una delicada mazurca que sirve de fondo para la intensa conversación del reencuentro entre Amelia y Riccardo; ella le ruega que huya y él reitera su amor y le anuncia la inminente vuelta a Inglaterra con su esposo. Se están despidiendo, cuando aparece Renato que se lanza sobre ellos y apuñala a Riccardo. En medio de la confusión subsiguiente, Oscar desenmascara a Renato y el coro expresa su furia en a sonar la mazurca, pues la pequeña orquesta entre bastidores desconoce lo que ha sucedido, mientras Riccardo pide que dejen a Renato ya que quiere decirle algo. Se inicia entonces el concertato final “Ella è pura” donde Riccardo jura a Renato que Amelia no lo traicionó y le muestra la orden de partida que había firmado. Renato y los conjurados se arrepienten; el conde los perdona, se despide y muere. La ópera termina con la terrorífica stretta “Notte d’orror!”. un desenfrenado Prestissimo. Vuelve a sonar la mazurca, pues la pequeña orquesta entre bastidores desconoce lo que ha sucedido, mientras Riccardo pide que dejen a Renato ya que quiere decirle algo. Se inicia entonces el concertato final “Ella è pura” donde Riccardo jura a Renato que Amelia no lo traicionó y le muestra la orden de partida que había firmado. Renato y los conjurados se arrepienten; el conde los perdona, se despide y muere. La ópera termina con la terrorífica stretta “Notte d’orror!”.

* * *
UN BALLO IN MASCHERA
Un baile de máscaras
Giuseppe Verdi (1813-1901)

Melodramma en tres actos

Libreto de Antonio Somma,
basado en el libreto de Augustin Eugène Scribe
para la ópera Gustave III, ou le bal masqué de Daniel Auber

EQUIPO ARTÍSTICO
············

Director musical Jesús López Cobos
Director de escena Mario Martone*
Escenógrafo Sergio Tramonti*
Coreógrafo Duncan Macfarland
Figurinista Bruno Schwengl*
Iluminador David Harvey*
Director del Coro Peter Burian

REPARTO
············
Riccardo (tenor) Marcelo Álvarez (Sep. 28. Oct. 1, 4, 7, 10, 13, 16, 19)
Francesco Hong º (Sep. 30. Oct. 3, 9 12, 15, 18)

Amelia (soprano) Violeta Urmana (Sep. 28. Oct. 1, 4, 7, 10, 13, 16, 19)
Indra Thomas* (Sep. 30. Oct. 3, 9, 12, 15, 18)

Renato(barítono) Carlos Álvarez (Sep. 28. Oct. 1, 4, 7, 10, 13, 16, 19)
Marco Vratogna* (Sep. 30. Oct. 3, 9, 12, 15, 18)

Ulrica (contralto) Elena Zaremba (Sep. 28. Oct. 1, 4, 7, 10, 13, 16, 19)
Malgorzata Walewska* (Sep. 30. Oct. 3, 9, 12, 15, 18)

Oscar (soprano) Alessandra Marianelli º (Sep. 28. Oct. 1, 4, 7, 10, 13, 16, 19)
Sabina Puértolas (Sep. 30. Oct. 3, 9, 12, 15, 18)

Silvano (bajo) Borja Quiza* º

Samuel (bajo) Miguel Sola º

Tom (bajo) Scott Wilde

Un juez (tenor) Orlando Niz º

Un sirviente de Amelia (tenor) César San Martín* º

REALIZACIONES
············

Escenografía y utilería Royal Opera House, Coven Garden de Londres
Vestuario Royal Opera House, Coven Garden de Londres,
Teatro Real
Calzado y pelucas Teatro Real

CORO Y ORQUESTA TITULAR DEL TEATRO REAL
Coro y Orquesta Sinfónica de Madrid

Nueva producción del Teatro Real,
en coproducción con la Royal Opera House,
Covent Garden, de Londres

Septiembre 28, 30
Octubre 1, 3, 4, 7, 9, 10, 12, 13, 15, 16, 18, 19
20.00 horas; domingo, 18.00 horas

Duración aproximada:

Acto I: 50 min.
Pausa de 20 min.
Acto II: 32 min.
Pausa de 20 min.
Acto 3: 48 min.

La función del día 28 fue retransmitida en directo a cines de España y el resto del mundo vía satélite, en formato digital y de alta definición.

La función del día 4 será retransmitida en directo por Radio Clásica, de Radio Nacional de España, y la Unión Europea de Radiodifusión (UER)

* Por primera vez en el Teatro Real
º Por primera vez en este papel

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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