Lastres de la economía española

El independentismo catalán perjudica en el extranjero a España mucho más que la corrupción

Desde Fuera, es visto como un riesgo para la economía y suscita dudas a los inversores

Las reformas del Gobierno Rajoy son valoradas en el extranjero y ayudan a salvar la imagen del país

Las reformas del Gobierno Rajoy son valoradas en el extranjero y ayudan a salvar la imagen del país.

La corrupción lastra la imagen de España en el extranjero, no tanto porque se produzca, como por la ausencia de reacción social, jurídica e institucional hacia ella. No obstante, no impide ni rebaja las relaciones comerciales con España.

Pero, como subraya ‘El Economista’, algo que sí pasa con la amenaza soberanista catalana, que desde el extranjero es vista por organismos y expertos como un riesgo para la economía española y, por consiguiente, suscita dudas a los inversores. Eso sí, unas dudas controladas porque no creen que prospere.

Reino Unido: los españoles no castigan la corrupción en las urnas

En Reino Unido los escándalos de corrupción se observan con una distancia relativa, en comparación a la mayor inquietud que genera el debate catalán.

Las principales cabeceras de la prensa británica no han recogido un seguimiento continuo de las detenciones recientes, y las noticias esporádicas apenas van más allá de recapitulaciones de una situación que, describe The Independent, «se siente como deprimentemente normal».

La imagen de España como foco para la inversión apenas se ha visto mancillada por los recientes escándalos, que han pasado relativamente desapercibidos en La City.

Los analistas consultados por elEconomista eran más conscientes de la polémica de las tarjetas B, por tratarse de un caso que afectaba directamente a la banca y con nombres de perfil alto como el de Rodrigo Rato.

Martin Harvey, de Threadneedle Investments, asegura que España «todavía está por delante de los demás países del Sur en lo que se refiere a riesgo político», sobre todo, por la estabilidad del Gobierno.

No en vano, medios como el Financial Times han destacado la aparente reticencia de los votantes a castigar a la clase política donde más duele, en las urnas, según demuestran las encuestas en epicentros del escándalo como Andalucía o la Comunidad Valenciana.

El FT cuestiona también el alto grado de politización de la Justicia en España y su incapacidad para promover con agilidad medidas punitivas contra la corrupción.

El debate soberanista catalán ha demostrado tener más tirón, si bien el apetito mediático semeja haber caído desde la victoria del no en el referéndum sobre la independencia de Escocia.

Para los inversores, por contra, se trata de «la cuestión con el mayor potencial de desestabilizar», si bien, en la actualidad, los mercados consideran que las posibilidades de lsecesión son «bajas».

Los alemanes no comprenden que no haya dimisiones fulminantes

En la Universidad Goethe de Francfort se debate sobre las disculpas de Rajoy por la corrupción. Los estudiantes buscan noticias que hablen de dimisiones, no entienden que con una disculpa se zanje el asunto.

Su reacción es la habitual en un país donde la corrupción existe, pero no se tolera. Los escándalos políticos en Alemania han ido siempre seguidos de dimisiones fulminantes.

La corrupción daña la imagen de España en Alemania, pero eso no parece que vaya a frenar las relaciones comerciales entre ambos países.

Los costos de mano de obra se han reducido por la recesión y las reformas, y eso resulta atractivo para los inversores extranjeros. La consecuencia es que para muchos la marca España es sinónimo de género barato.

El diario Tagesspiegel recoge en un artículo «ya sea en la Casa Real, el Gobierno o las agencias públicas, en España la corrupción se considera la norma.

Los ciudadanos han perdido la confianza en las instituciones».

La radio DRK vas más allá y afirma que el problema no solo pertenece a la clase política:

«También en la vida cotidiana la gente viola en masa las normas y reglamentos».

Sobre el referéndum catalán, el Frankfurter Allgemeine publicaba hace días:

«El separatismo implica riesgos políticos y económicos. Los inversores internacionales dudan».

Y el ministro de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, respecto del referéndum escocés destacó «la cultura democrática ejemplar de Gran Bretaña», y esa no es una declaración baladí, pues si en Alemania se mira con recelo cualquier nacionalismo por razones históricas, también existe una idea muy clara de democracia, por ello cuesta entender que sea tan difícil hacer un referéndum.
Italia envidia las reformas españolas

Un país que crece, que tiene bancos sólidos y que ha sabido llevar a cabo las reformas. Eso es España para Italia. El mundo italiano de los negocios deja de un lado a los problemas políticos y envidia a los avances económicos de España.

La prensa italiana casi no ha hablado de la trama corrupción en España y los transalpinos parecen más que nunca sumidos en sus propios escándalos de corrupción, las reformas que no despegan y una crisis económica sin fin.

Las únicas crónicas que vienen de Madrid hablan de los resultados de los test de estrés y del crecimiento del PIB del 0,5 por ciento en el tercer trimestre, un sueño para Italia que concluirá 2014 en recesión.

En los pasillos de las entidades financieras en Milán más que a la corrupción se mira a la solidez de la economía española.

«El interés de los inversores extranjeros hacia España sigue siendo muy alto. Se percibe como un país que ha realizado reformas importantes en el ámbito laboral y que ha reformado la banca», explica Lorenzo Astolfi, consejero delegado de N+1 Syz, banca privada y de inversión italo-suiza.

«La economía española está atravesando un periodo de recuperación y esto también influye en el interés de los inversores institucionales hacia el país» añade Astolfi. Si para los inversores italianos la corrupción no basta para ocultar los éxitos económicos de España, tampoco lo hace el debate sobre la independencia de Cataluña».

Grecia compara su corrupcion a la nuestra

Las noticias sobre la corrupción política en España llegan a Grecia, pero no sorprenden. Grecia ha sufrido y sigue sufriendo por la corrupción administrativa y las conductas semejantes por parte de personajes políticos en un país como España, al que se considera muy cercano en cuestión de mentalidad, no alarman a nadie.

Las disculpas de Mariano Rajoy se han comparado en Grecia con las declaraciones que hacía el primer ministro griego en 2007, Kostas Karamanlis, cuando pedía «modestia y humildad» a los miembros de partido, al mismo tiempo que se sucedían los casos de corrupción en Nueva Democracia.

Lo que sí es cierto es que estos acontecimientos no parece que tengan algún tipo de impacto en la relación comercial entre los dos países, dado que las inversiones griegas en España siempre han sido bastante limitadas.

Barcelona sigue siendo el destino favorito del público griego, algo que no cambiará, según los expertos, por el debate soberanista ni una eventual independencia.

Cataluña preocupa en la Unión Europea

La Unión Europea vive inmersa en un periodo de agitación constante desde que Lehman Brothers colapsara en septiembre de 2008. Por eso, en Bruselas sólo preocupan seriamente aquellos temas nacionales que afectan directamente la estabilidad de la Unión o pueden provocar una reacción en cadena más allá de los Pirineos.

Una de estas preocupaciones ha sido la convocatoria del referéndum en Cataluña. El intento de consulta del presidente de Cataluña, Artur Mas, incomoda en las instituciones europeas, que se vieron afectadas por un desafío similar desde el lado escocés, y vigilan de reojo a los varios focos secesionistas del continente.

El saliente presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, reconoció el pasado mes a elEconomista que «como europeísta, cuanta más unidad mejor, y cuanta más división, peor».

El tema catalán ha sido recogido por la prensa internacional, y seguido por los corresponsales comunitarios. Sin embargo, los casos particulares de corrupción se siguen con menos atención, a pesar del sentimiento existente sobre la situación de corrupción generalizada en nuestro país.

Sí han llegado a cabeceras de influencia en Bruselas, como el Financial Times, casos como el de la financiación ilegal del PP o ahora el de las tarjetas opacas y la operación Púnica.

El diario concluía en un artículo el pasado jueves que «los españoles se preocupan profundamente por la aparente ola de casos de corrupción, pero a menudo no lo suficiente como para votar a otros partidos».

Al ser preguntado ayer por ‘El Economista’ si afecta más la corrupción o el desafío de independencia catalán a la comunidad inversora, el saliente comisario de Competencia, Joaquín Almunia salió por la tangente al decir que lo que los inversores miran son las perspectivas económicas, en concreto, «los dos grandes problemas de España: el endeudamiento y el paro».

Otros compañeros suyos en el colegio de comisarios, en concreto el comisario de Empleo, Laszlo Andor, responsable del Fondo Social Europeo (FSE), sí han prestado una atención más estrecha a escándalos como el de los ERE e indicó que de cara al futuro «realizará un estrecho seguimiento a través de controles y auditorías».

EEUU: la marca España debería ser más fuerte

Antes del último tsunami de escándalos que ha sacado los colores a la clase política de España, el exembajador de Estados Unidos Alan Solomont dejó claro que «no es que la marca España sea mala, pero debería ser más fuerte».

Unas declaraciones que ya hace un par de meses hicieron alusión tanto a la corrupción como al caso catalán.

El diplomático incidió en que lo que puede inquietar a los inversores no sólo es la estabilidad fiscal y económica sino también la regulatoria y política.

«En cierta forma la crisis económica ha minado la confianza en las instituciones políticas y eso se ha reflejado en Cataluña. La crisis ha contribuido a las tensiones políticas».

Solomont mencionó los «tristes niveles de confianza de los ciudadadanos en los líderes políticos», una realidad que también es evidente al otro lado del Atlántico, «tanto para la oposición como para el Gobierno», señaló.

Es cierto que durante los últimos meses en Estados Unidos, la posible secesión de Cataluña ha ocupado una mayor atención que la corrupción política.

Sin embargo, con la expectación generada por el referéndum escocés, Cataluña volvió a convertirse en el otro foco europeo de las regiones en busca de la independencia.

«Cataluña es claramente un riesgo importante», indica Matthew Weir, director ejecutivo de Goldman Sachs Strategy Group. Desde Roubini Global Economics, la consultora liderada por Nouriel Roubini, también consideran que el ejemplo catalán pone de manifiesto la «delicada situación dentro del continente europeo».

El diario The Wall Street Journal se hacía eco ayer, en un artículo sobre el voto simbólico del próximo 9 de noviembre, de cómo el caso de evasión de impuestos que rodea a Jordi Pujol y su familia ha tenido repercusiones a nivel político dentro de la coalición formada por CiU.

 

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