Un cocinero y mucho más

Viendo el programa de Jamie Oliver en Canal Cocina, una experiencia en muchos sentidos recomendable, recordé cómo este joven cocinero logró una partida de cuatrocientos millones de euros del gobierno británico para mejorar la alimentación en los colegios públicos del Reino Unido, y también su precioso proyecto, la Fifteen Foundation en el que ayuda a jóvenes con problemas, desempleados, sin hogar, etc. a que conviertan en una profesión el hecho de cocinar, como hizo él mismo, quien reconoce que é tampoco fue de los mejores chicos en sus primeros años.

En el último programa de su serie, titulada “Oliver´s Twist”, confesó que le pedía muchos sándwiches a su madre para subastarlos en el cole e irse a comprar golosinas con el botín así conseguido. Con este espíritu mercantilista asociado a la comida, y teniendo en cuenta que su familia regentaba un “pub”, no es de extrañar que el chico, que ya dispone de su propia familia y es conocido en todo el mundo a pesar de su juventud, dirigiera sus pasos hacia la cocina.

El propio Jamie confiesa que cocinar le resulta sobre todo muy divertido, y en su programa trata de trasmitir esta diversión, en aras de una buena alimentación, en tocándolo sobre todo a la gente joven, dirigiéndose a ellos de un modo muy informal y “en plan colega”, aún cuando dispone de unas muy potentes cualidades didácticas.

Por cierto, habrán caído en el doble sentido del título del programa, “Oliver´s Twist”, que a la vez que rememora la famosa novela de Dickens hace un juego de palabras con la palabra “twist”, que equivale a exprimir, por ejemplo, una cáscara de limón sobre un “dry martini” cóctel… Muchos barmen utilizan incluso en castellano la expresión “un twist de limón»…

En cada programa prepara Jamie una comida para un invitado, usualmente en la cocina de su casa. Pero a veces, cambia el panorama: un día recuerdo que invitó a comer a todos los obreros que estaban haciendo unas obras en la calle donde vivía, y comieron todos desenfadadamente en la calle. En otra ocasión, preparó una comida “de resaca” después de haber pasado toda la noche por ahí con un grupo de amigos. Y en este último programa, prepara una comida para ir en un barco por el Támesis con un ricachón que respondía al nombre de Brian. Les contaré brevemente en qué consistió esta comida, lógicamente muy informal, pero a la vez, muy lujosa…

El plato principal fue un sándwich club de langosta, que realizó con langosta cocida, panceta ahumada, lechuga romana y rodajas de tomate, con sal y pimienta negra. Como salsa hizo una mayonesa con una yema de huevo, una cucharada de mostaza de Dijon y aceite de oliva virgen extra, completada con albahaca machacada en almirez, sal, pimienta y unas gotas de limón. Utilizó tres rodajas de pan de molde sin tostar, uniformemente untadas de mantequilla.

Para beber preparó un cóctel de champán, elaborado con fresones a los que le había añadido azúcar de vainilla y unas gotas de vinagre balsámico, convirtiéndolas en puré y colando el resultado. Por un lado, el líquido servía para hacer el cóctel de champán: un chorrito de zumo de fresones completado con champán muy frío. Por el otro lado, la pulpa sobrante le sirvió para preparar el postre, una versión del “Eaton Mess”, un postre “batiburrillo” que debe su origen a que una vez que en la elitista escuela estaban preparando una tarta, ésta se les cayó y quedó convertida en una argamasa de bizcocho, merengue, natas y frutas confitadas. Los alumnos la tomaron en copas con cuchara y así quedó creado un nuevo postre que todavía se toma y se sigue denominando así.

Para su versión del Eaton Mess utilizó crema cuajada (nata inglesa), azúcar de vainilla, Vin Santo,un vino dulce pasificado y que Jaime considera similar al jerez, unos panecillos (pueden ponerse galletas, magdalenas o los ingleses muffins), la pulpa de los fresones del cóctel, y algunas fresas salvajes y frambuesas enteras como adorno. Puesto todo en capas en una copa de cristal grande, tenía una pinta mejor de lo que uno podía imaginar de entrada, y debía estar muy bueno, porque Jamie y su amigo Brian acabaron con todo en un periquete. En la página web de Jamie pueden ver muchas cosas interesantes, incluidas recetas fáciles y lucidas como las que aquí les he relatado brevemente. Si tienen ocasión de ver el programa, les animo a hacerlo, pues se aprende mucho y sobre aspectos muy prácticos y cotidianos de la cocina.

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Autor

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

Juan Luis Recio

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