Con ‘Señor Ruiseñor’ Els Joglars recuperan esencias

Retrato certero de una alienación colectiva con una brillante puesta en escena

Con 'Señor Ruiseñor' Els Joglars recuperan esencias
Señor Ruiseñor - Teatro María Guerrero

Un alegato contundente, una sátira mordaz, una crítica humorística del proceso separatista catalán realizada por su grupo teatral más emblemático, una conciencia aún viva aunque perseguida con saña. Siendo tan importante todo ello, lo es tanto o más en esta comedia su fabulosa puesta en escena, sin duda una de las mejores de la temporada. Una propuesta de la máxima actualidad, de enorme valentía y de grandes virtudes dramáticas.

‘Con Señor Ruiseñor queremos reflexionar sobre la destrucción de unos conceptos de vida libre, conceptos que no han sido sustituidos en la actualidad. En Cataluña se ha arrancado o falseado el pasado y de esta manera se ha podido configurar un orden inventado. Solo se utiliza la parte de conocimiento y de tradición que conviene para contar un relato sesgado. Para nosotros, Rusiñol es la antítesis de este mundo: este artista de carácter ingenioso y cosmopolita representa la inducción a la vida alegre y sensual, el gusto por la belleza, la sutileza y el conocimiento. Santiago Rusiñol –como dijo Josep Pla– fue un destructor de fanáticos que representó una sociedad de ciudadanos holgados y juiciosos a orillas del Mediterráneo’, dicen estos juglares de largo recorrido, que vienen de atravesar una época difícil ya sin Albert Boadella y que parecen haber topado de nuevo con el punto donde se encuentran más cómodos y son más efectivos, la crítica mordaz al ambiente que les rodea, brutal si se quiere, exagerada y oportunista para los comodones bien pensantes, los que se permiten no tomar partido, los tibios a quienes se deben en última instancia todas las injusticias. 

Una crítica corrosiva, lacerante, vitriólica, que lejos de ser desmesurada, en nuestra pesimista opinión llega tarde y convierte las risas que genera en mueca triste y desesperada ante una situación que como ellos mismos reconocen plantea casi imposible marcha atrás. En su estudio-museo, Santiago Rusiñol pinta el cuadro La morfina. Es una obra muy significativa en su vida, ya que se convirtió en adicto a esta droga para combatir su terrible reuma. El efecto estupefaciente le sitúa ante una situación ficticia, la irrupción de unas huestes destructivas que deshacen su casa-museo. Sus objetos, pinturas y obras literarias son arrinconados o destruidos. El enfrentamiento y los conflictos se suceden con ferocidad, sarcasmo y humor. Rusiñol defiende unas formas de vida que se resisten a desaparecer ante el asalto de lo que considera la barbarie. Sin embargo, las dudas surgen muy pronto ¿Se trata del auténtico Rusiñol o de un guía –reubicado en espera de la jubilación– que actúa en la visita teatralizada del museo? ¿Es simplemente el conflicto laboral de un empleado cuyo desequilibrio le ha llevado a creerse el personaje y se resiste a cambiarlo ante la imposición de nuevos héroes y mitos revolucionarios?

La trama tiene base real. El Museo del Cau Ferrat, ubicado en Sitges, está ubicadoen la casa- taller del pintor y escritor Santiago Rusiñol, una de las figuras destacadas del modernismo en Cataluña, inaugurado en 1933 e integrado en la Red de Museos Locales de la Diputación de Barcelona, desde el año 2009 ha sido convertido en sección del Museo Nacional de Arte de Cataluña. En un edificio declarado Bien Cultural de Interés Nacional, sufrió importantes obras de reforma y reabrió sus puertas en diciembre de 2014. Ignoramos si ocurrió lo aque Els Joglars cuentan o si es solo ficción ese atentado de supremacismo racista identitario que en la obra sufre el museo para adecuarlo al proceso independentista.

En todo caso, la anécdota sirve de base a la compañía para idear con su método de trabajo habitual -colectivo engarce de ocurrencias sucesivas- una trama débil pero que se salva y reivindica gracias a la aportación decisiva de Alberto Castrillo-Ferrer en la dirección escénica (¿en qué se diferencia de la otra?) conjuntando una brillante escenografía de Anna Tusell, estupendas aportaciones de iluminación de Bernat Jansà, de vestuario a cargo de Pilar Sáenz Recoder, y sobre todo musicales de David Angulo, coreográficas de Mar Gómez y Xavier Martínez, y audiovisuales de Manuel Vicente, que convierten el escenario en un derroche de creatividad que incluso destaca sobre su importante contenido con un enorme acierto formal.

Si a ello se une un gran trabajo actoral de conjunto por parte del elenco, no caben reparos ante lo logrado. Un reparto encabezado por Ramon Fontserè, que realiza una memorable puesta al día del ‘honorable’ personaje Jordi Pujol, en el que Pilar Sáenz y Dolors Tuneu son decisivas encarnando la nomenclatura independentista como directora del museo y presidenta del patronato (y Dolors genial como ex charnega renacida indepe, y Juan Pablo Mazorra, Rubén Romero y Xevi Vilà en representación de decenas de miles de militantes de la causa más o menos entusiastas, más o menos convencidos, más o menos arribistas al sol que más calienta.
 
Santiago Rusiñol (Barcelona, 1861 – Aranjuez, 1931) fue destacado autor dramático, narrador, pintor y coleccionista, que inició su carrera creativa como pintor y posteriormente se dedicó a la literatura, con más de noventa títulos en todos los géneros. Formado en París, fue uno de los precursores del modernismo en Cataluña, con plataformas como El Cau Ferrat, en Sitges o Els Quatre Gats, en Barcelona. Se convirtió en uno de los escritores más reeditados de su época. De una de sus novelas más conocidas, L’auca del senyor Esteve (1907), realizó una versión teatral que se convirtió en un clásico del teatro catalán. En 1947 se publicaron sus obras completas, reeditadas en 1956 y 1973. En 1997, L’auca del senyor Esteve, su obra emblemàtica, inauguró la Sala Grande del Teatre Nacional de Catalunya en la etapa de Josep M. Flotats, dirigida per Adolfo Marsillach.

Nacido en el seno de una familia típica de la burguesía catalana, Rusiñol fue una personalidad intensa y compleja, con una visión melancólica, amarga y desencantada de la vida. Un hombre dotado de gran talento cuyo carácter ingenioso y cosmopolita hace de él un referente de lo que los españoles consideran la Cataluña cívica, culta y abierta al mundo, nos dicen Els Joglars que, tras su paso por Valladolid y Zaragoza, han llegado al María Guerrero. Según Fontserè durante la rueda de prensa previa al estreno madrileño, la obra solo la han subido a las tablas de Barcelona en dos ocasiones y ‘fue un fracaso.Por suerte fuera de Cataluña esta obra funciona muy bien’. Tras su paso por la capital, al parecer solo un teatro catalán, -el de la localidad barcelonesa de Canovelles, población de aluvión emigrante siempre con ayuntamiento del PSC-, se ha mostrado interesado en ella, aunque no hemos podido confirmarlo. La página municipal http://www.canovelles.cat/ está escrita solo en catalán, y en su Teatre Auditori Can Palots se representó en mayo pasado una versión de la obra más conocida de Rusiñol a cargo de Companyia Quatre per Quatre: pero no hay noticias de una presencia futura de Els Joglars.

Con ‘2036 Omena-G’ en 2010 el grupo se dio un autohomenaje que no nos gustó nada (ver nuestra reseña). Desde diciembre de 2012 Fontserè es director de Els Joglars, sustituyendo a Albert Boadella. La cena (Maestro Rada) (2008) era muy irregular (ver nuestra reseña); El coloquio de los perros (2013), un auténtico ‘cervanticidio'(ver nuestra reseña); y Zenit (2017) resultaba superficial e infantil (ver nuestra reseña), entre sus anteriores producciones. Recordarlas subraya el salto adelante que han conseguido. En la velada del jueves pasado, el repleto aforo disfrutó sin reparos y al final aplaudió con una insistencia que no recordamos en muchas temporadas.

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 8
Texto, 8
Trama, 6
Dirección, 9
Interpretación, 8
Escenografía, 8
Producción, 8
Programa de mano, 8
Documentación a los medios, 7

CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL
Teatro María Guerrero
SEÑOR RUISEÑOR
Dramaturgia Ramon Fontserè con la colaboración de Dolors Tuneu y Alberto Castrillo-Ferrer 
Dirección Ramon Fontserè 
Del 9 al 27 de enero de 2019  

Reparto (por orden alfabético) 
Ramon Fontserè
Juan Pablo Mazorra
Rubén Romero
Pilar Sáenz
Dolors Tuneu
Xevi Vilà
 
Equipo artístico
Dirección de escena – Alberto Castrillo-Ferrer
Escenografía – Anna Tusell
Iluminación – Bernat Jansà
Vestuario – Pilar Sáenz Recoder
Música – David Angulo
Audiovisuales – Manuel Vicente
Coreografía – Cía. Mar Gómez
Asesor musical -Enrique Sánchez Ramos
Colaboración musical – Francesc Vidal
Diseño de cartel – Javier Jaén
Fotos – David Ruano
 
Producción Els Joglars
De martes a domingo, a las 20:00 horas.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

Lo más leído