El Concello de Arbo presenta su LVIII Fiesta de la Lamprea

El patrimonio de Arbo, si no lo conoce es amplio y completo, lleno de carga histórica y tradiciones, incluidas las gastronómicas, como es el caso de la lamprea, por lo que ahora este interesante destino lo es más aún esta temporada ya que un año más, FITUR ha sido el escenario para dar a conocer las singularidades de rincones tan especiales como el Concello de Arbo, en Pontevedra, que destaca por su paisaje bañado por el Miño, su buena viticultura y por haberse situado en el mapa gracias a un animal prehistórico que marca su gastronomía: la lamprea.

Pues bien ya ha anunciado que este año celebrarán entre el 27 y el 29 de abril la quincuagésimo octava edición de la que es la pionera de las fiestas culinarias en Galicia, declarada además de Interés Turístico Nacional, en plena temporada de pesca para disfrutarla en su versión fresca. Y es que en agosto también se homenajea a este pez, pero con recetas elaboradas a partir del producto seco: relleno, guisado con fideos y tirabeques, en empanada… Cualquier época del año es buena para vivir, conocer y saborear Arbo, sí, pero estos acontecimientos pueden marcar aún más la oportunidad de la visita.

Forman parte de su escudo, así que claramente, el vino y la lamprea dicen mucho del Concello de Arbo. Los primeros, con D.O.P. Rías Baixas como el albariño y el Condado, de la subzona del Condado do Tea, monovarietales de albariño y polivarietales de albariño treixadura y loureira, son el mejor acompañamiento para la lamprea, una pieza genuina de su gastronomía, un manjar que en Arbo se prepara magistralmente gracias a la herencia, generación tras generación, de recetas centenarias. Precisamente de estos dos tesoros se habló en la presentación del Concello de Arbo en la pasada Feria Internacional de Turismo en Madrid, y es que Arbo no sería Arbo sin el que según estudios, es el vertebrado más antiguo que aún sigue vivo en nuestro planeta, con más de 500 millones de años entre el Atlántico y el Miño, donde cada invierno acude a desovar.

Es precisamente en esta travesía cuando se abre la veda y se ponen a trabajar muchas de las 270 ‘pesqueiras’, unas barreras ‘naturales’ que unen con nasas las dos riberas del Miño -y que datan de la época romana-, por medio de las cuales se capturan sosteniblemente estos peces asegurando su pervivencia. Entre enero y mayo se pescan, y casi al final de este periodo, el último fin de semana de abril (del 27 al 29), los hosteleros, bodegueros y habitantes del Concello realizan una celebración de gran calado que atrae a visitantes de todas partes y que desde hace dos ediciones está considerada Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Se trata, sí, de la Festa da Lamprea, que en 2018 cumple 58 años. En ella, los restaurantes de la zona hacen gala de su buena mano cocinándola por ejemplo ‘a la arbense’, en su propia sangre, que es una de las recetas más célebres y consumidas. Pero también se elabora frita y rebozada, asada a la brasa, y ya fuera de la temporada de pesca, tras secarla, en su tradicional empanada, rellena, o en un guiso de fideos y tirabeques. Y es que este vampiro marino da para tanto, que en agosto vuelven a reunirse para celebrar la Fiesta de la Lamprea Seca.

Eso quiere decir que bien sea para contemplar el arte de la pesca, para degustar la lamprea en fresco o en seco o conocer su historia desde el Museo Arabo, su centro de interpretación; o para disfrutar del resto del municipio, de la vendimia artesanal de sus viñedos a finales de verano y de sus paisajes y todo su patrimonio cultural, cualquier momento es bueno. Porque Arbo también tiene pazos de gran valor, muchos convertidos en bodegas o alojamientos de turismo rural adecuados para hospedarse y descubrir sin prisa otras joyas como los molinos de la zona, un puente románico que fue testigo de una gran batalla entre el ejército napoleónico y los arbenses, o muestras de arte como las pinturas murales de la iglesia de Sela.

Sus preciosas rutas de senderismo sirven para evadirse y apreciar la belleza del Miño y la vegetación de este privilegiado rincón, y sus empresas de turismo de aventura convierten en inolvidable la visita para los más intrépidos.

En definitiva, ya sea para comer y beber, pasear, aprender y relajarse o para quemar adrenalina en un entorno mágico, Arbo es digno de visita, y sus hospitalarios vecinos, los perfectos anfitriones. Por si hubiera dudas, el video de este link muestra por qué no hay que perdérselo. ¿Se anima, verdad?

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Autor

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

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