LOS EXPERTOS EN JARDINERÍA ALERTAN SOBRE LOS RETOS DE ESTAS POPULARES PLANTAS

Los jardineros recomiendan no plantar hortensias en el jardín y el motivo es… ¡que sufren mucho!

Estas bellas flores, apreciadas por sus coloridas inflorescencias, requieren condiciones específicas de suelo y clima que muchos jardines no pueden proporcionar

Hortensias
Hortensias. PD

Las hortensias, con sus exuberantes flores y variedad de colores, son una de las plantas ornamentales más codiciadas por los amantes de la jardinería.

Sin embargo, cada vez más expertos recomiendan pensarlo dos veces antes de incorporarlas a nuestros jardines. El motivo principal: estas plantas pueden sufrir considerablemente si no se les proporcionan las condiciones adecuadas.

Las hortensias (Hydrangea macrophylla) son extremadamente sensibles a las condiciones ambientales.

Uno de los principales problemas que enfrentan estas plantas es la necesidad de un suelo específicamente ácido, con un pH que debe oscilar entre 5,2 y 6,2. Cuando el suelo no cumple con estas características, las hortensias desarrollan clorosis férrica, una condición que se manifiesta con hojas amarillentas y es señal de que la planta no puede absorber adecuadamente los nutrientes disponibles.

Este problema se agrava en zonas con agua calcárea, como gran parte de España, donde cada riego incrementa la alcalinidad del suelo. «Cada vez que regamos vamos modificando el pH a alcalino, siendo que ellas prefieren el pH más ácido», explican los expertos. Esta lucha constante contra la naturaleza del suelo supone un estrés continuo para la planta.

La exposición solar inadecuada es otro factor crítico. Las hortensias necesitan sol de la mañana pero deben protegerse del intenso sol de la tarde, que puede quemar tanto sus hojas como sus flores. En muchos jardines españoles, con veranos cada vez más calurosos debido al cambio climático, encontrar este equilibrio resulta prácticamente imposible.

Cuidados intensivos que pocos pueden proporcionar

Mantener una hortensia saludable requiere una dedicación que muchos jardineros aficionados no pueden o no están dispuestos a asumir. Estas plantas demandan:

  • Un riego regular y abundante, especialmente en verano, pero sin encharcamientos que puedan provocar enfermedades fúngicas
  • Acidificación periódica del suelo mediante productos específicos o remedios caseros como vinagre diluido o posos de café
  • Protección contra el sol excesivo, idealmente ubicándolas bajo la sombra parcial de árboles como pinos o eucaliptos
  • Monitoreo constante de posibles plagas y enfermedades

«Es como tener un paciente crónico en el jardín», comenta María Fernández, paisajista especializada en jardines mediterráneos. «Requieren atención constante y, aun así, muchas acaban deteriorándose con el tiempo».

La ciencia detrás del cambio de color

Una de las características más fascinantes de las hortensias es su capacidad para cambiar el color de sus flores según el pH del suelo, un fenómeno que ha intrigado a botánicos durante siglos.

En suelos ácidos (pH bajo), las hortensias desarrollan flores azules o moradas, mientras que en suelos alcalinos (pH alto), las flores adquieren tonalidades rosadas. Este cambio se debe a la disponibilidad de aluminio en el suelo, que la planta puede absorber únicamente en condiciones ácidas.

Este comportamiento explica por qué en regiones lluviosas como el norte de España o Galicia, donde los suelos tienden naturalmente a la acidez, las hortensias muestran tonalidades azules más intensas sin intervención humana. En contraste, en zonas mediterráneas con suelos calcáreos, conseguir ese codiciado azul requiere un trabajo constante de acidificación.

Alternativas más sostenibles para nuestros jardines

Ante estas dificultades, los expertos en jardinería recomiendan considerar alternativas mejor adaptadas a nuestros climas y suelos:

  • Lavanda: resistente a la sequía y perfectamente adaptada al clima mediterráneo
  • Romero en flor: además de ornamental, aporta valor culinario y aromático
  • Lantana: ofrece coloridas flores durante todo el verano con mínimos cuidados
  • Plumbago o jazmín celeste: con sus delicadas flores azules, puede ser una alternativa menos exigente para quienes buscan ese color en el jardín

Estas alternativas no solo sufrirán menos, sino que también requerirán menos agua y productos químicos, resultando en jardines más sostenibles y ecológicos.

Curiosidades científicas sobre las hortensias

A pesar de sus exigencias, las hortensias esconden fascinantes secretos que las convierten en plantas extraordinarias desde el punto de vista científico:

Longevidad excepcional: Aunque requieren cuidados intensivos, las hortensias bien establecidas pueden vivir hasta 50 años. Las variedades Hydrangea paniculata y Hydrangea arborescens son particularmente longevas cuando se les proporcionan las condiciones adecuadas.

Comunicación química: Investigaciones recientes han descubierto que las hortensias, como muchas otras plantas, pueden emitir compuestos orgánicos volátiles cuando están bajo estrés, «comunicando» así su estado a plantas vecinas e incluso atrayendo insectos beneficiosos que pueden ayudarlas a combatir plagas.

Propiedades medicinales: En la medicina tradicional asiática, extractos de raíces y hojas de hortensia se han utilizado durante siglos para tratar infecciones urinarias y malaria. Estudios modernos han identificado compuestos con potencial antimicrobiano y antiinflamatorio, aunque su uso medicinal no está aprobado oficialmente.

Adaptación evolutiva: El mecanismo que permite a las hortensias cambiar de color representa una sofisticada adaptación evolutiva. Se cree que esta capacidad evolucionó para atraer a diferentes polinizadores según las condiciones del suelo, maximizando así sus posibilidades de reproducción en diversos hábitats.

¿Merece la pena el esfuerzo?

Para algunos jardineros apasionados, el desafío de cultivar hortensias perfectas forma parte del atractivo. «Es como una relación complicada», explica Juan Martínez, jardinero aficionado de Valencia. «Requieren mucha atención, pero cuando florecen, todo el esfuerzo vale la pena».

Sin embargo, en un contexto de cambio climático y creciente escasez de agua, los expertos sugieren replantear nuestras elecciones. «No se trata solo del sufrimiento de la planta», señala Carlos López, biólogo especializado en botánica mediterránea. «También debemos considerar el impacto ambiental de mantener especies no adaptadas a nuestro entorno».

Para quienes no quieran renunciar a la belleza de las hortensias pero deseen minimizar su sufrimiento, existe una solución intermedia: cultivarlas en macetas. Este método permite controlar mejor el pH del sustrato y moverlas según las necesidades de sol y sombra, aunque seguirán requiriendo cuidados constantes.

Las hortensias nos recuerdan que la belleza en la naturaleza a veces viene acompañada de fragilidad y exigencias específicas. Como jardineros responsables, debemos preguntarnos si estamos dispuestos a proporcionar esos cuidados o si es preferible optar por la belleza igualmente cautivadora de especies mejor adaptadas a nuestro entorno.

¿Sabías que las semillas del loto indio pueden germinar incluso después de diez siglos? Esta extraordinaria longevidad contrasta con el ciclo de floración de la Rafflesia arnoldii, conocida como «Flor Monstro», que tras meses o años de desarrollo, solo florece durante 5 a 7 días antes de marchitarse. La naturaleza nos sorprende constantemente con estos contrastes entre resistencia y fragilidad, recordándonos que cada planta tiene su propio ritmo y necesidades.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído