Guindos aprobó un proyecto de Bankia días antes de la marcha de Rato
El ex presidente de BFA-Bankia, Rodrigo Rato, tenía sobre la mesa un plan autorizado por el Banco de España y el Ministerio de Economía para recapitalizar la entidad, apenas varios días antes de que presentara su dimisión forzada el pasado 7 de mayo de 2012.
El proyecto, por el que el grupo iba a solicitar unas ayudas públicas de unos 6.500 millones de euros para seguir en solitario, estaba previsto que se presentara públicamente el 11 de mayo, una vez que hubiera obtenido la firma del auditor Deloitte para las cuentas anuales del ejercicio anterior.
Explica A.P.B. en ‘El Economista’, citando fuentes cercanas al expresidente, que Rato se mostraba tranquilo tanto por el visto bueno a su proyecto por las autoridades como por la confianza en Deloitte a rubricar el informe de 2011.
Por estos dos motivos, principalmente el primero, restó importancia al conflicto que mantenía con el auditor y que finalmente estalló por la obligación de la CNMV a que publicara las cuentas, aunque no estuvieran firmadas por la compañía que dirige Francisco Celma.
Ajustes y discrepancias
Las mismas fuentes sostienen que Rato quitó hierro a este asunto, porque buena parte de las exigencias de Deloitte tenían su procedencia en acontecimientos posteriores al ejercicio pasado, como los saneamientos por el primer decreto impulsado por el ministro de Economía, Luis de Guindos.
Éstas estaban recogidas en el plan autorizado tanto por el Gobierno como por el supervisor del sector. La hoja de ruta contemplaba ajustes de valoración en función de un test de estrés para los próximos tres años.
Las discrepancias con el auditor se desvelaron en la memoria que publicó Bankia tres días antes de su marcha, hecho que provocó durante ese fin de semana que Guindos diera marcha atrás en su planteamiento inicial y forzara la dimisión de Rato.
Su marcha y su sustituto -José Ignacio Goirigolzarri- fueron consensuados, según fuentes conocedoras, con los principales banqueros del país: Emilio Botín, del Santander; Francisco González, de BBVA; e Isidro Fainé, de La Caixa.
La tensión entre el expresidente de BFA-Bankia y Deloitte nace a raíz de la polémica surgida en torno a la valoración de la filial Banco de Valencia, que tuvo que ser intervenida en noviembre por el Banco de España, según las mismas fuentes. La relación, desde entonces, se había deteriorado.
El auditor sostiene que el conflicto es anterior y obedece a las cuentas de la matriz BFA. Incluso sostiene que la Comisión de Auditoría fue informada de los problemas que tenía la entidad.
Fuentes de la actual cúpula han indicado a este periódico que en los últimos meses había diversidad de opiniones entre Rato y Deloitte e, incluso, sostienen que el auditor le había realizado alguna advertencia sobre la formulación de las cuentas de 2011, pero aseguran que no existe ningún papel ni acta de consejos ni de otros órganos en los que figure alertas sobre el estado del grupo ni del conflicto entre ambas partes.
La salida de Rato y la llegada de Goirigolzarri ha elevado a 19.000 millones las ayudas solicitadas por la entidad para su saneamiento, lo que supone triplicar la cifra.