Pedro Guerra homenajea a la mujer en Mérida y presenta su nuevo trabajo

Pedro Guerra homenajea a la mujer en Mérida y presenta su nuevo trabajo

El cantautor canario Pedro Guerra homenajeó anoche a la mujer con un concierto en la Alcazaba de Mérida, en el que también interpretó dos temas de su nuevo disco, «El mono espabilado», que verá la luz en octubre.

Lo hizo dentro del ciclo de microconciertos que este espacio acoge durante este verano con motivo del 57 Festival de Mérida, que en esta edición se ha dedicado a la mujer.

El tinerfeño interpretó en su concierto algunas canciones de «Hijas de Eva», el disco con el que hace un recorrido por la realidad de la situación de la mujer en el mundo, un trabajo sobre la discriminación de género que, según dijo, espera dejar de cantar algún día.

En declaraciones a los periodistas al término de su actuación, Guerra confesó haberse sentido «muy a gusto» por el lugar y por la complicidad del público, lo que hace que éste haya sido «un rato para recordar».

Sobre su próximo disco, que saldrá a la venta en octubre, señaló que su título alude al ser humano, porque, añadió, «somos monos, pero un poco más espabilados».

Explicó que todas las canciones son nuevas y suyas, y que no tienen una temática común, como puso de manifiesto cuando interpretó anoche «La maestra», dedicado a las docentes de la Segunda República, o «Mi locura», un guiño a Antígona, precisamente una de las protagonistas de esta edición del Festival de Mérida.

Abrió el miniconcierto con «Cantos de trabajo», para continuar con un repertorio que incluyó también «Burka», que obliga a las mujeres a esconderse tras una «cárcel»; «Niña», con la que pretende denunciar el aborto selectivo que se practica en algunos países, o «Rosario», sobre la temprana maternidad.

Hizo su denuncia de la violencia de género en «Hogar», y de la tiranía de los cánones físicos que la sociedad impone a la mujer en «Cuerpo», y recordó también a «Lilith», un personaje mitológico que surgió antes de Eva, no surgió de la costilla de Adán, y que fue expulsada del paraíso al no querer someterse a éste, según relató.

Tras una hora de concierto, el cantautor se despidió del público que, puesto en pie, le invitó a salir en dos ocasiones más. La primera le llevó a cantar las archiconocidas «Debajo Del Puente» y «Contamíname», y en la segunda, «Cinco mil años», dedicada a su compañera.

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