Artículo de opinión

Pedro Sánchez realiza una revisión del cuadro macroeconómico más que obligada

Tras varios meses de discusiones entre Gobierno y organismos económicos y economistas, el Gobierno se ve en la obligación de revisar un cuadro macro que no se sostiene a la luz de los datos.

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez PD

Leyendo la prensa, leo una noticia que dice lo siguiente: “Sánchez reconoce que el Gobierno revisará a la baja la previsión del PIB”. En otras palabras, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha reconocido públicamente que el cuadro macroeconómico actual, que no es más que las previsiones económicas oficiales con las que trabaja el Gobierno para tomar decisiones, está completamente desfasado. Y es que, tras los sucesos y el contexto al que nos enfrentamos en estos momentos, ya no hay quien se crea que la economía española va a crecer este año un 7%. O mejor dicho, que recuperará parte de lo perdido con la crisis del COVID a un ritmo del 7%.

Pero hay que decir que, pese a que finalmente se rebajará la previsión, son muchos los economistas, organismos, instituciones, entre otros entes, los que avisaron, y hace meses, de que la economía española no estaba en posición de pronosticar semejante crecimiento ante la realidad que mostraban los datos. Y no ha sido hasta ahora, por decisión del Gobierno, cuando se ha revisado una proyección que lleva desfasada desde el mismo día de su publicación, cuando el Banco de España, por entonces, no estimaba un crecimiento superior al 5%. Y, sin embargo, el Gobierno siguió empeñado en darnos dicho indicador, pese a que ningún análisis riguroso compraba tal optimismo.

Desde que la pandemia comenzó a amainar, los datos nos mostraban la debilidad de la recuperación de la economía española. Pese a que nos recuperábamos, los desequilibrios que presenta nuestra economía, así como las fallas estructurales de las que adolece, nos llevaban a recuperarnos a un ritmo menos acelerado que el que mostraban otras economías de la Zona Euro. Dicho de otra manera, atendimos a un claro descuelgue de la economía española, muy característico en tiempos de crisis si nos remontamos a la pasada, donde también fuimos los rezagados del grupo.

Y a una situación mala, le sigue otra peor.

epa07733104 Spanish acting Prime Minister, Pedro Sanchez, of the Spanish Socialist Workers’ Party (PSOE) addresses the lawmakers during the first session of the investiture debate at the Parliament’s Lower Chamber in Madrid, Spain, 22 July 2019. Sanchez faces an investiture debate that could lead to his election as the Prime Minister of the first coalition Government of Spain if a deal with left-wing coalition Unidas Podemos (UP) is reached. The investiture debate comes about three months after the general elections in Spain, in which Sanchez obtained 123 seats. Sanchez will need an absolute majority with 176 votes in the first vote scheduled for 23 July, to be successful. Otherwise, a second vote will be held on the upcoming 25 July in which it’s only required a simple majority. EPA/EMILIO NARANJO

Inmersos en un escenario de recuperación débil y excepcional incertidumbre, una guerra se desata en Europa, provocando un encarecimiento de uno de los tipos de bienes de los que más depende la economía española, los de tipo energético. En un escenario de desaceleración y débil recuperación, la inflación comienza a crecer y las consecuencias de ser un país dependiente energéticamente hablando comienzan a desatarse. Esa elevada dependencia que ha caracterizado a la economía española, y que nos ha llevado a registrar un histórico saldo negativo en la balanza comercial, ha provocado que esa situación de desaceleración se acentué aún más, erosionando de facto las previsiones, que continúan revisándose a la baja.

La capacidad de España en estos momentos es muy limitada. El déficit y la deuda aprietan en tanto en cuanto la economía se desacelera, crece la inflación y la subida de tipos se acerca. La estanflación, que por ahora sigue sin estar presente, resuena en el horizonte, y algunos economistas más moderados comienzan a advertir de un severo estancamiento. España entraba muy deteriorada en esta crisis, y sale muy deteriorada y descolgada nuevamente de ella. Una situación que ha llevado a las principales casas de research y organismos financieros, incluido el Banco de España, a rebajar su previsión hasta niveles del 4%, y con la advertencia de posibles nuevas rebajas en el futuro, en función de la evolución del entorno.

Desde las principales agencias de rating hasta las más prestigiosas entidades financieras, todas y cada una de ellas han advertido sobre un escenario mucho más negativo que el que ofrecía el Gobierno, y sin embargo, Sánchez seguía hasta hoy encallado en una previsión que todos los economistas ya calificaban como humo ante el consenso existente y al que Sánchez desoía desde hacía meses. Pese a que nadie lo creía, vender ese 6,7% parecía el objetivo, en un escenario en el que algunas agencias hablaban ya de crecimientos del 3,7%, y de recesión en unos cuantos años, y así ha sido, llegando un punto en el que su ministra Nadia Calviño, incluso, se vio en la situación de no poder justificar su propio cuadro macro.

Y es que hay que decir que todo esto que ha hecho el Gobierno, esta actuación de la que hablamos, no ha sido en vano. Pues no hay nada que comentar si no metemos en la ecuación determinados elementos, pero si entran los presupuestos generales del Estado, por ejemplo, basados principalmente en este cuadro macroeconómico, la cosa cambia. Es decir, que Sánchez no haya querido actualizar el cuadro macroeconómico no se debe a que el se creyera que la economía española iba a crecer un 7%, sino que se debe a que sus presupuestos, y el gasto contemplado en estos, se basa en un crecimiento del 7%, y de no ser así, dichos presupuestos deberían adaptarse; cosa que no gusta tanto al Gobierno.

Detrás de lo que puede parecer una cabezonería hay mucho más. Actualizar el cuadro macro era una acción a la que Sánchez se ha ido resistiendo hasta la fecha, cuando ni el propio banco central, ni sus propios compañeros en el Consejo de Ministros, compraban semejante previsión. Pues esta actualización frustra un techo de gasto adaptado a un crecimiento del 7%, y aun estando aprobado, ningún plan de estabilidad riguroso permitiría llevar a cabo lo contemplado con un crecimiento del 7%, en un entorno en el que dicho crecimiento no superara ni el 4%. Pues, como digo, la situación ya era mala para España y, en estos momentos, es peor incluso.

En resumen, finalmente podemos decir que la coherencia se ha impuesto ante un cuento que, como diría el exministro Álvaro Nadal, no se sostiene con ninguna cuenta. Pero, con todo, debemos ser conscientes de los intentos de autocomplacencia por parte de un Gobierno que debe enfrentarse a numerosos retos en los próximos meses y años. Si esa misma autocomplacencia se impone ante los problemas que van surgiendo, todas esas reformas y esas medidas que tanto precisa nuestra economía para expandirse volverán a postergarse, condenando al país a la misma situación en cada crisis que se suceda.

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