Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación a ciertos estímulos del individuo cuando percibe un objeto, persona, lugar, suceso o recuerdo importante. Psicológicamente, las emociones alteran la atención, hacen subir de rango ciertas conductas guía de respuestas del individuo y activan redes asociativas relevantes en la memoria. Los sentimientos son el resultado de las emociones, son más duraderos en el tiempo y pueden ser verbalizados (palabras).
Fisiológicamente, las emociones organizan rápidamente las respuestas de distintos sistemas biológicos, incluidas las expresiones faciales, los músculos, la voz, la actividad del SNA y la del sistema endocrino, pudiendo tener como fin el establecer un medio interno óptimo para el comportamiento más efectivo.
Los diversos estados emocionales son causados por la liberación de neurotransmisores (o neuromediadores) u hormonas, que luego convierten estas emociones en sentimientos y finalmente en el lenguaje. Conductualmente, las emociones sirven para establecer nuestra posición con respecto a nuestro entorno, y nos impulsan hacia ciertas personas, objetos, acciones, ideas y nos alejan de otros. Las emociones actúan también como depósito de influencias innatas y aprendidas. Poseen ciertas características invariables y otras que muestran cierta variación entre individuos, grupos y culturas (Levenson, 1994), según wp.
Cambiar hábitos
Lidia Mateos recuerda que para iniciar una dieta debemos mentalizarnos de la importancia de cambiar de hábitos y hacerlo progresivamente, en función de lo que tengamos que mejorar. “Esta es la parte más complicada porque, si nunca comes verdura o haces deporte, por ejemplo, coger el hábito diario puede ser complicado. Sin embargo, todo el mundo es capaz de lograrlo”, asegura la experta.
Fuentes y profesionales fiables
Mateos resalta la importancia de acudir a un profesional, especialmente si se sufre un sobrepeso constante, porque lo más probable es que la dieta que se esté siguiendo no sea la adecuada y esto puede acabar afectando nuestro metabolismo.
En el caso de hacer una dieta sin ayuda de un especialista, es imprescindible buscar información fiable, tanto en Internet como en revistas. “Lo mejor es ver la fuente de información, los estudios que tiene la persona que habla, etc. Si lo que buscamos es información sobre nutrición, en general, lo más adecuado será que esa información venga de un dietista-nutricionista o de un técnico en dietética”, recomienda la especialista.
Meditar y dormir bien
Aparte de seguir un régimen pautado combinado con ejercicio, Mateos aconseja “evitar el estrés y dormir bien”, dos factores que influencian mucho la pérdida de peso. En algunas ocasiones puede ir bien practicar meditación o ejercicios suaves como el yoga. También mejorar nuestras dotes culinarias puede motivarnos a hacer recetas más sabrosas y evitar caer en la monotonía”, añade.
No culpabilizarnos si fallamos
Pese a nuestra fuerza de voluntad y nuestras ganas de perder peso, es bastante frecuente que algún día acabemos saltándonos la dieta o incluso darse un atracón. En algunas ocasiones, estos últimos se dan porque la dieta que llevamos está mal estructurada. Mateos explica que, si no se come nada o poco durante todo el día, pasaremos hambre y cuando lleguemos a casa y nos relajemos, es posible que acabemos atracando la nevera, según hg.
“Podemos probar a añadir más comida durante el día, como verdura, fruta, cereales integrales, legumbres o frutos secos, para evitar llegar a casa con hambre”, apunta la dietista. Sin embargo, si el atracón se da por ansiedad, el problema es que se está vinculando el nerviosismo, el estrés, el cansancio o la tristeza con la comida. En este caso, la experta recomienda acudir a un psicólogo.
Por su parte, la terapeuta añade que, si incumplimos la dieta, lo primero que hay que hacer es no tirar la toalla o pensar que hemos fracasado. “Hay que verlo como un traspiés, esto no debe hacernos renunciar a una alimentación racional y saludable”, explica. Al mismo tiempo, la especialista aconseja preguntarse qué ha podido llevarnos a esa situación: un problema de planificación, si ha sido un “premio” al cumplimiento de la dieta o para neutralizar emociones modestas. “Dependiendo de estas causas podremos poner estrategias para controlar los atracones”, apunta Montejano. Así, sugiere que, si se ha saltado la dieta porque no tenía la comida preparada, se establezca la estrategia de planificar un día a la semana para cocinar el menú de toda la semana. Por otra parte, añade que, si el atracón fue causado por ansiedad, se pueden poner en práctica estrategias de relajación o distracción que ayuden a controlar la ansiedad.
No renunciar a salir
Estar a dieta puede significar dejar de hacer planes de ocio, como salir a cenar o de fiesta, para evitar tentaciones como el alcohol y platos no permitidos. ¿Es bueno renunciar a esto si nos vemos incapaces de controlarnos? La nutricionista no lo recomienda en ningún caso. “Si se están cambiando los hábitos alimentarios, dejar de tener vida social no ayudara´”. Mateos aconseja saber de antemano que, por ejemplo, una copa contiene 300 kcal vacías, lo que ayudará a no tomarse cinco. “Teniendo la información, se pueden tomar decisiones más inteligentes y que el consumo de alcohol u otros alimentos malos se reduzca de por vida, en vez de restringirlos un día puntual porque se está a dieta”
Muy Importante: Consulte siempre a su médico para conocer los detalles concretos de su perfil y si es aconsejable o no para usted.
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