Ficha técnica
Título: Un lugar llamado Oreja de Perro
Autor: Iván Thays
Editorial: Anagrama
224 páginas
16 euros
El protagonista de la historia, cuyo nombre no aparece, es periodista y ha sido enviado por su periódico a cubrir la información de un acto presidencial en un remoto lugar andino llamado Oreja de Perro. Todos los que llegan sufren el soroche. Se trata de un lugar imaginario, asolado por el terrorismo en el decenio de los ochenta. Sus habitantes conocen de forma habitual lo peor de la especie humana. El gobierno peruano, en un acto de electoralismo puro quiere utilizar la región como símbolo de la pacificación del país y anuncia a bombo y platillo un programa de asistencia social.
Parte hacia el lugar acompañado por un fotógrafo veterano, cuya jubilación es inminente, y que se muestra en todo momento como un gran cínico. Poco antes de la partida se ha encontrado con una carta de su esposa en la que le anuncia que lo deja. Este detalle se entremezcla con el recuerdo del pequeño Paulo, el hijo de ambos, que falleció anteriormente. Todos sus pensamientos se orientan en tratar de encontrar explicación a las cosas que le suceden.
Nuevos personajes entran en su vida en Oreja de Perro. Conoce a dos mujeres con las que flirtea. Una, Jazmín, es lugareña, está embarazada de cuatro meses, y ella misma sirve como resumen o metáfora de Oreja de Perro. Ha aprendido a vivir resignadamente junto al mal, acepta el destino, hay algo de mágico o sobrenatural en ella y no duda en gozar de la vida. Otro lugareño la vigila a distancia. La otra mujer procede de Lima, en donde quizá se vuelvan a encontrar más adelante, es antropóloga y ha acudido al lugar también a causa de la visita presidencial. Otro personaje ha perdido la memoria en un accidente y como terapia decide estudiar chino.
Todas las cosas que van sucediendo durante su estancia al lugar, incluso las sorprendentes habilidades de Jazmín, sirven al protagonista para ir atando cabos sobre algunas cuestiones propias. A su regreso a Lima descubre que algunas de las dudas que tanto le agobiaban anteriormente han desaparecido.
Vicente Torres
