Los productos lácteos contienen una mezcla de azúcar natural y de azúcar añadido

Cómo reducir el consumo de azúcar añadido de mi dieta

Busca ahí directamente y ahorrarás tiempo

Una de las primeras cosas a tener en cuenta es la existencia de alternativas supuestamente más saludables que también esconden azúcar.

La miel, el jarabe de agave y otros jarabes azucarados gozan de buena reputación por el hecho de ser naturales y más sanos, pero conviene retirarlos de la despensa si quieres retirar o eliminar el consumo de azúcar añadido de tu dieta.

En realidad estos productos están llenos de azúcar y tienen un valor nutricional escaso.

En ocasiones, incluso, contienen un nivel elevado de fructosa, algo que muchos expertos consideran perjudicial para la salud así que no conviene usarlos como sustitutos del azúcar.

En caso de necesitar sustituir el azúcar en cocina y en repostería, la mejor alternativa es el uso de fruta seca y fresca. Sus azúcares naturales se asimilan lentamente y son alimentos ricos en fibra, vitaminas, minerales y otros nutrientes.

Se transforman en energía y son el carburante natural que el organismo necesita para desarrollar sus funciones vitales y para la actividad física.

Descifrar las etiquetas de los alimentos es clave

Ojo con las etiquetas de los alimentos y los reclamos publicitarios que tan fácilmente llevan al consumidor a confusión.

El azúcar no siempre aparece referido como tal en el etiquetado y conviene estar familiarizado con sus diferentes nombres si se pretende evitar el consumo de azúcar añadido.

Entre los muchos nombres que puede adoptar el azúcar en las etiquetas de los productos alimentarios están: Almidón, Almidón modificado, Caramelo, Concentrado de zumo de frutas, Cristales de azúcar de caña, Dextrano, Dextrina, Dextrosa, Diastasa, Etil maltol, Extracto de malta, Fructosa, Galactosa, Glucosa, Isoglucosa, Jarabe, Jarabe de agave, Jarabe de algarroba, Jarabe de arce, Jarabe de azúcar invertido, Jarabe de fruta, Jarabe de glucosa, Jarabe de glucosa-fructosa, Jarabe de maíz, Jarabe de maíz de alto contenido en fructosa, Jarabe de malta, Jarabe de sorgo, Lactosa, Malta de cebada, Malta diastásica, Maltodextrina, Maltosa, Melaza, Miel (no pura), Sacarosa, Stevia (no pura), Sucrosa, Trimolina y Xilitol.

Invertir tiempo en el momento de la compra es invertir en salud

La lectura de las etiquetas en el momento de la compra es esencial. Puede que incorporar este hábito a tu vida pueda parecer una pérdida de tiempo, sobre todo cuando vas con prisas, pero la costumbre se adquiere rápido y es bien probable que en cuestión de días estés haciendo la compra de nuevo en tiempo récord.

No obstante, aquí van una serie de consejos y pistas para que la tarea resulte más sencilla desde el inicio y la frustración no pueda contigo.

El contenido de azúcar de un alimento aparece recogido en la categoría glúcidos. Busca ahí directamente y ahorrarás tiempo.

Cuanta más larga sea la lista de ingredientes, más elaboración ha sufrido el producto y, consecuentemente, menos natural será. Nuestra recomendación es evitarlo.

Los productos lácteos contienen una mezcla de azúcar natural y de azúcar añadido.

La lactosa es el azúcar natural, un azúcar bueno, y constituye los primeros 4,7 gramos de azúcar por 100 ml de producto lácteo. Si la etiqueta muestra una cantidad superior, el resto es azúcar añadido.

Los ingredientes aparecen en orden decreciente de peso. Si el azúcar aparece al principio de la lista podemos deducir que el producto está bien cargado y quizás evitar su consumo sea la mejor opción.

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