EXISTE UNA RELACIÓN INVERSA ENTRE RENTABILIDAD Y RIESGO

¿Qué nivel de riesgo puedo asumir con mi plan de pensiones?

La edad y el nivel de renta de la persona son factores muy importantes porque determinan la capacidad para rehacerse de posibles pérdidas derivadas de la búsqueda de mayores rentabilidades

¿Qué nivel de riesgo puedo asumir con mi plan de pensiones?
Jubilados.

Una de las cuestiones fundamentales a la hora de elegir un plan de pensiones, o cualquier otro instrumento de ahorro para la jubilación, es el riesgo que uno está dispuesto a asumir. En este sentido conviene recordar que existe una relación inversa entre rentabilidad y riesgo, esto es, para poder conseguir mayores ganancias hay que correr más riesgos. Y aquí de lo que estamos hablando es de algo tan importante como el ahorro para financiar el retiro. Una decisión equivocada puede dejarnos sin recursos, o con un patrimonio muy mermado.

Ahora bien, también es verdad que una rentabilidad más elevada de las inversiones en que se materializa el ahorro para la jubilación permite o bien realizar aportaciones más pequeñas, o bien acumular un patrimonio mayor en el momento del retiro. Por ello, y teniendo en cuenta todo lo anterior, es preciso elegir con cuidado el nivel de riesgo que se quiere asumir. Para determinarlo ofrecemos una pequeña guía a partir de los cuestionarios que realizan las entidades financieras a sus clientes para determinar su perfil de inversor.

La primera cuestión a tener en cuenta es la edad. Una persona joven puede asumir un nivel de riesgo más elevado con sus ahorros para la jubilación porque, en caso de que las cosas no le vayan bien, tiene tiempo para recuperar las pérdidas patrimoniales o para realizar más aportaciones. Además, una buena rentabilidad en esos primeros años de aportaciones tiene efectos acumulativos importantes que se traducen en un patrimonio mayor cuando llega el momento de la jubilación. En consecuencia, cuanto más joven es el ahorrador, mayores riesgos puede asumir o, dicho de otra forma, cuanta más edad tenga la persona, más debería reducir su exposición a todo tipo de riesgos con su ahorro para la jubilación.

El segundo aspecto es el nivel de renta de la persona. Cuanto mayor sea este, mayores riesgos podrá asumir con su ahorro para la jubilación porque, en caso de que las cosas no le vayan como esperaba, tienen capacidad económica para recomponer las pérdidas patrimoniales que pudieran haberse producido. En cambio, una persona con un nivel de renta medio o bajo, carece de esa capacidad, con lo que debería ser más cauto y pensar más en cómo proteger su ahorro.

Un tercer elemento a tener en cuenta es la experiencia profesional. No es lo mismo una persona que tenga un trabajo relacionado de alguna forma con los mercados financieros o con la dirección financiera de una empresa, que quien no tiene relación alguna con estas facetas. El primero tendrá un conocimiento mejor del mundo de la inversión y, en consecuencia, podrá asumir un nivel de riesgo mayor, precisamente porque su experiencia profesional reduce las posibilidades de perder dinero.

Lo mismo sucede con el nivel de formación de la persona. No es lo mismo tener estudios universitarios relacionados con los mercados financieros que carecer de ellos. Pero también hay que tener en cuenta que las personas pueden estar interesadas en el mundo de la inversión, para gestionar sus propios ahorros o su patrimonio, teniendo otro tipo de formación pero que han seguido cursos o seminarios relacionados con los mercados o los productos financieros y tratan de informarse habitualmente sobre los mismos. Este tipo de personas puede asumir mayores niveles de riesgo que los demás, debido a sus conocimientos sobre el mundo de la inversión.

Muy relacionado con el punto anterior está la experiencia como inversor de cada uno, porque quien invierte se preocupa por su dinero y, al final, siempre aprende algo acerca de cómo gestionarlo. Pero, claro, no es lo mismo colocar el ahorro en depósitos bancarios o endeuda fija, que hacerlo en fondos de inversión, y no digamos ya en acciones. Tampoco es lo mismo hacer pocas operaciones en un periodo de cinco años que muchas, o que la cuantía de las mismas supere los 6.000 euros o esté por debajo de esta cantidad. A mayor número de operaciones o mayor cuantía de las mismas se supone que la persona tiene un conocimiento mejor del mundo de las finanzas y, por tanto, puede asumir un nivel de riesgo más alto.

Por último se encuentra la expectativa de rentabilidad de cada uno. Quien no quiera correr riesgos tendrá que aceptar una rentabilidad muy baja. Quien quiera ganancias un poco más altas, pero sin demasiados riesgos, debería aceptar la posibilidad de llegar a tener pérdidas de hasta un 10% de su patrimonio en momentos determinados. A partir de ahí, a mayores rentabilidades deseadas, mayores niveles de riesgo que hay que asumir.

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Autor

Emilio González

Emilio González, profesor de economía española, europea y mundial en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid.

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