El valor de la popularidad: los famosos en el mundo del vino

Quienes estén de acuerdo con el refrán de que “unos cardan la lana y otros se llevan la fama”, quizás se sorprendan por la nueva situación creada en el mundo del vino, en donde ha ido irrumpiendo en los últimos tiempos un grupo cada vez más nutrido de rostros populares, ya sean empresarios, artistas, deportistas o diseñadores de moda, por citar los casos más notorios, que invierten dineros y esfuerzos en bodegas, ya sean existentes previamente o de nueva creación. ¿A qué obedece este proceso? ¿Cómo se combina el a veces frívolo, inestable y agitado mundo de la fama con el rigor, la tranquilidad y la labor concienzuda que se requieren para la correcta elaboración del vino?

Como suele suceder, las causas y las explicaciones son variadas y complementarias, cuando no contradictorias, como las razones que llevan a algunos a entrar en una nueva actividad económica de la que muchas veces no conocen demasiado. Hay quienes, al encontrarse con que disponen de un capital excedente, canalizan así su afición por el vino y su mundo; también los que quieren mantener un contacto con la naturaleza y con la tierra para descansar del mundo urbano y de las altas esferas, alejadas del terruño, en el que suelen moverse; otros buscan rentabilidad, aquéllos prestigio y reconocimiento, o simplemente hacer realidad un hobby, una ilusión mantenida durante largo tiempo en la lista de deseos incumplidos. Incluso los hay que se han visto “liados” por otros amigos y mantienen una presencia poco menos que testimonial en el proyecto en el que han invertido algún dinero. Lo que sí es cierto en cualquier caso es que el refrán citado parece aquí invertirse: no es que algunos se lleven la fama del trabajo de otros, sino que los famosos aportan al mundo del vino no solamente medios económicos sino incluso el valor de su popularidad. La fama viene a ser una ayuda para que los que cardan la lana progresen en los resultados de su oficio.

¿Quién es el que sale ganando? Porque, lejos de que exista un aprovechamiento de unos sobre otros, como indicaba el clásico refrán, nos encontramos aquí con un proceso de simbiosis, o dicho en términos más actuales, nos hallamos ante una estrategia “win-win”, en donde ambas partes, de un modo u otro, salen ganando. Los famosos aportan a las bodegas tanto su capital como el valor de su fama, es decir, las acciones de promoción y relaciones públicas que pueden dar notoriedad e incrementar las ventas de su vino, por el pábulo que se les concede a través de los medios de comunicación de masas, por un lado, y a través de sus relaciones con personas influyentes de diversos sectores, por otro. Hay, por tanto, casi siempre, una estrategia de comunicación detrás, así como acciones comerciales y de marketing directo vinculadas a estos inversores de renombre.

Y solamente en casos aislados, pero haberlos háylos, suceden incluso situaciones más turbias. Baste recordar el vino albariño producido por Laureano Oubiña, uno de los más famosos “capos” de la droga en Galicia e involucrado en la conocida “Operación Nécora”, como muestra de que algunos narcotraficantes han elegido invertir en bodegas como una forma de blanqueo de dinero.

Salvo estos casos anecdóticos, pero de los que hay que estar prevenidos por si nos llega un inversor de popularidad “sospechosa”, los nuevos inversores del vino responden a un muy distinto perfil: se trata generalmente de personas que han hecho dinero debido a su actividad profesional y que quieren invertir parte de ese capital en el proyecto de una bodega, a la que además suelen aportar su capacidad promocional y su notoriedad pública como forma de facilitar la comercialización. Y usualmente buscan también al experto, al enólogo (muchas veces también afamado), así como una bodega en funcionamiento, ya que no es usual que se inicie este proyecto desde cero. Unos excelentes aliados, por tanto, para un proyecto que va más allá de una moda, convirtiéndose en un cambio en el sector que goza ya de una cierta relevancia.

Raíces nobles y revolucionarias. Bien es verdad que no se trata de un cambio radical, sino del afloramiento de una tendencia que hunde sus raíces más de dos siglos atrás, vinculado nada menos que a la Revolución Francesa. Como consecuencia de la desaparición de la aristocracia en el país galo, los nobles que no fueron guillotinados, y que en su mayor parte fueron los que residían en el campo vinculados a los cultivos, tuvieron que reciclarse y buscar modos de ganarse la vida en una nueva situación en la que los títulos nobiliarios no suponían precisamente ningún tipo de prebenda sino todo lo contrario.

Volviendo a los refranes, vendría aquí a cuento el de “a la fuerza ahorcan”: así que los aristócratas que no fueron guillotinados, se dedicaron a mejorar sus sistemas de cultivo y comercialización para hacer más rentables sus explotaciones agrícolas, y comenzó a extenderse el sistema de cultivo en château, hoy día tan prevalente en Francia como prestigioso en todo el mundo. De los vinos con nombres de barones, condes y marqueses, que aún proliferan, se ha pasado actualmente a nuevas denominaciones, mucho más modernas y que corresponden a muy distintas estrategias de marketing y comercialización. Estrategias que vienen de la mano de los cambios en el mercado, de los nuevos poderosos, los grandes empresarios, así como de los rostros populares, como los cantantes y deportistas, y muchas otras personas de notoriedad pública que tienen afición por el vino y que por una serie de razones, a veces incluyendo la tradición familiar, se decantan por participar en el complejo y delicado mundo de la producción y venta de vinos.

Por citar un ejemplo de honda raigambre sobre la vinculación inicial de la nobleza con el vino, podemos remontarnos al caso del conde Sancho García, quien construyó la Abadía de Santa María de Retuerta a mediados del siglo XII, comenzándose hace ya 800 años la tradición vitivinícola en las tierras de Sardón de Duero, fronterizas con la D.O. Ribera del Duero y a 15 Km. de Vega Sicilia. Tras levantar todas las viñas en los años 70 del pasado siglo, se inició una nueva plantación de muy variadas cepas bajo la dirección de Pascal Delbeck (enólogo de una bodega en St. Emilion, una de las zonas más prestigiosas de Burdeos) y de un español doctorado en la Universidad de Burdeos, Ángel Anocíbar. Se utiliza la gravedad en cada uno de los pasos de la vinificación, que se realiza por separado para cada variedad. La gama de productos de esta bodega, Abadía de Retuerta, actualmente propiedad de la farmacéutica Novartis, es variada y vanguardista. Su Selección Especial fue elegida hace unos años el mejor vino tinto del mundo, en el prestigioso certamen internacional Wine Challenge celebrado en Londres y en el que participaron más de 9.400 etiquetas de todo el planeta. “Nobleza obliga”, podríamos decir.

Y de la nobleza a la fama, volviendo a la popularidad en el mundo actual, debemos resaltar que son muchos los famosos que se han visto envueltos en el mundo del vino, Repasemos algunos casos para hacernos una idea de cuáles son la principales causas que han generado este proceso.

El vino a escena. Por ejemplo, Manuel Manzaneque es un afamado y premiado director y productor teatral que ha promovido proyectos como la Compañía Tirso de Molina, el Teatro Espronceda o la producción de El Quijote estrenada en Nueva York con motivo de la Expo´92 con Josep Maria Flotats y Juan Echanove, ambos amantes del vino, en los papeles principales. Lo que podía haber sido un quijotesco empeño, crear una bodega propia en tierras manchegas, le ha dado un nuevo éxito, un prestigio en sus productos tan elevado que le permitió obtener la primera D.O. de pago para su Finca Elez, sita en Albacete, concedida por la Comunidad de Castilla-La Mancha, al igual que al Dominio de Valdepusa del Marqués de Griñón, éste en tierras toledanas. La Finca Elez está situada en los Altos de El Bonillo, a 1.080 metros de altura, en plena Sierra de Alcaraz, donde se han plantado variadas cepas que dan lugar a una interesante gama de vinos, uno de ellos, como no podía ser menos, llamado Escena.

Emilio Aragón, flamante presidente del nuevo canal de televisión “La Sexta” o el presidente de Cervezas Mahou son dos de los empresarios que se unieron para la creación de la joven bodega toledana Martúe, que ha presentado ya varias añadas de su original y agradable vino, tanto tinto como blanco, elaborado en la finca El Casar de La Guardia, en plena región de La Mancha, con el asesoramiento del renombrado enólogo Ignacio de Miguel. El nombre tiene que ver con una de las fincas de la bodega, Campo Martuela, donde se plantaron 32 hectáreas en 1990, completándose la producción diez años después con las 55 hectáreas de la finca El Casar.

“Este será mi vino: andaluz y con nombre de mujer”, pensó el periodista Carlos Herrera visitando la bodega Cortijo Los Aguilares, que dispone de unos viñedos situados a 850 metros sobre el nivel de mar en la malagueña Serranía de Ronda. Y el resultado, aunando el clima mediterráneo, la vendimia en verde y la limitada producción, ha sido espectacular: llamado Carmen, con un 80 % de cabernet sauvignon, completado a partes iguales por merlot y petit verdot, vinificadas cada una por separado, y tras pasar unos 18 meses en barricas de roble francés, se ha logrado un vino de aroma intenso y diferente, especiado y complejo, con un paso de boca sedoso, equilibrado y grato, y un largo final, donde sobresalen las notas cítricas y torrefactas. Solo un ejemplo más de los nuevos productos que están viendo la luz actualmente en los que se ensambla el trabajo del enólogo y de la bodega, con el del personaje popular, amante del vino, y que invierte también en el proyecto o sirve de imagen al mismo.

Para los gustos se hicieron los famosos. Casos de famosos metidos de algún modo “en camisa de once varas”, hay muchos más, algunos sobradamente conocidos. Enumeremos algunos de ellos como recordatorio de la creciente tendencia actual, en la que podría parecer que se trata de llenar con vino el vacío que dicen que produce la fama, aunque, como hemos estado viendo, no solo se trata de eso, sino de dar un valor añadido al producto final en aras de fortalecer su imagen de cara al éxito en el proceso de distribución y comercialización.

Dentro del mundo de la canción, Joan Manuel Serrat produce en el Priorat su Mas Perinet, mientras que Lluís Llach, recuperando una tradición familiar, elabora en la misma zona su muy reconocido Vall Llach. Otros cantantes que están involucrados con el vino son Miguel Bosé, Bertín Osborne o El Gran Wyoming. En el mundo de la moda, el diseñador Roberto Verino produce sus vinos Terra do Gargalo bajo la gallega D.O. Monterrei, mientras que la familia de Amaya Arzuaga mantiene su bodega homónima en Ribera del Duero. La lista sería interminable, figurando en ella el matador José Ortega Cano, el príncipe Alfonso de Hohenlohe, el piloto Carlos Sáinz, el futbolista Emilio Butragueño, el periodista Víctor de la Serna o el ex ministro Luis Atienza.

Esta afición llega también al mundo de la empresa. José María Entrecanales, además de representar a una de las grandes fortunas de este país, ha iniciado un interesante proyecto en la D.O. Méntrida: La Casa de las Cuatro Rayas. Arrayán es el nombre de sus vinos, que corresponden a una iniciativa comenzada casi desde cero aunque con un enólogo de renombre, Miguel Ángel de Gregorio. Otro gran empresario que se ha visto tentado por el mundo del vino ha sido Alfonso Cortina Alcocer, con su bodega Pago de Vallegarcía, en Ciudad Real.

Esta profusión nos indica que estamos ante algo más que una moda: se trata casi de una variante más en el modo de acometer la explotación integral de una bodega, que naturalmente cuenta con pros y contras pero que debe ser objeto de estudio y evaluación por parte de los profesionales del sector, siempre pendientes de conocer las nuevas tendencias del mercado y los movimientos que en el mismo se producen. El valor de la popularidad, dentro del complejo entramado que conforma el mundo del vino, es una nueva variable emergente que conviene no perder de vista.

Por cierto, ¿han notado la falta de famosas? Curioso, ¿no?

Mañana veremos cómo es la situación de los famosos y el vino en otros países.

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Autor

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

Juan Luis Recio

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