La manipulación de algoritmos en la plataforma X (ex Twitter) durante la reciente campaña presidencial estadounidense y el pasado uso, sin consentimiento, de datos personales de millones de usuarios de Facebook por la firma Cambridge Analytica presentan similitudes “alarmantes”. Ambos amplifican en forma desigual ciertos discursos políticos, buscan influir en el comportamiento de los votantes mediante un control deliberado de la información visible para éstos y moldean la percepción pública con un sentido determinado.
Gabriel Levy, investigador asociado del Observatorio Latinoamericano de Regulación, Medios y Convergencia (Observacom), concluyó así su análisis del reciente estudio dirigido por Timothy Graham, de la Universidad Tecnológica de Queensland, y Mark Andrejevic, de la Universidad de Monash, Australia, sobre cambios algorítmicos introducidos a X durante la pasada campaña presidencial en Estados Unidos. Después de revisar más de 56 mil publicaciones entre el 1 de enero y el 25 de octubre de 2024, el trabajo citado detectó una visibilidad desproporcionada de determinadas cuentas, particularmente las alineadas con el Partido Republicano e incluyendo la del propio controlador de dicha red social, Elon Musk, revelando patrones de sesgo y alertando sobre su impacto en el discurso público y la equidad democrática.
“En el caso de X –explica Levy-, la ventaja algorítmica otorgada a las cuentas conservadoras y a la de Elon Musk no sólo distorsionó la visibilidad de las ideas progresistas, sino que también reforzó una narrativa política particular, favoreciendo indirectamente a un candidato específico, Donald Trump”.
Ambos casos, prosigue, despiertan la necesidad de una regulación estricta de las plataformas digitales, una que garantice el respeto a los principios de equidad e integridad que el espacio público en línea requiere. “Sin estas salvaguardas, el riesgo de que las redes sociales perpetúen desigualdades políticas e ideológicas seguirá creciendo, comprometiendo la democracia en su núcleo”, advierte.
“La desigualdad en la visibilidad de los discursos no sólo condiciona las decisiones de los votantes, sino que también refuerza estructuras de poder político existentes, afectando negativamente la integridad del proceso electoral”.
Se disparan indicadores
En el caso de la cuenta personal de Elon Musk, tras el cambio estructural del algoritmo y el apoyo público a Trump, en julio pasado, se detectó un aumento en sus métricas de participación de 138 por ciento en vistas promedio por publicación, de 237 por ciento en retweets y 198 por ciento en “Me gusta”, indicadores clave de visibilidad y participación en redes sociales y muy superiores a las de otras cuentas (56%, 152% y 120%, respectivamente).
La modificación, observa el investigador, además de posicionar a Musk con una ventaja que aumentó su influencia en la plataforma, es representativa de cómo los ajustes algorítmicos pueden alterar significativamente el equilibrio informativo en un contexto electoral, pues la amplificación selectiva de ciertos mensajes no sólo podría haber afectado la percepción pública, sino también influido en el comportamiento de los votantes. El contenido alcanzó a su base de seguidores y pudo penetrar también en audiencias indecisas o menos informadas, “configurando un entorno donde las ideas conservadoras recibieron mayor atención que sus contrapartes progresistas”.
Añade que las publicaciones de las cuentas republicanas experimentaron un incremento promedio de 41 por ciento y las demócratas, sólo de 18 por ciento.
Después de lo descrito, dos consecuencias adicionales: usuarios de X se están restando masivamente de la plataforma y su controlador está próximo a asumir un cargo personal en el segundo gobierno de Trump.
Democracia comprometida
A juicio de Levy, este estudio evidencia cómo los algoritmos pueden ser herramientas de influencia, favorecer potencialmente determinadas agendas políticas y llegar a comprometer la integridad del proceso democrático en Estados Unidos.
Recordó una investigación de 2018, según la cual la firma británica Cambridge Analytica recopiló y explotó datos personales de millones de usuarios de Facebook, sin su consentimiento explícito, utilizando información sicológica para personalizar anuncios políticos dirigidos, estrategia que habría desempeñado un papel clave en la definición de la pasada campaña del Brexit en el Reino Unido y de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016 (ganadas también por Trump).
“Aunque el modus operandi era diferente -dependía de minería de datos en lugar de algoritmos de amplificación-, el objetivo era el mismo: influir en el comportamiento de los votantes mediante un control deliberado de la información visible para ellos. En este contexto, el estudio de Graham y Andrejevic (2024) (sic) sobre la plataforma X presenta similitudes alarmantes”, concluye.
J.F.S.
Fuente principal: Observacom
