Marías consideró que el Concilio abrió todas las puertas para que la Iglesia pudiese continuar en su afán de acceder a todas las situaciones del ser humano para acompañarlo
(AVAN).- Carlos Osoro, arzobispo de Valencia y Gran Canciller de la Universidad Católica de Valencia «San Vicente Mártir» (UCV), ha afirmado hoy que en el filósofo Julián Marías se ve la necesidad de que los pensadores cristianos estén presentes en la construcción de la sociedad».
El prelado ha analizado hoy la visión del cristianismo de Julián Marías en el Curso de Verano de Pensamiento Cristiano de la UCV en Santander, que se centra en esta edición en la figura del filósofo español con motivo del centenario de su nacimiento.
En su intervención, monseñor Osoro ha estado acompañado por el obispo de Santander, monseñor Vicente Jiménez; José Luis Sánchez, vicerrector de Extensión Universitaria y Cultural de la UCV y director del curso; e Ildefonso Rodríguez, secretario del mismo.
«Para que un edificio no se derrumbe debe poseer unos buenos cimientos y una cultura que deja de tener a Dios en sus cimientos construye en muy malas condiciones» ha indicado el arzobispo de Valencia, y ha añadido que «en esta época es esencial la presencia de la vida cristiana y de sus pensadores en la construcción de esta sociedad, como lo hizo Marías». A este respecto, «resulta esencial para el ser humano que la Iglesia esté presente en la cultura», ha aseverado el prelado.
El Gran Canciller de la UCV ha recordado que el filósofo vallisoletano «no tuvo vergüenza de decir que era cristiano y de pensar como tal» y que su figura invita al resto, fundamentalmente a los intelectuales no creyentes, «a que no olviden que la fe da al pensamiento una profundidad que saca al ser humano de sí mismo y le hace da una proyección maravillosa».
En opinión de monseñor Osoro, el pensamiento de Marías posee una actualidad «tremenda» a causa de la pasión de éste por el hombre. «Descubrió que Dios tuvo también una gran pasión por el ser humano haciéndose uno de ellos«, hasta el punto que «compartir ese fuerte sentimiento con Marías es una tarea urgente porque es ahí donde se halla la auténtica hondura del hombre».
«Los cristianos hemos de aportar nuestra adhesión a Jesucristo, que configura un modo de saberse y decirse sobre sí mismo. Ése es uno de los siete ejes estructuradores de la fe de Marías, que la religión es un atributo exclusivo de la vida personal y, por tanto, se trata de una dimensión esencial de la vida del hombre, de la que no podemos prescindir», ha advertido.
Otro de sus ejes es que en el cristianismo «se descubren las hondas dimensiones de la libertad, lo que supone también una responsabilidad».
De igual modo, el Arzobispo de Valencia ha subrayado que «lo más innovador» del cristianismo para el intelectual español es «la inserción de Dios en la historia, la unión de la persona divina con la condición humana y lo que esto significa para la humanidad y el hombre concreto».
«Una palabra clave en el pensamiento y la vida de Marías era el amor. Él explicó con mucho esmero y brillantez qué significa ese Dios cristiano que es amor, así como remarcó que el ser humano es criatura amorosa», ha señalado.
El último de los siete ejes es la noción de pecado, «que él muestra que no es primeramente moral, sino que debe verse desde otras situaciones».
Por último, el Arzobispo también se ha referido a lo «troncal» que resultó el Concilio Vaticano II para la vida de Marías: «Fue un momento de gran esperanza en que la Iglesia intenta dar respuesta al acompañamiento del ser humano en todas sus direcciones. Marías consideró que el Concilio abrió todas las puertas para que la Iglesia pudiese continuar en su afán de acceder a todas las situaciones del ser humano para acompañarlo».