Un otoño en abril tras un verano en diciembre

Un otoño en abril tras un verano en diciembre

Cuatro años después, Carolina África recuerda su éxito en un remake con los mismos personajes evolucionados, la baja de la abuela Martina y el alta de la niña Abril. Ya no hay sorpresa, menos frescura y más oficio, menos perspicacia y más convencionalismos. La fórmula se come a la autora en una pieza aceptable pero más propia del consumo audiovisual que del comienzo de temporada en un lugar que se llama Centro Dramático Nacional (CDN).

‘Siempre fantaseé con dar continuidad a los personajes de Verano en diciembre (ver nuestra reseña de entonces), obra en la que con mucho amor había confrontado mi propia vida y que tuvimos el honor de representar en esta casa, nos presenta la autora su trabajo. Cuando contaba varios meses de embarazo, el Pavón Teatro Kamikaze me concedió su segunda beca de escritura. La vida cambiaba rápido: yo pasaría de ser hija a ser madre y la familia a la que pertenezco se vincularía para siempre a la nueva familia que estaba a punto de crear. Di un título: Otoño en abril. Y me aventuré a bucear en aquellas mujeres de ficción donde nuevamente podía volcar mis miedos, anhelos, ilusiones y pesadillas. Ellas deseaban, como yo, volver a esta casa; lo conseguimos. Por todo ello, Otoño en abril no es únicamente la segunda parte de Verano en diciembre: es el resultado creativo de una nueva etapa de mi vida en la que he desnudado mi alma amparada por la ficción, y donde cualquier parecido con la realidad no es más que pura, hermosa o dolorosa coincidencia’.

Buscando una comedia agradable, la autora se desliza hacia lo edulcorado; buscando atraer al público de su generación siembra Instagram a raduales, e introduce lesbianismo y relaciones adúlteras algo forzadas; buscando diálogos documentados sobre el tránsito medicalizado a la maternidad de nuestro tiempo resulta trivial para los que ya han pasado por ello; buscando epatar a los neófitos abusa de la cuña fisiológica y las ecografías; buscando divertir construye unos números musicales algo chuscos, y en fin, presenta un texto sin apenas ingenio, muy, muy convencional, que decepciona si quieres algo más que telenovela. La beca del Pavón, que ya fue objeto de polémica entre ese teatro y nosotros, se ha demostrado como era de temer un regalo envenenado al que solo la amistad de Alfredo Sanzol -director del CDN- asegura proyección.

Con estos mimbres propios, Carolina África realiza una dirección más que correcta, notable, de un reparto que apareció algo inseguro, en el que los personajes no están cuajados, salvo la madre de Pilar Manso, que es el estereotipo de ama de casa de la generación que se retira, y aún así el sostén de la pieza y la mejor de las cinco actrices. La Carmen de Paola Ceballos debería eliminar el acento andaluz y la Paloma de Majo Moreno tiene primeros momentos desastrosos -sus carantoñas a la recién nacida, por ejemplo- pero termina asentada. Laura Cortón se cuadriplica con muy buenos dotes interpretativos, inservibles para el horrible personaje de la doctora sobona y eficaces para el personaje de la doctora sabihonda. Beatriz Grimaldos es la protagonista de esta historia de maternidad que resulta real, que se queda en la superficie, y que tiene muy buenos momentos junto a trayectos tediosos.

Una escenografía convencional se redime en algunas escenas bien tramadas y en movimientos actorales ágiles -con buen recurso a los paraguas- sin que pueda decirse mucho más de la iluminación, el vestuario, el espacio sonoro y los audiovisuales. Todo aprobado, nada notable, en una producción aceptable de teatro comercial a la que no favorece el ámbito solemne del teatro María Guerrero ni el patronazgo de un CDN que debe aspirar a más excelencia. Otoño en abril podría ser Abril en otoño. Carolina África debe intentarlo de nuevo.

Por lo demás, la temporada teatral no arranca: intentó reiniciarse a medio gas y vista la situación no va a poder mantenerse. Por nuestra parte, hemos suspendido la asistencia a las salas, entre otras razones por la falta de separación vertical entre los espectadores. Malos tiempos para el teatro. Ojalá pronto terminen

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 7
Texto, 6
Dirección, 8
Interpretación, 6
Puesta en escena, 6
Producción, 6
Programa de mano, n/h
Documentación a los medios, n/v

Teatro María Guerrero
Otoño en abril, de Carolina África
Del 16 de septiembre al 4 de octubre de 2020

Reparto:
Paola Ceballos (Carmen),
Laura Cortón (Noelia / Doctoras / Amparito / Vecina),
Beatriz Grimaldos (Alicia),
Pilar Manso (La madre)
Majo Moreno (Paloma).

Equipo artístico:
Monica Boromello (Escenografía),
Sergio Torres (Iluminación),
Guadalupe Valero (Vestuario),
Nacho Bilbao (Espacio sonoro),
Majo Moreno, David Martínez y Néstor L. Arauzo (Visuales).

Producción: La Belloch Teatro
Realizaciones: DCsSet David Cubells Escenografías (Escenografía) y Petra Porter (Vestuario)
II Beca de Dramaturgia Contemporánea El Pavón Teatro Kamikaze

Teatro María Guerrero
Calle de Tamayo y Baus 4, 28004 Madrid
Horario: de martes a domingo a las 20h.
Duración: 1 hora 30 min. (aprox.)
Funciones accesibles: 1 y 2 de octubre de 2020
Encuentro con el equipo artístico: martes 22 de septiembre después de la función.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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