La costumbre de que un miembro de la Familia Real acuda todos los años a venerar el Cristo data de finales del siglo XVII
La Reina ha recibido este viernes 1 marzo 2013 el calor popular de centenares de fieles que la ha acogido con vítores y aplausos a su llegada a la basílica madrileña de Jesús de Medinaceli, donde un año más ha cumplido con la tradición de la Familia Real de venerar la imagen del Cristo el primer viernes de marzo.
Hacía siete años que doña Sofía no acudía a este templo para besar el pie al Cristo, con fama de milagroso en la capital y que congrega verdaderas multitudes de devotos a los que no importa pasar horas, e incluso días, haciendo cola para orar ante él y hacerle peticiones.
Así ha ocurrido hoy, de manera que la cola ha tenido que interrumpirse para facilitar la llegada de la Reina, precedida de un importante dispositivo de seguridad, con un entramado de vallas metálicas a las puertas de la parroquia y en las calles aledañas para canalizar a cientos de fieles y curiosos, sobre todo mujeres.
Ya antes de que su coche oficial llegara a la basílica, doña Sofía ha bajado la ventanilla del vehículo para saludar a las numerosas personas que esperaban turno a las puertas del templo y que no paraban de aplaudir.
Tras descender del automóvil, la Reina ha saludado con la mano a los devotos que la vitoreaban desde ambos lados de la calle.
Le han recibido representantes de la orden de los frailes capuchinos, que custodian la imagen de Jesús Nazareno desde 1895, encabezados por el padre Benjamín Echeverría, provincial de los Capuchinos en España.
Ha posado junto a ellos a la entrada de la basílica, en cuyo interior también ha recibido el calor de muchos fieles a los que ha ido saludando conforme avanzaba al altar mayor, donde está el Cristo, tallado en la primera mitad del siglo XVII por encargo del Duque de Medinaceli.
Tras cumplir con la tradición y besar el pie de la imagen, doña Sofía ha conversado, ya en la sacristía, con cofrades y los frailes capuchinos, para después abandonar la iglesia.
A su salida se han repetido las aclamaciones y los vítores, confundidas con las voces de un grupo de trabajadores de Orizonia, el operador turístico en preconcurso de acreedores, que han aprovechado la presencia de los medios de comunicación para exigir un «despido digno» ante el cierre de la empresa.
La costumbre de que un miembro de la Familia Real acuda todos los años a venerar el Cristo data de finales del siglo XVII, cuando la imagen fue recuperada a los musulmanes, precisamente un viernes de Cuaresma de 1682, primer viernes de marzo.
El año pasado fue la infanta Elena la encargada de mantener la tradición y hace dos años fue el Rey quien pasó por la basílica madrileña para besar el pie a Jesús Nazareno.
Por su parte, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, también ha visitado la basílica-santuario de Medinaceli para cumplir la tradición de besar el pie de la imagen del Cristo el primer viernes de marzo y ha aprovechado para pedirle «trabajo para todos«.
Botella, acompañada por los delegados de Las Artes, Fernando Villalonga, y de Familia y Servicios Sociales, Dolores Navarro, el presidente del Pleno municipal, Ángel Garrido, y varias concejalas de su grupo, ha acudido poco después de las 11 y ha asistido a la misa en una primera fila reservada ante el altar.
Después se ha acercado a la imagen del Cristo de Medinaceli, tallada en 1640 por encargo del Duque de Medinaceli, y ha besado su pie izquierdo, como han hecho hoy miles de personas, algunas de las cuales llevaban varios días y noches haciendo cola ante el templo, próximo a las Cortes.
La iglesia se encontraba abarrotada de personas, en su mayoría mujeres mayores, y en la calle se mezclaban los que todavía guardaban fila con los curiosos y una protesta de trabajadores de Orizonia, que también pedían trabajo a gritos y con pancartas.
A su salida, la alcaldesa ha sido aplaudida y saludada por algunas personas, mientras otras le han gritado «fuera, fuera».
La talla de Jesús Nazareno fue rescatada por los cristianos de manos de los musulmanes el viernes de Cuaresma de 1682 -el primer viernes de marzo- y desde ese momento se ha forjado la tradición de acudir ese día del año a besar su pie y pedirle por familiares y amigos.
(Rd/Agencias)