Parece un titular muy fuerte, pero es totalmente cierto. Parece una broma macabra, pero no lo es. El uso y el abuso del plástico ha llegado a cotas tan insospechadas que prácticamente no quedan aguas vírgenes en el planeta que no hayan sido denostadas por el impacto negativo de este material que la especie humana utiliza a su antojo sin detener su fabricación ni paliar sus dramáticas consecuencias para el planeta, la biodiversidad, la calidad del aire o la contaminación de los mares, según recoge la autora original de este artículo Andrea Núñez-Torrón Stock en computerhoy y comparte Manuel Trujillo para Periodista Digital.
Por ello, diversas investigaciones han puesto el foco en las diminutas partículas de plástico que llegan a nuestros platos y por ende, a nuestros órganos.
Un reciente estudio de la Universidad de Newcastle (Australia), encargado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), revela que consumimos cerca de 2.000 piezas pequeñas de plástico o derivados del mismo por semana.
La cantidad total supone ingerir 5 gramos del producto cada siete días, el peso equivalente a una tarjeta de crédito bancaria. Haciendo cuentas sin necesidad de calculadora, nos “comeríamos” 52 tarjetas de crédito al año según este informe dirigido por el doctor Thava Palanisami.
En cuanto a las fuentes de las que proviene el materia, la fuente más grande de ingestión es mediante el agua, tanto embotellada como en grifo, algo que ya revelaron otras investigaciones previas, como la realizada en la Universidad Estatal de Nueva York y que demostró la presencia de nanopartículas de plástico en el 93% de las muestras tomadas entre las principales marcas de agua embotellada. Además del agua también cuentan con cantidades considerables de plástico la cerveza, la sal o el marisco.
El problema, no afecta por igual a todo tipo de zonas, sino que países como la India o Estados Unidos sufren especialmente la concentración de estas pequeñas partículas de plástico, el doble que en el agua europea o en Indonesia. “La acción global es urgente y esencial para hacer frente a la crisis del plástico”, piden desde WWF. Su director, Marco Lambertini, pide un tratado global para abordar la contaminación plástica: “Si no queremos plástico en nuestros cuerpos, debemos detener los millones de toneladas de plástico que continúan filtrando a la naturaleza cada año. Necesitamos medidas urgentes a nivel gubernamental, empresarial y de consumidores”..
