Joan Gual de Torrella, arrestado junto a toda la cúpula de la institución marítima

Armengol, tocada ¿y hundida?: ‘Su presidente’ de la Autoridad Portuaria de Baleares detenido por un caso de corrupción

La presidenta de Baleares calla ante el revés propinado por Anticorrupción

Armengol, tocada ¿y hundida?: 'Su presidente' de la Autoridad Portuaria de Baleares detenido por un caso de corrupción
Francina Armengol, presidenta de Baleares y el detenido presidente de la Autoridad Portuaria de Baleares, Joan Gual de Torrella.

Tocada en la línea de flotación la presidenta de Baleares, la socialista Francina Armengol.

Una de los cargos de su más entera confianza, Joan Gual de Torrella, al que puso nada más acceder al cargo de jefa del Ejecutivo balear como máximo responsable de la Autoridad Portuaria de Baleares, ha sido puesto a buen recaudo por un presunto caso de corrupción.

Gual de Torrella y los cargos principales de la cúpula directiva fueron sido detenidos en el marco de una operación anticorrupción que llevó a cabo la Policía Judicial de la Guardia Civil el 23 de julio de 2020 y de la que ahora se han dado a conocer los primeros detalles

Tras pasar la noche en el calabozo, el 24 de julio de 2020 el presidente y al menos cuatro directivos detenidos prestaron declaración en las dependencias de la Comandancia de la Guardia Civil de Palma.

Además de Gual de Torrella, los arrestados son el vicepresidente de la APB, Miguel Puigserver, el director Juan Carlos Plaza, el jefe de división de Proyectos y Obras de la APB, Armando Parada, y José Fernando Berenguer Reula, que ocupa el cargo de responsable del área de explotación y servicios.

La operación sigue abierta y se ha extendido a las delegaciones de la Autoridad Portuaria en Ibiza y Mahón. Además se han producido registros simultáneos en las tres sedes, donde se ha impedido la entrada de los trabajadores. Asimismo, agentes de la Guardia Civil también han acudido a la sede del Club Náutico de Ibiza.

El caso de corrupción estaría relacionado, entre otros asuntos, con una adjudicación de unos amarres en Menorca y unas licitaciones de contratos públicos, que fueron denunciados.

EL RESTAURADOR QUE SE LEVANTA 93.000 EUROS MÁS COMPLEMENTOS Y SOBRESUELDOS

El Mundo cuenta cómo se produjo la llegada de Joan Gual de Torrella a un puesto tan goloso como el de la Autoridad Portuaria de Baleares donde se está levantando anualmente un monto próximo a los 93.000 euros sin contar complementos y otros sobresueldos.

Cuando en el año 2015 el Gobierno de la presidenta balear, Francina Armengol, lanzó a Joan Gual de Torrella (Palma, 1956) al frente de la convulsa Autoridad Portuaria balear, sus socios estratégicos de Podemos, que acababan de aupar a la política socialista a su primer mandato presidencial, pusieron el grito en el cielo.

Para ellos, Gual representaba todo aquello que habían demonizado en su discurso de hijos del 15-M. El portavoz de Podemos, Alberto Jarabo, dijo que Gual representaba a la «casta oligárquica» mallorquina, en alusión a sus orígenes de abolengo, de una familia de la alta sociedad palmesana de corte conservador.

La pataleta no sirvió de nada y la presidenta, que mantiene una cercana amistad con Gual, impuso su criterio, fiel al tono de su política, donde el ninguneo a las protestas de sus socios ha sido constante.

Antes de desembarcar en la política, Gual acababa de cerrar en falso su negocio de restauración, el exclusivo catering Menú, habitual proveedor de cenas de alta alcurnia, una firma familiar que no resistió al terremoto económico desatado tras la crisis de 2008 ni a su rápida expansión y endeudamiento financiero antes de la crisis, en aquellos años de vino y rosas donde se ocupaba también del restaurante del club náutico en el que cada verano navegaban los Reyes de España. Atenazado por los acreedores, en 2013 se declaró en concurso.

Habiendo sido antes consejero de Puertos por su condición de presidente de la Cámara de Comerio, Gual veía colmada una doble aspiración con su ascenso a la cúspide de la Autoridad Portuaria. Accedía a un puesto bien remunerado, de prestigio, y alcanzaba la proyección pública suficiente como para tratar de reconquistar la posición social entre su círculo tras la quiebra de su empresa.

Armengol y su Gobierno, de momento, guardan un atronador silencio sobre su amigo, el restaurador sibarita, esperando a ver si se enfría el plato recién servido por Anticorrupción.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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