Paso calurosa jornada en Salou, realizando labores en el edificio «Alba» de la calle del Sol, que mi difunto padre construyera hace 40 años. Todo son recuerdos de él y de mis abuelos, que pasaban largas estancias.
En lo alto, el estudio «El Camarote», un remedo del interior de velero que mi padre se construyó con los materiales más inverosímiles, junto a una terraza-solárium.
A pocos metros, la vía de los trenes, con sus bramidos consuetudinarios. Recuerdo los convoys que pasaban de madrugada: parecía que te pasasen por encima de la cama…