Parece una sopa de letras, pero es muy fácil de entender.
La pandemia del coronavirus está siendo demoledora para la economía mundial y trágica para países como España, donde la pandemia se ha combinado con una ineptitud gubernamental escandalosa.
El daño es ya irreversible y organismos como la OCDE prevén ya serias contracciones del PIB español.
Nadie sabe con certeza cuál será el alcance de esta crisis, pero los expertos de siempre ya ponen sobre la mesa los tres posibles escenarios de la recuperación: en forma de V, U o L.
- En forma de V
Este modelo se produce cuando hay un parón brusco de la economía pero la vuelta a la normalidad también es rápida. - En forma de U
Se habla de recuperación en forma de U cuando, a diferencia de la V, los indicadores económicos tardan más tiempo en llegar a los niveles a los que se encontraban antes de la recesión. - En forma de L
La recesión que se produce de forma pronunciada y la recuperación es muy lenta.
Pues bien: ni la V, ni la W o la L definirán la recuperación económica, será la K de la desigualdad. Solo unos pocos se beneficiarán de la recuperación mientras el resto de sectores y personas se quedarán atrás
Comienza a haber un consenso entre los economistas estadounidenses en que aquellas personas que están arriba de la escala social verán como su economía mejora con rapidez, pero los que están en el medio y abajo verán que las cosas empeoran.
Estados Unidos entró en recesión en febrero, según las estadísticas oficiales, poniendo fin a una expansión económica récord de 128 meses. Desde que el coronavirus impactara en la economía, los expertos han pasado de ver una recuperación en forma de V, donde el empleo y la inversión volverían con rapidez a los niveles anteriores a la crisis, a dudar con una en forma de U, donde el empleo y la actividad económica se prolongarían bajos durante unos meses para luego repuntar con fuerza.
De hecho, a grandes rasgos, se han cumplido con los dos puntos de vista, pero la realidad económica no suele moverse entre negros y blancos, y suele ocupar muchas partes de grises. «Creemos que la incógnita de la recuperación ya está resuelta y que estamos viendo una recuperación en forma de K», sentencia Marko Kolanovic, director global de investigación de JPMorgan Chase.
«La narrativa en forma de K está ganando terreno a medida que la historia de dos recuperaciones se ajusta bien al rendimiento superior continuo de los activos de riesgo y los bienes raíces, mientras que los trabajos de primera línea en el sector de servicios corren el riesgo de ser eliminados permanentemente», Ian Lyngen, jefe de estrategia de BMO Capital Mercados.
Mientras las bolsas ya pueden decir que se han recuperado en su totalidad y los grandes datos económicos siguen la estela, el empleo no puede decir lo mismo. Aunque mejora mes a mes no lo hace a la misma velocidad, ni de manera generalizada.
«La recuperación en forma de K es solo una reiteración de lo que llamamos la bifurcación de la economía durante la Gran Crisis Financiera. Realmente se trata de la creciente desigualdad desde principios de la década de 1980 en todo el país y la economía «, indica Joseph Brusuelas, economista jefe de RSM a la CNBC. «Cuando hablamos de K, la ruta superior de la K son claramente los mercados financieros, la ruta inferior es la economía real y las dos están separadas».
Hasta en los propios mercados se está viviendo esa realidad. Las grandes tecnológicas y las farmacéuticas están representado la parte boyante de la economía, mientras sectores clásicos como la energía, construcción o sector financiero se están situando a lado de los perdedores de la actual crisis y todavía están muy lejos de los niveles previos a la crisis.
El mercado de valores no solo experimenta esta dicotomía, también el mercado de trabajo. En marzo, tras la rápida propagación del coronavirus que llevó a cerrar empresas y escuelas en EEUU se perdió más de 700.000 empleos y las solicitudes de paro se dispararon hasta las 10 millones.
Desde entonces mucho empleo se ha recuperado, según ha ido abriendo la economía, pero sectores como restaurantes y viajes continúan en declive, ya que más y más cadenas y restaurantes se han ido a la quiebra.
«El uso de dispositivos, servicios en la nube e Internet estaba destinados a dispararse mientras el resto de la economía se hundía (aerolíneas, energía, centros comerciales, oficinas, hostelería… esto ha creado una enorme desigualdad no solo en el desempeño de los segmentos económicos, sino en la sociedad en general», comentan desde JP Morgan.
Barry Ritholtz, antiguo gestor de fondos y columnista de Bloomberg, recuerda que esta situación se está agravando con la actual crisis, pero viene de lejos. La parte de ingresos personal por rentas de trabajo ha pasado en EEUU del 64,5% en 1974 al 56,8% más recientemente.
«La pandemia y el encierro solo tienen una mala situación aún peor. Tanto la distribución del ingreso como de la riqueza se ha vuelto tan desigual que incluso se subestima la envergadura que tiene en EEUU».
La recuperación después de la crisis financiera fue muy desigual, rememora.
«Los salarios mejoraron determinados por la industria en la que trabajaba, su ubicación geográfica y su nivel de educación. Si estaba en el sector correcto cerca de una ciudad exitosa con un título universitario o de posgrado, lo fue bastante bien».
Para el resto de personas todavía están esperando la recuperación.