A Contracorriente

Enrique Arias Vega

Parejas de quita y pon

Me equivoqué hace algún tiempo cuando en otro artículo propuse que los matrimonios fuesen como los arrendamientos urbanos, que de no renovarse explícitamente el contrato matrimonial caducase por ley a los cinco años.

Reconozco que me pasé un buen trecho, ya que los últimos desposorios que conozco no duran ni de lejos tanto tiempo. Vean, si no. El otro día volvimos a la tienda en que habíamos comprado un mueble para efectuar algunos cambios. Mi mujer le recordó al vendedor: “Estuvimos aquí justo antes de su boda”. “¡Ah, sí! —le contestó el otro, tan tranquilo— Pues sepa que ya me he divorciado”.

Algunos casamientos son tan breves que no superan ni la noche de bodas. Y eso que éstas ya no son como las de antes, en que las parejas iban a ciegas; ahora ya están más vistas que los sobados magazines de la sala de espera de un dentista. Ironizaba sobre ello no hace mucho el programa televisivo de humor ¡Vaya semanita!, donde el propio cura de ficción que oficiaba la boda antes de despedir a los novios organizaba una porra entre los invitados apostando sobre cuánto iba a durar el enlace.

Esa fugacidad de las relaciones, esa caducidad de los afectos, esa brevedad de los vínculos… se adecua a una sociedad mudable y cambiante de satisfacción instantánea de las apetencias, de rápida sucesión de emociones superficiales, de difícil empatía y de incapacidad de sacrificio. No digo con esto que sea peor o mejor que las que la precedieron; simplemente que resulta distinta y que se mueve a la velocidad de los bits de información cibernéticos.

Se comprende, entonces, que uno no llegue a memorizar el nombre de los cónyuges de sus amigos. Mejor así, porque de esta manera se evita el dirigirse a la nueva pareja con el nombre de la anterior. Y se explica, también, lo reacio que uno se siente a conocer a sus coyunturales y efímeros consuegros de cada momento. Cuando uno ya se ha acostumbrado a ellos y les ha tomado cariño son sustituidos por otros padres igual de amables y de simpáticos que los anteriores. Un lío, un auténtico lío el que ocurre hoy día al ser ya todas las parejas de quita y pon.

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Autor

Enrique Arias Vega

Periodista y economista bilbaíno, diplomado en la Universidad de Stanford (USA), lleva escribiendo casi cuarenta años. Sus artículos han aparecido en la mayor parte de los diarios españoles, en la revista italiana Terzo Mondo y en el periódico Noticias del Mundode Nueva York.

Enrique Arias Vega

Periodista y economista bilbaíno, diplomado en la Universidad de Stanford (USA), lleva escribiendo casi cuarenta años. Sus artículos han aparecido en la mayor parte de los diarios españoles, en la revista italiana Terzo Mondo y en el periódico Noticias del Mundode Nueva York.

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