Desde un primer momento llevo diciendo que las supuestas «reformas» llevadas a cabo por Mohamed VI en Marruecos no son tales. Se trata de meros juegos de palabras que no sólo han mantenido el régimen sino que incluso lo han endurecido aún más en el plano normativo. Con la a reciente destitución del llamado «primer ministro» Abdelilah Benkirán y la propuesta de Salahedín El Uzmani para dicho cargo cae el telón de la función. La farsa se ha acabado. ¿Qué ha ocurrido para que Mohamed VI se haya visto forzado a descubrir el engaño? @Desdelatlantico
I. LA «CONSTITUTIÓN» MARROQUÍ DE 2011 Y LAS PSEUDO-REFORMAS POLÍTICAS DE MOHAMED VI
Creo haber sido el primero en denunciar, por lo menos en España, contra lo que sostenían otros profesores y periodistas en aquella época, que la llamada «Constitución» marroquí de 2011 no introducía ninguna «reforma» real en la teocracia absolutista alauí ni era parte de ningún proceso de «transición» ni muchísimo menos de ninguna «democratización».
Uno de los puntos en los que esos propagandistas incidían era en que, supuestamente, el rey había «perdido» el derecho a nombrar jefe de gobierno idea ésta que apareció en una tribuna, ¡cómo no! en El País, uno de esos diarios que «denuncian» lo que llaman «fake news».
Por el contrario, en mi libro sobre la «Constitución» marroquí de 2011 (el primero que apareció en el mundo sobre este texto) dije (páginas 111-112):
Aunque se ha comentado como uno de los grandes “logros” de esta nueva “Constitución” el que establezca, en su artículo 47.1 que el rey “nombra al Jefe del Gobierno de entre el seno del partido político ganador de las elecciones a la Cámara de representantes, a la vista de sus resultados”, un análisis detallado revela que hay más apariencia que realidad. Ahora bien, adviértase que se dice que el Jefe del Gobierno sólo debe ser del “seno del partido político ganador”. Es decir, no tiene por qué ser el líder del partido y ni siquiera diputado electo en la Cámara de representantes. Dado que casi todos los partidos marroquíes (con excepción de algunos partidos minoritarios) llevan años de “identificación” con el majzen, no resulta difícil encontrar, en el seno de cualquiera de ellos, a personas perfectamente deseosas de hacer carrera política y aceptar el cargo a cambio de someterse a cualquier indicación del rey.
Y añadía:
La “Constitución” no dice expresamente de que el rey pueda destituirle. Ahora bien, una interpretación teleológica de este punto, lleva a esta conclusión pues, dado que el nombramiento se hace, discrecionalmente, por el rey, no puede caber otra interpretación sino la de que el rey puede destituirlo libremente.
II. LA FALSEDAD DE LAS «REFORMAS» AL DESNUDO
La destitución de Benkirán y la propuesta de Uzmani deja al descubierto la falsedad de las «reformas» del majzen. Benkirán era el líder de la formación islamista «Partido de la Justicia y del Desarrollo» (PJD) que ganó las «elecciones» de 25 de noviembre de 2011. Para mantener la farsa, Mohamed VI le nombró «jefe de Gobierno» cuatro días después, el 29 de noviembre de 2011.
Benkirán se volvió a presentar como líder del PJD a las «elecciones» de 7 de octubre de 2016 que volvió a «ganar». Sin embargo, esta vez Mohamed VI no quiso proponerle como «jefe de gobierno». Pasaban los días, y los meses y, Marruecos estaba, decían, «sin gobierno». Por fin, casi seis meses después, Mohamed VI ha destituido a Benkirane el 15 de marzo y, dos días después, el 17 de marzo, ha propuesto a Uzmani para el cargo. Tal y como yo escribí en 2012, Mohamed VI ha propuesto para el cargo a otro miembro del PJD, por más que no sea ni el líder del partido ni a quien el partido apoyó como «jefe de gobierno» durante las elecciones.
Ni qué decir que en todo este tiempo en que, según algunos, Marruecos estaba «sin gobierno», todo funcionaba igual que siempre por la sencilla razón… de que Marruecos SÍ seguía con gobierno porque el gobierno corresponde al rey, que reina y gobierna.
III. ¿POR QUÉ MOHAMED VI SE VE OBLIGADO A SACRIFICAR LA FARSA?
Es evidente que todo lo ocurrido ha dejado en el más espantoso de los ridículos a todos aquellos lobbystas del régimen del majzen que se dedicaron a alabar las «reformas» políticas en Marruecos.
Es evidente que ello tiene, por más que se intente mitigar, un coste para la imagen de Marruecos.
La pregunta entonces es por qué Mohamed VI ha tenido que llevar a cabo ese sacrificio.
Son varias las razones, a mi juicio. Una, muy clara, de política interior. Otra, de política exterior.
1. Benkirán parece que no era corrupto y quiso luchar contra la corrupción.
Benkirán, era posiblemente el político más popular de Marruecos junto a Mohamed VI. Pero a diferencia del sultán, Benkirán ha sido una persona completamente alejada de los negocios y la corrupción y que, además, ha pretendido, en el escaso campo de actuación que corresponde al «jefe de gobierno» luchar contra la corrupción endémica de Marruecos. Pero en ese clima un individuo no corrupto produce en el majzen el mismo efecto que un crucifijo a Satanás. Había que acabar con ese «mal ejemplo».
2. Marruecos trata de descafeinar el islamismo gobernante para mejorar su imagen exterior.
Benkirán era un político, parece, no corrupto, pero sin duda era islamista. La política interior marroquí con su presencia ha conocido de varios episodios en los que Benkirán ha procurado impulsar una mayor islamización de la sociedad.
En este momento en el que Marruecos ha sufrido varios reveses diplomáticos (mayormente en la Unión Europea por efecto de la histórica victoria judicial del Frente Polisario el 21 de diciembre de 2016), pero también con su ingreso, sin condiciones, en la Unión Africana, para estar al lado de la RASD), Marruecos necesita vender su imagen «moderada», absolutamente increíble para quien conoce de verdad el control que ejerce Marruecos sobre las mezquitas en Europa donde se incuba el islamismo, pero que muchos políticos y periodistas gustan de vender (generalmente con «contrapartida»). El asunto es especialmente importante para defender su política expansionista y anexionista del Sahara Occidental.
Si esta operación va a ser exitosa o no, se verá con el tiempo.
ARTÍCULOS RELACIONADOS
– «El rey de Marruecos pone fin a la farsa de las «reformas» políticas» (20-III-2017)
– La farsa de la ‘Constitución’ marroquí de 2011 ya no da más de sí (12-VI-2013)
– La ‘Constitución’ marroquí de 2011: análisis crítico (2-III-2012)
– Marruecos: y la farsa continúa (18-VI-2011)
– «Wikileaks sobre Marruecos (I) una justicia corrupta» (23-XII-2010)