El defensor del párroco de Borja, Enrique Trevolle, también restó importancia a la declaración del testigo, que consideró «inocua» y «falta de credibilidad»
Santiago Carbonell, uno de los dos testigos claves en la imputación del párroco de Borja, Florencio Garcés, testificó ayer en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Tarazona que el cura era extorsionado por la supuesta existencia de una foto comprometedora.
El sacerdote está imputado por apropiación indebida de más de 185.000 euros y por un delito contra la libertad sexual, un asunto que está en fase de instrucción y por el que el sacerdote ha estado en prisión preventiva.
En esta operación también están imputadas otras cinco personas de una misma familia que fueron detenidas por un supuesto delito de extorsión, pertenencia a grupo criminal y blanqueo de capitales.
Tanto el abogado de la defensa del sacerdote, Enrique Trevolle, como el de los otros cinco imputados, Sergio Pérez, admitieron que el testigo dijo que el sacerdote era extorsionado, pero subrayaron que «hablaba de oídas» y se refería a una foto con la que supuestamente era extorsionado que «él nunca vio».
Según Sergio Pérez, abogado de los otros cinco imputados, Santiago Carbonell hablaba que «había una foto del cura en la que salía con gente desnuda y esa gente era la que le extorsionaba», una fotografía, añadió, que «nadie ha visto».
El defensor del párroco de Borja, Enrique Trevolle, también restó importancia a la declaración del testigo, que consideró «inocua» y «falta de credibilidad», porque se basa en lo que le «han dicho y contado».
La declaración de Carbonell contrasta con la del otro testigo, quien se desdijo ayer de su declaración inicial y aseguró haber sufrido coacciones de la Guardia Civil para decir que el cura estaba siendo extorsionado.
(RD/Agencias)