6 de cada 10 ciudadanos españoles suspenderían un examen

¿Eres uno más de ese 60% de los españoles que comete faltas de ortografía?

La raíz de este problema reside en que la mayor parte de la población española no lee. Más concretamente, el 32% de las personas no lee nunca

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España tiene un problema muy grave en cuanto a las faltas de ortografía y sintaxis.

Tanto es así, que más de el 60% de los españoles suspendería un examen.

Muchos podrían pensar que el principal causante de esta situación son las redes sociales y los teléfonos móviles.

Sin embargo, la realidad es otra: la raíz de este problema reside en que la mayor parte de la población española no lee. Más concretamente, el 32% de las personas no lee nunca.

A pesar de que el español sea el cuarto idioma más hablado en todo el mundo, lo cierto es que, en múltiples ocasiones, se cometen una serie de errores bastante comunes que se siguen realizando por mucho tiempo que pase.

A ver o haber

La diferencia entre ambas palabras parece ser sencilla y clara. Sin embargo, son muchas las personas las que, a día de hoy, siguen confundiéndolas.

«A ver» se emplea para solicitar, en modo interrogativo, que se nos deje comprobar o ver algo: «-Tengo algo para ti. -¿A ver?»; también se puede emplear para expresar interés o expectación sobre algo: «A ver cómo nos va en el examen mañana»; Para llamar la atención de alguien: «A ver, circulen»; expresar algo como algo obvio e inevitable: «-¿Pagas impuestos? -¡A ver!»; también se emplea para expresar curiosidad o interés y, a veces, a modo de reto: «A ver si este año nos toca la lotería», «A ver si te atreves».

Por tanto, si en alguna de esos ejemplos se emplea «haber», estaríamos cometiendo una falta de ortografía. «Haber» hace referencia al infinitivo del verbo, que tiene dos usos fundamentales: como auxiliar en la formación de los tiempos compuestos: «Tendrías que haber venido», y como impersonal: «Pudo haber ocurrido algo»,

Hay, ay y ahí

Si tienes problemas para diferenciar alguna de estas, hay una regla de oro que probablemente te ayude: «Ahí hay un hombre que dice ¡ay!». «Hay» es una forma del verbo haber, mientras que «ahí» es un adverbio. En el caso de «ay», es una interjección que indica dolor o temor.

Laísmo, leísmo y loísmo

Probablemente estos sean los errores más comunes que comete la población.

«Lo» se emplea como complemento directo y únicamente para el caso del masculino: «Lo aclararon mucho (a él)».

«La» se usa para el complemento directo, pero referido al femenino: «La aplaudieron mucho (a ella).

«Le» se emplea como complemento indirecto, independientemente de ser masculino o femenino: «Le dijeron (a él o a ella) una mentira», «Le echó gasolina al automóvil».

Hecho o echo

Cualquier forma del verbo «echar», que significa tirar, se escribe sin «h». Aunque se pronuncie igual, no debe confundirse con «hecho», del participio del verbo «hacer», que se escribe con «h».

Vaya, valla y baya

Estas palabras pueden llamar a confusión muy fácilmente. «Vaya» hace referencia al verbo «ir» conjugado en primera o tercera persona de subjuntivo y que puede expresar decepción o disgusto. Por otro lado, «valla» se refiere a una cerca u obstáculo o incluso un cartel. «Baya» es un fruto.

Haya, halla, aya y allá

Como en el ejemplo anterior, son palabras que se pronuncian igual, lo que puede complicar bastante diferenciarlas. «Halla» hace referencia al verbo hallar o encontrar, «haya» es la primera o tercera persona del verbo haber, «aya» es una persona encargada del cuidado de los niños y «allá» es un adverbio de lugar.

Imperativo o infinitivo

La sustitución de el infinitivo por el imperativo es uno de los errores más comunes en nuestra lengua. Tanto es así, que la misma RAE aceptó la palabra «iros», cuando la forma más correcta es «idos», su imperativo. Cada vez que queramos conjugar algún verbo en imperativo hay que sustituir la «r» por la «d».

La tilde en los monosílabos

Si los españoles fallan mucho a la hora de poner tildes, cuando se quiere poner una tilde a un monosílabo la confusión es aún mayor.

En general, los monosílabos no se acentúan, a no ser que sea un caso de tilde diacrítica, que exactamente sirve para diferenciarlos: «te» y «té» o «mí» y «mi».

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Autor

Jesús Mitchelle Torres

Licenciado en ciencias fiscales (ENAHP – IUT), especialista en auditoría de Estado (Universidad Simón Bolívar) y magíster en gerencia pública (IESA) con siete años de experiencia como auditor de Estado en Venezuela.

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