Los lunes, revista de prensa y red

“Yo quiero votar el 4”, de Antonio Burgos, “Anomalías”, de Juan Pablo Colmenarejo , y “Ayuso cabalga contradicciones: dice defender la vida pero apuesta por el «aborto seguro»”, de Ana Fuentes

(Avalancha de improperios. Viñeta de Nieto en ABC el pasado día 28.04)

YO QUIERO VOTAR EL 4

Artículo de Antonio Burgos publicado en ABC el pasado día 28 de abril

Isabel Díaz Ayuso ha hecho lo que no se atrevió Rajoy, y nos hubiera librado de esta España hosca y crispada, más dos Españas que nunca. Por cierto, para quitar hierro a tanto enfrentamiento, tanta polarización en los extremos y tantas veladas acusaciones, a propósito de los inaceptables y condenables sobres con amenazas de muerte y cartuchos de fusiles de asalto que han recibido Marlaska, Iglesias y la directora general de la Guardia Civil, para aplacar los ánimos me acordaría de la máxima del trovador de Sevilla, de Francisco Palacios «El Pali»: «Menos misiles y más pavías de bacalao». Yo ahora diría «Menos cartuchos de fusiles de asalto y más cartuchos de pescado frito». ¿Se imaginan que en vez de amenazas de muerte y municiones recibieran los políticos sobres no anónimos, sino firmados por sus partidarios, con deseos de suerte en las elecciones autonómicas de Madrid del próximo martes día 4 y cartuchos de pescado con las exquisiteces de los freidores de Cádiz y las freidurías de Sevilla, ese cazón en adobo, esos chocos, esas rodajaz de merluza?

He dicho elecciones autonómicas y creo que he errado de tiro, ya que estamos hablando de municiones. No se crean eso que dicen que el martes 4 hay elecciones autonómicas en la Comunidad de Madrid: son en España entera. Una vez más, Madrid decide por España. El modelo que salga de esas urnas en plena pandemia, a las que nadie ha puesto el menor reparo sanitario como a las elecciones catalanas, tendrá validez para toda España. Se trata de ver si es posible una especie de «señor Sánchez, váyase» o si se prefiere este Gobierno apoyado en quienes no creen en España y desean al menos acabar con el modelo de concordia del régimen de la Transición salido de la Constitución de 1978. El volantazo de Gabilondo lo dice todo. Quien también iba a perder el sueño si tenía que gobernar con Podemos es eso ahora lo que quiere; esto es, la repetición en la Puerta del Sol, en eso tan bonito de «la Real Casa de Correos», del modelo que nos está gobernando España o lo que sea. Digo «o lo que sea» porque para mí y para muchos españoles gobernar es otra cosa y no encadenar ocurrencias y demagogias, sobre la base del engaño. Y como botón de muestra del engaño, ahí está lo mentado de Gabilondo, de poner a Podemos tras la línea roja a decirle el «Vamos a ganar».

¿Y lo del fascismo, dónde me lo dejan? Sólo les falta decir lo de 1936: «Madrid será la tumba del fascismo». Pensar de otra manera, creer en la libertad y en la separación de poderes, defender la Constitución, ya saben: es fascismo. No hay más democracia que la de los que quieren usarla totalitariamente en nombre de la izquierda. ¿Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio? Fascistas y antidemócratas. Los únicos demoócratas son los que actúan en fascista para acusar a los demás. Por eso no se crean que las elecciones del 4 son en Madrid. Son en España entera, nos jugamos el futuro por voto de los madrileños. Yo quiero ser madrileño por un día para votar el día 4 por la libertad.

Artículo en: http://www.antonioburgos.com/abc/2021/04/re042821.html

ANOMALÍAS

Artículo de Juan Pablo Colmenarejo publicado en El Debate de Hoy el pasado día 27 de abril

La anomalía la desperezó Rodríguez Zapatero quien, tras ganar las primeras elecciones, confesó necesitar la tensión para vencer en las vísperas electorales de 2008. Sánchez no ha demostrado su desacuerdo, sino que alimenta esa estrategia incluso utilizando el BOE para estigmatizar al PP como enemigo de la democracia.

Los partidos sistémicos (PSOE-PP y también viceversa) han cometido los mismos errores al alimentar las escisiones del adversario como método de anulación de la alternativa. Como la política no es ajena a la repetición de los tropiezos no se aprende de casos similares o por lo menos parecidos. Basta con detenerse en el ejemplo francés y buscar el origen del crecimiento de la ultraderecha. El socialista François Mitterrand creyó que solo era una amenaza para el centro derecha. No hay noticias de un partido socialista francés casi inexistente, pero en cambio sí del lepenismo actualizado, que el año que viene va a volver a disputar la presidencia de Francia, con los votos que le proporcionan los caladeros tradicionales de la izquierda.

Como explicó el candidato comunista Jean-Luc Mélenchon, durante la campaña de las presidenciales que ganó Macron (2017), su competencia directa era la extrema derecha. En un gran reportaje sobre la Alemania nazi, Manuel Chaves Nogales cuenta en mayo de 1933 su hallazgo, como testigo directo, al comprobar que las mismas bases sociales que auparon a los bolcheviques al poder lo iban a hacer con el nacionalsocialismo alemán. Constata el observador que la población se había pasado al nuevo régimen que estaba a punto de tomar el poder absoluto hasta 1945. En Bajo el signo de la esvástica. Cómo se vive en los países de régimen fascista (Almuzara, 2012) se incluye como apéndice la crónica de una conferencia pronunciada por Chaves Nogales en el Ateneo de Sevilla a su regreso del paisaje alemán: «Cómo se acaba con una República. Del comunismo ruso al fascismo alemán».

La nueva política nacida tras la crisis del euro en España ha hecho renacer un lenguaje que ni el PSOE de González ni el PP de Aznar/Rajoy emplearon. La herencia recibida por los Gobiernos de Suárez y Calvo Sotelo permitió desterrar la estrategia del odio y de la tensión. La anomalía la desperezó Rodríguez Zapatero quien, tras ganar las primeras elecciones, horas después de la matanza de los trenes (2004), confesó necesitar la tensión para vencer en las vísperas electorales de 2008. Los datos del paro ya anunciaban la catástrofe social que vendría después.

Sánchez no ha demostrado su desacuerdo, sino que alimenta esa estrategia incluso utilizando el BOE para estigmatizar al PP como enemigo de la democracia. Al Gobierno de la mayoría absoluta de Rajoy y al PP más socialdemócrata, se le estigmatizó como de derecha extrema, además de corrupto y cruel por su gestión de la crisis, la peor derecha de Europa, todavía lo siguen diciendo con el liberal-conservador Casado. Sánchez y casi toda la izquierda, ante la presión de Podemos, agitaron el fantasma hasta que apareció Vox en 2018 en las elecciones autonómicas de Andalucía. Desde entonces el pretexto es nítido. El PP creyó que si Podemos superaba al PSOE, casi lo consigue en 2015, el miedo a Iglesias sería un motivo para seguir votando a Rajoy. A Sánchez le sucede lo mismo con Vox. Necesita de la anomalía para evitar que el PP sea otra vez alternativa.

El PP creyó que si Podemos superaba al PSOE, casi lo consigue en 2015, el miedo a Iglesias sería un motivo para seguir votando a Rajoy. A Sánchez le sucede lo mismo con Vox. Necesita de la anomalía para evitar que el PP sea otra vez alternativa

La anomalía la desperezó Rodríguez Zapatero quien, tras ganar las primeras elecciones, confesó necesitar la tensión para vencer en las vísperas electorales de 2008. Sánchez no ha demostrado su desacuerdo, sino que alimenta esa estrategia incluso utilizando el BOE para estigmatizar al PP como enemigo de la democracia.

Los partidos sistémicos (PSOE-PP y también viceversa) han cometido los mismos errores al alimentar las escisiones del adversario como método de anulación de la alternativa. Como la política no es ajena a la repetición de los tropiezos no se aprende de casos similares o por lo menos parecidos. Basta con detenerse en el ejemplo francés y buscar el origen del crecimiento de la ultraderecha. El socialista François Mitterrand creyó que solo era una amenaza para el centro derecha. No hay noticias de un partido socialista francés casi inexistente, pero en cambio sí del lepenismo actualizado, que el año que viene va a volver a disputar la presidencia de Francia, con los votos que le proporcionan los caladeros tradicionales de la izquierda.

Como explicó el candidato comunista Jean-Luc Mélenchon, durante la campaña de las presidenciales que ganó Macron (2017), su competencia directa era la extrema derecha. En un gran reportaje sobre la Alemania nazi, Manuel Chaves Nogales cuenta en mayo de 1933 su hallazgo, como testigo directo, al comprobar que las mismas bases sociales que auparon a los bolcheviques al poder lo iban a hacer con el nacionalsocialismo alemán. Constata el observador que la población se había pasado al nuevo régimen que estaba a punto de tomar el poder absoluto hasta 1945. En Bajo el signo de la esvástica. Cómo se vive en los países de régimen fascista (Almuzara, 2012) se incluye como apéndice la crónica de una conferencia pronunciada por Chaves Nogales en el Ateneo de Sevilla a su regreso del paisaje alemán: «Cómo se acaba con una República. Del comunismo ruso al fascismo alemán».

La nueva política nacida tras la crisis del euro en España ha hecho renacer un lenguaje que ni el PSOE de González ni el PP de Aznar/Rajoy emplearon. La herencia recibida por los Gobiernos de Suárez y Calvo Sotelo permitió desterrar la estrategia del odio y de la tensión. La anomalía la desperezó Rodríguez Zapatero quien, tras ganar las primeras elecciones, horas después de la matanza de los trenes (2004), confesó necesitar la tensión para vencer en las vísperas electorales de 2008. Los datos del paro ya anunciaban la catástrofe social que vendría después.

Sánchez no ha demostrado su desacuerdo, sino que alimenta esa estrategia incluso utilizando el BOE para estigmatizar al PP como enemigo de la democracia. Al Gobierno de la mayoría absoluta de Rajoy y al PP más socialdemócrata, se le estigmatizó como de derecha extrema, además de corrupto y cruel por su gestión de la crisis, la peor derecha de Europa, todavía lo siguen diciendo con el liberal-conservador Casado. Sánchez y casi toda la izquierda, ante la presión de Podemos, agitaron el fantasma hasta que apareció Vox en 2018 en las elecciones autonómicas de Andalucía. Desde entonces el pretexto es nítido. El PP creyó que si Podemos superaba al PSOE, casi lo consigue en 2015, el miedo a Iglesias sería un motivo para seguir votando a Rajoy. A Sánchez le sucede lo mismo con Vox. Necesita de la anomalía para evitar que el PP sea otra vez alternativa.

El PP creyó que si Podemos superaba al PSOE, casi lo consigue en 2015, el miedo a Iglesias sería un motivo para seguir votando a Rajoy. A Sánchez le sucede lo mismo con Vox. Necesita de la anomalía para evitar que el PP sea otra vez alternativa

Tanto Podemos como Vox se encontraban fuera del juego de las elecciones de Madrid. Quizás lo acaben estando y lo que vivimos es un artificio de este tiempo líquido y agitado. El 10 de marzo (en Murcia empezó un ciclo político) pilló a contramano. Iglesias pisando la moqueta y subido en el coche oficial y Vox viendo como el tirón de Ayuso reunificaba el PP en Madrid, su gran caladero del cabreo de la derecha antiRajoy. Podemos y Vox crecen en la agitación. La moderación les provoca reacción. La violencia ejercida contra Vox no se justifica como tampoco las amenazas de muerte a Iglesias o al ministro Grande Marlaska. No caben en un sistema «democrático, tolerante y comprensivo», que dijo Chaves Nogales.

Los partidos sistémicos (PP-PSOE, y también viceversa) tienen la obligación de marcar las distancias con quienes ponen en cuestión los consensos esenciales. Resulta imposible porque estamos en campaña electoral pero como ya no hay tiempos para la calma conviene decirlo con voz templada. Las anomalías han conseguido foco cuando la realidad les había obligado a hacer mutis por el foro. El 4 de mayo sabremos si los votantes se dejan llevar por los excesos o bien demuestran que el voto no es lo mismo que darle al me gusta en las redes sociales.

un artificio de este tiempo líquido y agitado. El 10 de marzo (en Murcia empezó un ciclo político) pilló a contramano. Iglesias pisando la moqueta y subido en el coche oficial y Vox viendo como el tirón de Ayuso reunificaba el PP en Madrid, su gran caladero del cabreo de la derecha antiRajoy. Podemos y Vox crecen en la agitación. La moderación les provoca reacción. La violencia ejercida contra Vox no se justifica como tampoco las amenazas de muerte a Iglesias o al ministro Grande Marlaska. No caben en un sistema «democrático, tolerante y comprensivo», que dijo Chaves Nogales.

Los partidos sistémicos (PP-PSOE, y también viceversa) tienen la obligación de marcar las distancias con quienes ponen en cuestión los consensos esenciales. Resulta imposible porque estamos en campaña electoral pero como ya no hay tiempos para la calma conviene decirlo con voz templada. Las anomalías han conseguido foco cuando la realidad les había obligado a hacer mutis por el foro. El 4 de mayo sabremos si los votantes se dejan llevar por los excesos o bien demuestran que el voto no es lo mismo que darle al me gusta en las redes sociales.

Artículo en: https://eldebatedehoy.es/noticia/politica/27/04/2021/anomalias/

AYUSO CABALGA CONTRADICCIONES: DICE DEFENDER LA VIDA PERO APUESTA POR EL «ABORTO SEGURO»

Artículo de Ana Fuentes publicado en Actuall el pasado día 28 de abril

Ayuso: «Defiendo una política donde el aborto sea sobre todo seguro y poco frecuente porque no vamos a evitar que la gente aborte». La candidata del Partido Popular expone un discurso sobre el aborto sin coherencia interna, en el que no atina a decir si es «libertad» o «tirania».

Isabel Díaz Ayuso se declara defensora de la vida, pero apuesta por el «aborto seguro».

La candidata del Partido Popular a la presidencia de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso ha explicado su postura personal y política sobre el aborto en una entrevista concedida a El Toro TV a una semana de la celebración de los comicios el próximo 4 de mayo.

Preguntada por la cuestión del aborto Díaz Ayuso ha asegurado en un primer momento: «Yo siempre he defendido la vida» para a continuación matizar su postura, mostrándose favorable a esta práctica homicida, pero poco.

«Defiendo que tiene que haber una política donde el aborto sea sobre todo seguro y poco frecuente, y sobre todo es donde hay que poner el acento, porque no vamos a evitar que la gente aborte«, ha señalado.

Díaz Ayuso también ha asegurado -‘cabalgando contradicciones’, como dijo Pablo Iglesias- que a la vez que defiende el llamado ‘aborto seguro’ (lo único seguro es que el bebé es matado) está «a favor de respetar a aquellas asociaciones que ayudan y que amparan a aquellas mujeres que siempre quieren salir adelante con sus hijos y que son excluidas, maltratadas, etcétera».

La presidenta en funciones ha señalado algunos argumentos un tanto confusos sobre si abortar es un acto de «libertad» o de «tiranía»:

«Tienen que tener todas las mujeres la libertad y el amparo para decidirse y seguir adelante con sus hijos y nunca venderles que eso es libertad, que precisamente deshacerte de ellos es libertad. Y eso es lo que está pasando y que está siendo un acoso constante contra la mujer. Y es realmente todo eso sí que a mi juicio, una absoluta tiranía, porque que en el futuro podrás tener otros hijos, pero nunca tendrás ese».

«Yo no he conocido a una mujer que se haya alegrado de abortar. Y sin embargo, no he conocido a ninguna mujer que se arrepienta de sus hijos», ha rematado en una argumentación sandwich: con un deseable aspecto provida por los panes y con un amargo sabor proaborto en el relleno.

Artículo en: https://www.actuall.com/vida/ayuso-cabalga-contradicciones-dice-defender-la-vida-pero-apuesta-por-el-aborto-seguro/

 

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

Lo más leído